El reto está en la prospectiva, no en la tecnología.
Acontecimientos recientes generan preocupación e incertidumbre en el entorno jurídico de nuestro país. Por un lado, una pandemia que nos tomó por sorpresa a todos, incluidos los abogados, y por otro lado, el constante pisoteo al Estado de Derecho por parte del gobierno y las autoridades de nuestro país.
Es un hecho que uno de los mayores retos que enfrenta la abogacía en México actualmente se llama “Estado de Derecho”. Reconocidos juristas mexicanos como el exministro José Ramón Cossío y la Dra. Patricia Olamendi coinciden en que los abogados debemos enfrentar los retos de la abogacía desde dos puntos, el primero de ellos en lo individual, es decir, tomando en cuenta las necesidades y los intereses de nuestros clientes, y segundo, el colectivo, privilegiando y luchando en todo momento por un verdadero Estado de Derecho.
Para poder atender de forma práctica los retos desde estos dos puntos de vista –colectivo e individual–, lo primero que debemos es analizar y madurar el entorno a nivel global y por supuesto el entorno en nuestro país.
Sobre el particular, para realizar este análisis desde un punto de vista jurídico y enfrentar la nueva realidad de la abogacía, lo que debemos hacer es un ejercicio de prospectiva jurídica, y, para ello, me gustaría exponer primero lo que es la prospectiva. La OCDE define a la prospectiva como: “el conjunto de tentativas sistemáticas para observar a largo plazo el futuro de la ciencia, la tecnología, la economía y la sociedad con el propósito de identificar las tecnologías emergentes que probablemente produzcan los mayores beneficios económicos y/o sociales.”.
Ahora bien, si hablamos de prospectiva jurídica, esta podría ser definida como el estudio de las causas técnicas, científicas, económicas y sociales que aceleran la evolución del derecho en la actualidad. Es decir, el estudio de los escenarios futuros traídos al tiempo actual para conocer cómo debemos prepararnos y cómo es que dichos escenarios pueden impactar en la sociedad desde un punto de vista jurídico.
Al respecto, la metodología de prospectiva jurídica a seguir pudiera ser compleja, pues es fusionar la ciencia de la propia prospectiva con la ciencia del derecho. Varios especialistas en prospectiva y reconocidos consultores como “OPINNO”, recomiendan hacerlo desde 5 pasos. El primero de ellos identificando las áreas y tendencias relevantes, en un segundo punto recomiendan el hacer este ejercicio rodeado de verdaderos expertos, el tercero aterrizando diversos –posibles– escenarios futuros, el cuarto determinando los retos y el quinto –el cual resalto como más importante–, elaborar un plan de acción.
Si los abogados hoy en día sabemos cuáles son los retos, por un lado individuales y por otro colectivos, ahora la pregunta sería: ¿cómo enfrentarlos a través de la prospectiva jurídica?
En contexto, lo mas importante es aplicar la metodología previamente señalada, la cual nos puede arrojar diversos escenarios, estos pueden ser positivos o pueden ser negativos, pero esta propia metodología aplicada correctamente nos dará las herramientas y los elementos para prepararnos realmente hacia futuros inciertos y que pudieran ser, en contexto, escenarios negativos.
Por un lado ya tenemos el “cómo”, pero falta el “quién”. Otro de los aspectos que quiero destacar es el tema del liderazgo que se requiere para enfrentar los retos de en la abogacía. Hoy más que nunca los despachos, el gobierno y las autoridades, requieren de líderes que puedan atender las dificultades y las necesidades del sistema jurídico mexicano y las de nuestros clientes. Estos líderes deben ser visionarios, saber anticiparse en los momentos claves, tener hambre de conocimiento, ética en su actuar y una de las características más importantes, saber colaborar en conjunto.
Por otro lado, los abogados no podemos dejar de lado el tema de tecnología, en lo individual es claro que la transformación digital ha jugado un papel importantísimo en los últimos años, como abogados, vemos que nuestros clientes transitan de forma acelerada en la aplicación de nuevas tecnologías para la optimización de sus recursos y la automatización de procesos, entre muchas otras. Pero, ¿y qué nos dice esto? Pues bien, es claro que lo que nos dice es que existe una importante tendencia tecnológica a nivel global y que los problemas que tendremos que atender o que ya estamos atendiendo, así como la asesoría, consultas y cuestiones del día a día tienen que ver con tecnología. Es por ello la importancia que los abogados realmente conozcamos cómo es que funcionan las nuevas tecnologías, sepamos cual es el alcance y valor de las mismas, y , por que no, las adoptemos como nuestros nuevos aliados y socios de negocio.
Muchas de las preocupaciones de los profesionales del derecho sobre el entorno jurídico actual, es la posibilidad de que los abogados sean reemplazados por la tecnología, y aunque si es una reflexión que amerita un profundo y serio análisis, la realidad es que una ciencia social y humana como lo es el derecho difícilmente será reemplazada por la tecnología. No obstante, lo que sí es una realidad, es que hay funciones que hoy en día realizan los profesionales del derecho y/o sus colaboradores, que pueden ser automatizadas y que sin duda serán sustituidas por la tecnología.
En razón de lo anterior, el tema de prospectiva jurídica cobra sentido y relevancia, pues si como juristas tomamos en cuenta esta ciencia y utilizamos su metodología para prepararnos y formarnos, no tendremos que esperar a ser reemplazados, pues iremos un paso delante de las circunstancias que tememos y, sin duda, habremos tomado mejores decisiones en todos los sentidos, representaremos una ventaja competitiva frente a nuestros competidores y tendremos las herramientas que nos permitan buscar y conseguir ese verdadero Estado de Derecho del que tanto se carece en nuestro país y el cual, sin duda, es un elemento fundamental para el bienestar social y humano.
