Algunas cuestiones se han dicho de las vacunas a los médicos particulares y la negativa del Presidente a brindarla, ¿es justo la negación de la vacuna bajo el argumento de que ellos pueden esperar? ¿Por qué sería justo que los médicos que no laboran en instituciones públicas no sean vacunados? ¿Es menos valiosa su labor que la de aquellos en servicio público? A primera vista estas preguntas podrían ser coloquiales, pero tienen un trasfondo más allá que exige retomar algunas cuestiones de lo que consideramos como lo «justo».
La idea de la justicia y el telos aristotélico
En estos tiempos parece que si preguntamos ¿qué es la justicia? Muchos podrían decir que justicia es «un principio moral», otros dirán que es «dar a cada quien lo que merece», o que es «una cualidad de lo justo», o quizá haya quien mencione que la justicia es lo que el señor presidente diga que es, dependiendo del humor con el que se haya levantado para tal cuestión. Sin embargo, tenemos a un gran filósofo al que podemos acudir en busca de alguna respuesta a lo que podría ser justicia, de lo que podría ser lo justo: Aristóteles.
Para Aristóteles la justicia es teleológica, es decir, para definir los derechos se ha de determinar el telos (el propósito, fin o naturaleza esencial) de la practica en cuestión (en esta ocasión nos referimos al hecho de que se vacune a TODOS los médicos por igual), pero además de ello la justicia también es honorífica, o sea, al razonar sobre el telos de una práctica se debe razonar o discutir sobre qué virtudes debe honrar y recompensar.
Lo que Aristóteles dice con los dos puntos anteriores es que para determinar la distribución justa
de un bien hemos de indagar cuál es el telos, o propósito, del bien que se va a distribuir.
Bajo estos argumentos, ¿cuál es el propósito de vacunar al personal de salud? Desde luego que no es seguir aplaudiendo la labor del presidente para traer las vacunas al país, ¿cuál es entonces el telos del asunto?
El telos de la vacunación
Suponemos la mayoría que el propósito de la vacunación al personal de salud es proteger su vida ¿es acaso su vida más valiosa que la de la demás población? No, el argumento ahí es, evidentemente, que ellos se encuentran en la primera línea de afectación, son quienes cuidan de la salud de la población que ha contraído o puede llegar a contraer COVID-19.
Luego entonces, ¿por qué no vacunar al personal de salud privado? ¿ellos no cuidan la vida de pacientes con el virus? ¿ellos no ven expuesta su vida? ¿su labor es menos valiosa que la del personal en instituciones públicas? Desde luego que necesitan ser vacunados, su vida y su labor no es menos valiosa, si el propósito a cumplir es proteger su vida porque ellos protegen la nuestra, en consecuencia, es menester que se les aplique la vacuna sin importar que sean o no personal de instituciones privadas.
El presidente ha dicho que deberán esperar su turno con la demás población, y el argumento que sustenta su dicho es prácticamente un “porque lo digo yo”.
Nos encontramos pues ante un asunto injusto, discriminatorio y sin bases que lo puedan cimentar. Si las cuestiones aristotélicas no son del agrado del lector para “medir” la injusticia de la que hoy hablamos puede acudir a otros grandes: Sen, Nozick, Rawls, Arednt, Nussbaum, y otros tantos más, les aseguramos que por donde lo lea se trata de la misma situación injusta, como lo que prima en la mayoría de decisiones presidenciales… ¿es posible que a nuestro presidente no le interese las cuestiones de la justicia? O ¿sólo le interesa las cuestiones que, desde su visión, son justas? Tal como ha ocurrido con la defensa férrea que ha hecho del señor candidato a gobernador. Júzguese lo que se estime conveniente.
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