Pues resulta ser que la Cámara de Diputados si esta pisando el acelerador con el compromiso de emitir Dictamen relativo a la Reforma Laboral, sin embargo, resulta triste pensar que esta celeridad no ha obedecido a interés nacionales, si no extranjeros, demostrando la falta de agallas de la actual legislatura.
Es el caso que la semana pasada, la congresista demócrata Nancy Pelosi, lanzó declaraciones acerca de la supeditación de la ratificación del TMEC por parte de los Estados Unidos hasta que México cumpliera con el compromiso estipulado en el capítulo de Justicia Laboral del mismo.
Es imposible dejar de preguntarnos, ¿por qué le interesa a los Estados Unidos el desarrollo de nuestra Justicia Laboral? Y la respuesta es que al menos en el factor impartición de la Justicia cotidiana, no le importa absolutamente nada, sin embargo, resultaría atinado deducir que la situación actual de producción de nuestro vecino del norte ha estado en picada, no perdamos de vista que uno de los principales discursos del actual presidente estadounidense lo era el de devolver los empleos “robados” por los latinos a sus nacionales, estimando este país que la tendencia de preferir los empresarios y productores estadounidenses mudar sus procesos y maquilas a nuestro país obedece únicamente al costo menor que representa en comparación a realizarlos en su propio país, estimando a sus vez que esta brecha se va cerrar con el simple hecho de que se vea materializada la Reforma Laboral… tristemente, nada más alejado de la realidad.
Es así, que los congresistas estiman que, una vez aprobada la Reforma Laboral, las Empresas Norteamericanas van a regresar corriendo a su país. Para bien o para mal, eso esta muy lejos de suceder. Políticamente, argumentan que su interés en que México apruebe sus cambios en su legislación del trabajo obedece a la defensa de la democracia, en este caso la democracia sindical, ya que asumen que nuestra ratificación del convenio 98 de la OIT va a funcionar como por arte de magia y se van a terminar espontáneamente las extorciones sindicales, tanto hacia los trabajadores como hacia los patrones, pues nuevamente, nada más alejado de la realidad… el someter estas determinaciones a una velocidad tan cronometrada por la agenda comercial y política únicamente va a ocasionar un conflicto colectivo interno en las Empresas, lo que podemos constatar gracias a la constante aparición de nuevos frentes colectivos, tanto en el sector público como el privado. Resulta atinado adelantar que podríamos confundir “libertad sindical” con “libertinaje sindical”, lo que desafortunadamente va a acarrear más desacuerdos que puntos de encuentro.
Otro argumento falaz de parte de nuestro vecino del norte, es el de su interés por brindar a los mexicanos mejores salarios, que efectivamente a comparación de Canadá y Estados Unidos son muy precarios, sin embargo, si bien es necesario impulsar y motivar el alza del salario mínimo, este se tiene que hacer de manera pausada, si bien haciendo un esfuerzo todos los sectores en el incremento del porcentaje, este debe ser guardando el equilibrio en la estabilidad financiera de las empresas, especialmente las nacionales pequeñas y medianas que son las que otorgan la mayor cantidad de empleos en nuestro país. Prueba de lo anterior es el conflicto que apenas esta viendo su finalización en Matamoros, se evidenció que el aumento súbito y espontáneo del salario mínimo golpea a la planeación financiera de las empresas y desafortunadamente son los trabajadores los que terminan sufriendo las consecuencias.
Es así que, San Lázaro ha emitido una determinación sin hacer mayores acotaciones a la subcontratación, prácticamente dejándola como estaba y realizando cambios no sustanciales en los temas colectivos, emitió una determinación presionada, ágil y veloz, sin un estudio enriquecedor, buscaba únicamente deshacerse del problema y trasladárselo a alguien más, decepcionante…
