En 2018, el Centro Internacional de Solución de Controversias de Inversión (CIADI), una organización del Banco Mundial que administra los procedimientos de resolución de disputas entre inversores internacionales, registró 56 casos, frente a tres que se presentaron 22 años antes, en 1996. Antes de 1997, el CIADI nunca había registrado más de cuatro arbitrajes en un solo año; pero desde 2011 ha registrado al menos 38 cada año.
En medio de la rápida proliferación del arbitraje existía la creencia de que la resolución privada de disputas frente a un árbitro aceptado por ambas partes no solo producía resultados más predecibles que los litigios comerciales, sino que también ofrecía ventajas sustanciales en la duración y costos de los arbitramentos.
Sin embargo, en los últimos años, esas ventajas se han ido desvaneciendo. Las partes involucradas en asuntos de arbitraje de alto riesgo y complejidad buscan hoy mayores protecciones a través del debido proceso[1] y el descubrimiento de evidencias, lo que disminuye la posibilidad de resoluciones rápidas. Además, como cada arbitraje es único, y sus términos se determinan por los hechos y las partes en disputa, no existe un mecanismo estandarizado para controlar los crecientes costos y la duración de los procesos.
¿Pueden los arbitrajes realmente apoyarse en la tecnología?
Para mejorar la eficiencia del arbitraje, muchos en la comunidad de abogados están recurriendo a la tecnología, que ha probado ser una solución eficaz en casi todas las industrias. Una gran cantidad de soluciones de software –algunas ya en el mercado y otras que están por lanzarse– prometen agilizar casi todas las fases del proceso de arbitraje, desde la selección de un árbitro hasta el cálculo de los daños.
Sin embargo, la nueva tecnología puede resultar valiosa, pero parece que probablemente no se traducirá en tantos ahorros de costos como los obtenidos en industrias como la manufacturera y los servicios financieros. Algunos árbitros experimentados, aunque ansiosos por ver qué puede hacer la tecnología, expresan mucho escepticismo sobre su verdadero potencial.
«Me encantaría que la tecnología pudiera ayudarnos a nosotros y a los tribunales», dijo Santiago Dellepiane, co-director de BRG para la práctica de Daños Económicos de la firma. «Pero sé que, al final del día, la interpretación y el juicio humano es lo que verdaderamente impulsa el proceso de arbitraje». Esto se debe en parte a la especificidad de los casos, dijo Dellepiane, y al hecho de que, «incluso en teoría, no existe una solución tecnológica a la medida que se pueda implementar de manera confiable».
Para los líderes empresariales que han llegado a preferir el arbitraje a los litigios, es importante comprender las opciones tecnológicas en desarrollo. Algunas soluciones pueden ayudar a cumplir la promesa original de lograr resoluciones más rápidas, más baratas y más satisfactorias. Otras pueden no cumplir esa promesa, aunque resulten útiles en circunstancias limitadas.
¿Inteligencia artificial y arbitraje?
Como en casi todos los rincones del mundo empresarial, la tecnología con el mayor potencial para cambiar radicalmente el arbitraje internacional podría ser la inteligencia artificial (IA). Con su capacidad para replicar y aumentar las habilidades cognitivas humanas, automatizar tareas simples pero que consumen mucho tiempo y procesar cantidades masivas de datos, la IA ofrece el potencial para ayudar a gestionar casos y diagnosticar ineficiencias en el proceso de arbitraje.
Por ejemplo, la IA podría ayudar a las partes en una disputa a elegir a su árbitro examinando los registros de miles de candidatos en casos similares. Podría recomendar la redacción de sugerencias para cláusulas de arbitraje, ayudando a clientes y abogados a eliminar errores, identificar puntos ciegos y garantizar que sus intereses estén protegidos.
La propuesta de valor fundamental de la IA radica en su capacidad para agilizar las tareas administrativas mientras libera a los árbitros y abogados para que se centren en las partes del proceso que requieren la mayor cantidad de juicio humano: evaluar los hechos, construir argumentos y deliberar para determinar los resultados.
«El potencial de disrupción es inmenso», dijo Lucas Bento, asociado sénior de Quinn Emanuel Urquhart & Sullivan, quien está escribiendo un libro sobre marcos éticos para la IA. Bento señala que los abogados han utilizado tecnologías con elementos de inteligencia artificial como Westlaw, LexisNexis y Google durante años. Pero él y otros expertos creen que ha llegado el momento de explorar seriamente el uso de la tecnología en todo el proceso de arbitraje para, entre otras cosas, mejorar la eficiencia y reducir los costos.
«Este es el momento perfecto para experimentar, particularmente con la tecnología», dijo. «Una de las grandes ventajas del arbitraje es que se basa en el consentimiento de las partes y, por lo tanto, salvo cualquier cosa contraria a las leyes o políticas aplicables, las partes son libres de diseñar el método y el proceso para resolver sus disputas».
Caso práctico sobre el uso de tecnología en el arbitraje internacional
Kathleen Paisley, árbitro de Ambos Law en Bruselas, Londres y Nueva York, también ve un gran potencial para la tecnología en el arbitraje internacional. Ella tiene un puesto dentro del equipo de trabajo sobre daños del Consejo Internacional para el Arbitraje Comercial (ICCA) y la Sociedad Americana de Leyes Internacionales (ASIL)[2], creada en diciembre de 2016 para «abordar un tema de particular importancia, pero que a menudo se pasa por alto en el campo del arbitraje internacional: la cuantificación de los daños».
En abril de 2018, durante el Congreso de ICCA en Sídney, el grupo de trabajo presentó el prototipo de una aplicación de daños basada en la web. La herramienta, que debutó a fines de 2019 y está disponible de forma gratuita, fue diseñada para proporcionar a los árbitros y profesionales un enfoque coherente para determinar los daños.
La ICCA explica que “la aplicación mapea de manera integral e interactiva los diversos conceptos y problemas legales, financieros y de políticas que surgen en los daños. Aprovechando las ventajas de la tecnología, la aplicación permite a los usuarios navegar entre estos diferentes conceptos de daños y visualizar cómo se vinculan y se relacionan entre sí».
Paisley señala que el lanzamiento de esta herramienta coincide con un cambio reciente en la forma en que los árbitros ven los daños. «Los árbitros están adoptando un enfoque más sofisticado y práctico para los daños», dijo. «No siempre esperan hasta el final del proceso de arbitraje para considerar los daños; son más proactivos durante todo el proceso». La nueva aplicación podría ayudar a esos árbitros y crear un campo de juego más nivelado al proporcionar a los árbitros y profesionales un enfoque consistente y sólido para determinar los daños.
La aplicación no hace cálculos: la idea es proporcionar un mapa que ayude a asegurar que los árbitros no pierdan de vista algunos problemas o que no tengan los datos que necesitan para proceder.
«Dadas las complejidades en las valoraciones en cuestión en los muchos casos en los que he participado como árbitro, ninguna aplicación puede proporcionar las respuestas», dijo Paisley. «En cambio, nuestro objetivo era proporcionar un recurso que permitiera a todos los involucrados en el proceso centrarse en las preguntas clave sobre los daños y proporcionar a los árbitros la información y la experiencia que necesitan para responderlas de manera sólida».
El grupo de trabajo de ICCA-ASIL nunca se planteó la posibilidad de proporcionar respuestas a los procesos con la tecnología. Esa es la parte que siempre, inherentemente, dependerá de los hechos de cada disputa, los negocios de las partes y los contextos en los que operan. Intentar normalizar factores en constante cambio –como el contexto de la industria, la dinámica competitiva y los factores geopolíticos– de una manera que una computadora pueda entenderlos es casi imposible.
«Existe la tentación de estandarizar aspectos del arbitraje», dijo Dellepiane. “Pero nada reemplazará la comprensión del negocio o la comprensión del concepto de riesgo en circunstancias individuales y específicas. De hecho, los tribunales reconocen esto, y lo que vemos son reconocimientos cada vez más profundos sobre las particularidades que los llevaron a tomar sus decisiones”.
La gente impulsa el proceso de arbitraje
Finalmente, David Saunders, otro experto de BRG, señaló tres componentes clave de los arbitrajes que nunca serán reemplazados por la tecnología: los árbitros, el abogado y los testigos. «La tecnología ayudará a los expertos, pero es poco probable que los humanos puedan ser reemplazados por la tecnología».
Esto no significa que Saunders piense que la tecnología no es importante. Él espera que se use más la tecnología para administrar, analizar y presentar documentos en procedimientos de arbitraje. Y también ve un lugar para la inteligencia artificial. «Probablemente habrá avances que conducirán a mejores sistemas de reconocimiento de voz en las audiencias para que las traducciones y transcripciones sean más eficientes», dijo.
A medida que surjan nuevas aplicaciones y herramientas como estas, podremos esperar muchos desarrollos nuevos, mucha experimentación y algunos avances.
Este artículo se publicó originalmente en el blog corporativo de BRG: https://www.thinksetmag.com/issue-7/ai-may-not-be-the-future-of-international-arbitration
[1] El debido proceso es una garantía procesal que debe estar presente en toda clase de procesos, no sólo en aquellos de orden penal, sino de tipo civil, administrativo o de cualquier otro.
[2] https://www.arbitration-icca.org/projects/ICCA-ASIL-Task-Force-on-Damages.html