En septiembre del 2018, casi 70 años después de su concepción ante la Organización Internacional del Trabajo; México ratifica el convenio 98 de la mencionada Organización, el cual es depositado en noviembre de ese mismo año en Ginebra, Suiza.
¿Por qué México tardó 70 años en ratificar este convenio?, resulta imperante mencionar que dicho convenio internacional habla principalmente de libertad sindical, enuncia pautas que buscan asegurar la genuina democracia en el interior de las organizaciones sindicales, léase; libertad de los trabajadores para elegir a sus líderes. Recordemos también que una de las directrices de la pasada reforma al artículo 123 constitucional publicada en febrero de 2017, en la fracción XX Bis, menciona entre otros detalles que “el voto de los trabajadores será personal, libre y secreto…”, más de una de las Confederaciones de la vieja guardia tembló al leer esta disposición en la reforma. Consideremos también la presión internacional, México era el único de los tres países de América del Norte que no había ratificado el multicitado convenio y si pretendíamos negociar un nuevo tratado de libre comercio, deberíamos estar equiparados a nuestros vecinos del norte.
Ahora bien, todo lo anterior suena muy alentador y solemne cuando lo ponemos en papel, pero… ¿qué implicaciones políticas y laborales guarda la ratificación de este convenio y la reforma al artículo 123 en materia colectiva?, bien, pues ya hemos vivido el primer adelanto del que podría ser un conflicto a nivel nacional por el control de los gremios Sindicales, analicemos, ¿qué acaba de ocurrir en Matamoros, Tamaulipas?, la mayoría de las empresas maquiladoras estallaron en huelga, ¿debería esto preocuparnos al resto del país?… Pues claro que sí, hay situaciones geográficas y políticas que consolidaron que el primer esbozo lo viéramos en Tamaulipas, pero no perdamos de vista los factores que orillaron a este conflicto; para empezar, nuevamente se rompió la homologación del salario mínimo para todo el país, marcando una diferencia para la zona fronteriza del norte ¡y vaya que diferencia!, estamos hablando de un incremento del 100% a comparación del año 2018. Resulta oportuno mencionar que, la mayoría de los Contratos Colectivos en las maquiladoras del norte del país, contienen una o varias cláusulas cuyos incrementos están indexados al porcentaje en el que aumente el salario mínimo, ¿vamos comprendiendo que hizo estallar la bomba?. Cuando es notificado un pliego petitorio a una empresa, se valúa financieramente su impacto en caso de que las solicitudes fueran otorgadas tal cual son requeridas, por salud financiera, la Empresa realiza un costeo de los parámetros que puede otorgar a efecto de conservar la salud económica de la misma, ¿un incremento del 100% en el salario de todos los trabajadores de una maquiladora?, ¿así como el de una o varias prestaciones indexadas?, no hay que ser experto en finanzas para adelantar que podría impactar negativamente en la estabilidad de una Empresa.
Bien, pues ya hemos hablado del factor geográfico y monetario que avivo el surgimiento de este conflicto colectivo, debemos considerar el tercer y más preocupante factor; el político. No olvidemos que, la mayoría de las confederaciones pertenecen, son controladas o cuando menos guardan alguna afinidad con la vieja guardia y nos encontramos inmersos en una era de grandes cambios políticos, resulta evidente que la mencionada afinidad no es para el actual Gobierno Federal. Cabe resaltar también, que existen agrupaciones que guardan conflicto con las añejas confederaciones, que siempre han anhelado su independencia y que están encontrando en el nuevo Gobierno, una oportunidad para entrar en funciones y desestabilizar a sus enemigos. Lo preocupante es, ¿será el tiempo en el que finalmente las agrupaciones Sindicales vean materializada su democratización?, ¿o simplemente fungirán como una moneda de cambio para negociaciones políticas?