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Adiós 2022

La Máquina del Tiempo Musical

Esa incansable búsqueda personal de la verdad, ese ejercicio permanente del ser humano por comprender el origen de las cosas, recibe muchas injerencias, influencias y someten la conclusión a criterios que pueden afectar la objetividad del resultado.

En el mundo de las verdades a medias, la reflexión inicial demuestra que no existe una única explicación para las cosas. Mejor aún, a nivel intermedio, se comprende que cuando menos dos historias pueden explicar un mismo hecho.

A nivel avanzado, caemos en la comprensión que cada cabeza es un mundo, que cada persona tiene una visión de las cosas, y por ende, una explicación para ellas. Las redes sociales y los actuales sistemas de comunicación digital masiva amplifican esos mensajes surgidos desde la visión unilateral de los ciudadanos del mundo, teniendo como consecuencia la democratización de la discusión en la red de nuestras opiniones.

Sin embargo, las opiniones no son igual a información científica. Las primeras son todas válidas, las compartamos o no.; las segundas solo son ciertas o falsas, en función del contexto donde son planteadas. Esa incansable búsqueda personal de la verdad, ese ejercicio permanente del ser humano por comprender el origen de las cosas, recibe muchas injerencias, influencias y someten la conclusión a criterios que pueden afectar la objetividad del resultado.

Sorprende más comprender que este fenómeno no es nuevo, y para distinguir precisamente la diferencia entre una opinión y un hecho natural o su explicación científica, la ciencia llegó a la humanidad, con un criterio riguroso, haciendo un esfuerzo por blindar sus resultados de los intereses y pasiones humanas. Explicar por qué llueve tiene más que ver con una explicación científica vinculada íntimamente al ciclo natural del agua en la tierra, y su interacción con el sol, la humedad, las nubes, la tierra, el ciclo de la tierra, sus características físicas y otros elementos similares.

En otros tiempos, donde la ciencia no estaba presente como ahora la conocemos, justificar la lluvia pasaba por la voluntad de alguna deidad divina, por el capricho de algunos dioses, o como una bendición a nuestro comportamiento.  En sentido opuesto, la ausencia de la misma también era explicada como un castigo divino o algo parecido. Parece que el ser humano vive en una costumbre cíclica de retornar sus orígenes a sus visiones del pasado, sin considerar que los problemas actuales de la humanidad han existido desde siempre, solo es el contexto el que cambia.

Desde que aprendimos a manipular a la ciencia para justificar el interés de las personas, entramos en un mundo tan oscuro como el existente en la Edad Media. En efecto, en su momento, la industria tabacalera mundial logró pagar y ofrecer muchísimos estudios científicos para difundir la idea de que no se podía demostrar que el consumo de tabaco estuviese asociado al cáncer.

Esa mentira y esas pruebas científicas a modo, lograron que la industria del comercio del tabaco y sus ganancias no sufrieran merma alguna.  Sin embargo, el paso del tiempo puso de nuevo todo en su lugar, lástima que para ello millones de personas tuvieron que morir.   Similar cuestión sucedió con el uso de teflones en sartenes y otros ejemplos que han quedado documentados en numerosos litigios legales, que ahora retoman impacto gracias a que muchos han sido llevados a series, películas y documentales.

Vivimos en la época más informada de la historia de la humanidad, y al mismo tiempo, en la que más desinformación diaria se genera. Cerramos 2022 con un ejército de drones, bots y entidades programadas para poder amplificar e intentar manipular la opinión de masas en redes, hacia donde sea el interés de quien las postula.  Esto ha generado que este año se cierre la compra más grande de una red social por parte del multimillonario Elon Musk, buscando tener el control de uno de los más importantes medios de comunicación de los políticos de todas las naciones.

Así, todo es cuestionado, todo es debatible, todo es incierto, toda información puede o no ser.   Recibiremos 2023 con un protagonismo nunca antes visto de los discursos en redes que llevarán a millones de personas a la confusión y al descrédito. Pareciera que así como nos lavamos los dientes y dormimos para descansar diariamente, deberemos de adoptar el hábito de verificar todo lo que leemos, ante el mundo de información en la cual navegamos.

Recibiremos 2023 con un protagonismo nunca antes visto de los discursos en redes que llevarán a millones de personas a la confusión y al descrédito.

Despedimos 2022 con la esperanza del fin de la pandemia, con el regreso paulatino a la normalidad y con la amenaza de que una nueva cepa cause estragos en nuestra sociedad, como ya se está observando en China. Deseamos de corazón que sobre todas las noticias, causas y expresiones que existan en nuestro mundo personal, se anteponga el humanismo, ahora más que nunca, donde el mundo se debate en una posible guerra a gran escala. Con los ánimos a punto de desbordarse, deseamos que 2023 sea principalmente un año de paz, cordura y sentido común, donde se pueda construir en el diálogo, el debate de nuestras diferencias, sin caer en el triste y fatídico ejercicio de la guerra.

Paz, armonía y felicidad para los suyos.  Nos leemos en 2023.

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