Cuando Alejandro Dumas inmortalizó el mítico grito de guerra de los Tres Mosqueteros “Uno para todos y todos para uno”, cimentó las bases de la filosofía tradicional de la importancia de la lealtad, el esfuerzo y el trabajo en equipo, estos ingredientes fueron los que llevaron a nuestros emblemáticos personajes a sus aventuras. Y, en pleno siglo XXI esta frase no podría cobrar más sentido en el ámbito de la procuración y administración de justicia.
En ese sentido, tanto la Fiscalía General de la República , las Fiscalías locales, el Poder Judicial Federal y los Poderes Judiciales de las entidades federativas como organismos constitucionalmente autónomos se ciñen a lo que expresamente les manda la constitución, sin embargo, no están solos en esta ardua labor que se les encomienda. Para sacar los casos a buen puerto, la autoridad es acompañada por las víctimas, quienes son las más interesadas en que el caso se resuelva y se llegue a la reparación del daño, pero, si nos vamos a la estadística, la cifras son demasiado desfavorecedoras para la autoridad.
En el informe “Los mexicanos frente a la corrupción y la impunidad 2020”, elaborado por la organización Mexicanos contra la corrupción y la Impunidad (MCCI), revela que, de los encuestados 67% dice que hay “mucha” corrupción en el Ministerio Público, esta es una cifra preocupante sobre todo porque la fiscalía es de las instituciones en donde solemos tener mayor contacto, y a la que le deberíamos de tener más confianza, esto tomando en cuenta que, de acuerdo al artículo 21 de la Constitución General, es en esta en la que se deposita la facultad de perseguir delitos y ejercer acción penal.
Pese a ello, en las fiscalías y procuradurías del país aún hay Ministerios Públicos con gran vocación de servicio que, acompañados de las víctimas, agotan todos los medios legales para continuar con la investigación. Solo que, a grandes avances -sobre todo en casos de alto impacto social en donde se busca un bien colectivo- el antagónico cree poder utilizar su poderío económico para intentar amedrentar a la autoridad, no cumplir la Ley e incluso obstruir a la justicia.
Por ejemplo, actualmente la Fiscalía de la Ciudad de México, se encuentra investigando a la empresa mexicana Farmacias del Ahorro por el derribo ilegal de árboles en sus sucursales para construir cajones de estacionamiento. El caso no hubiera llegado a una investigación formal sin la ayuda de los vecinos quienes denunciaron en redes sociales esta práctica por parte de la farmacéutica, esa pequeña gran acción generó que las organizaciones TOJIL, Los Supercívicos y MCCI presentaran una denuncia por el delito ambiental del derribo de árboles, estas, han buscado que directivos y apoderados contribuyan a la investigación, pero la empresa ha realizado una serie de actos que frenan el avance del caso.[1]
Realmente considero que, en este y otros asuntos, empujar las investigaciones y respaldar el buen actuar de las autoridades es tarea de todos, así como hacer equipo con las autoridades sin perder el rigor en la investigación es la mejor opción para lograr el éxito en los casos. Dumas, tiene razón, un solo Ministerio Público puede hacer muy poco, pero cuando se une y se fortalece con las víctimas puede llegar a desentrañar el asunto.
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[1] Comunicado de prensa “Farmacias del Ahorro obstaculiza investigación por derribo de árboles en sus sucursales”