foro jurídico Derechos de las personas con discapacidad

El umbral entre la invisibilidad y los censos

Es secreto de corredor el que el INEGI en su censo de 2020 dado a conocer en enero de este año, fundió datos de personas con discapacidad y personas que transitaban temporalmente por alguna “dificultad”, la importancia de los números en cuanto a grupos vulnerados no ha sido vislumbrada por dicha institución. Qué se necesita saber mínimamente en cuanto al grupo de personas con discapacidad y por qué, será motivo de estas líneas.

La información es poder

Parece una frase trillada de esas que se utilizan en las películas hollywoodenses, pero su significado es más profundo de lo que se querría admitir.

Desde luego que la información es poder y los gobiernos lo saben bien; con información pueden crearse políticas públicas, programas, nuevas direcciones o incluso instituciones; conocer cómo está el termómetro social para la creación o modificación de leyes, y más; es decir, realmente la información proporciona poder, el poder de decidir mejor y con una base cimentada en la realidad social.

Dicho esto, pensemos colectivamente: ¿qué le hace falta a los datos de INEGI respecto de las personas con discapacidad? De inicio hay que decir que los datos proporcionados son ambiguos, al realizar la fusión entre discapacidad y “dificultad para…” se elevaron las cifras y se le restó importancia a la sumatoria real de uno y otro grupo.

Aunado a lo anterior, y de la mano con la ambigüedad, no se logra del todo que un ciudadano no experto logre acceder a toda la información, ¿se tienen registros por Estados? Sí, pero no por municipio; ¿se tiene conteo de cuánta deserción escolar tienen las personas con discapacidad y su fuente? No; ¿se tienen datos nacionales, estatales y municipales integrales respecto de los cuidadores de las personas con discapacidad? No; ¿se informa respecto de cuántas personas con discapacidad tienen o no apoyo gubernamental nacional? No; ¿hay información respecto de la movilidad de las personas con discapacidad? No.

La lista es larguísima porque los déficits lo son, esto merma la creación adecuada de todo cuanto se debe a este grupo vulnerado, empezando por la inclusión y la visibilización real (no tokenismos políticos).

Las cifras en penumbra

Todos los datos que desearíamos conocer respecto de las personas con discapacidad permanecen en un limbo y orillan a las entidades federativas a buscar crear patrones ya sean estatales o municipales respecto de la situación de este grupo, y eso cuando hablamos de gobiernos que realmente se preocupan por conocer esta situación.

Se hace menester contar con datos estatales, municipales y de comunidad, porque la organización política de nuestro país también lo exige.

En Tlaxcala no contamos, aún, con un censo estatal actual que muestre cómo se encuentra la situación integral (en todos los ámbitos) de las personas con discapacidad; tenemos datos globales nada más. Además, en Tlaxcala, se ha olvidado durante cada sexenio a los cuidadores primarios no profesionales; aquellos familiares que permanecen al lado de la persona con discapacidad para los cuidados diarios necesarios; ellos no reciben apoyo alguno y se relegan a cuidar y apoyar a su familiar.

El gobierno actual en Tlaxcala tiene en sus manos una oportunidad enorme para reestructurar y proporcionar oportunidades reales a las personas con discapacidad; la gobernadora ha mencionado que es parte de sus compromisos atender la situación.

En consecuencia, se espera que además de sopesar la viabilidad de otorgar apoyos económicos a los cuidadores primarios, también se considere una reforma a la legislación civil para hacerla acorde a la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, ya que actualmente las figuras como la tutela, la curatela y el estado de interdicción son INCONVENCIONALES. La lista de lo que se les debe a las personas con discapacidad es larguísima y no incluye un cien por ciento de asistencialismo sino un total de inclusión y empoderamiento con todo lo que ello implica.

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