El 18 de noviembre de 2020, de manera conjunta, diversas entidades involucradas en la implementación de la Reforma Laboral, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) como las más destacables, ofrecieron una transmisión en vivo a través de diversas plataformas y redes sociales, a efecto de marcar este día como el inicio en la implementación de el nuevo sistema de impartición de justicia laboral.
Es de resaltar que existen diversas entidades federativas que han realizado un esfuerzo titánico para llevar a cabo los mandamientos de la Reforma Laboral emitida en mayo del año pasado, designando recursos humanos, financieros y tecnológicos para el traslado de la impartición de la justicia laboral del Poder Ejecutivo (Juntas de Conciliación y Arbitraje) a nuevos Tribunales Laborales administrados por el Poder Judicial. El anuncio de esta primera etapa comprende ocho entidades federativas, las cuales son: Durango, Zacatecas, San Luis Potosí, Estado de México, Chiapas, Tabasco, Campeche e Hidalgo (este último únicamente para lo correspondiente al ámbito federal).
Doctrinalmente es un cambio sumamente positivo que la impartición de la Justicia Laboral vaya a estar en manos del Poder Judicial, sin embargo, el cambio no será fácil, esta autoría ya detecta diversas problemáticas en la primera línea de batalla. La semana pasada, a manera de ejemplo, las Juntas de Conciliación y Arbitraje en el Estado de México, en congruencia a todo lo anteriormente mencionado, emitían boletines laborales que enunciaban la última fecha y hora en que la oficialía de partes recibiría documentación, así como la finalización de funciones del área de convenios fuera de juicio, pero ¿qué es lo que ha venido sucediendo?, las Juntas de Conciliación en el Estado de México se caracterizaban por ser un poco más eficientes que otras, por tener un excelente sistema “anticorrupción”, sin embargo, el personal adscrito (no todos, la mayoría), han entorpecido al parecer voluntariamente su trabajo, como que queda la sensación de que intentan prolongar su materia de trabajo.
Recordemos que, si bien a partir del día de hoy las Juntas dejarán de recibir asuntos, los mismos que estén activos deberán concluir ahí su procedimiento, lo que se traduce en que las Juntas de Conciliación van a seguir existiendo en tanto tengan “pendientes”, la respuesta no tan inesperada es que están haciendo lo posible por no deshacerse de esos pendientes.
Un detalle sumamente importante y al cual se le dio continua mención en la conferencia de este día, es la fuerte apuesta que se le hace a la conciliación ¿esto es bueno?, ¿malo?, ¿preocupante?, si bien habrá casos que conforme a la Ley estén exceptuados de agotar una etapa prejudicial conciliatoria, el hecho es que la mayoría si tendrá que agotarla, ¿pero es un acierto apostarle tanto a la conciliación?, en palabras de la mismísima Secretaria Luisa María Alcalde “conciliar no será obligatorio, pero si acreditar que se intentó”, la conciliación es la columna vertebral de este nuevo sistema y si falla; todo se vendrá abajo.
Se está apostando a que por lo menos el 70% de los conflictos no lleguen a los Tribunales, pero es de resaltar que esta autoría siempre ha insistido en que esa es una apuesta muy arriesgada, contrario a lo manifestado por el actual Director del Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral, los litigantes no prolongamos los procesos a manera de negocio, debemos ser francos; los juicios se prolongan si, por que la conciliación actual deja mucho que desear y por que las Juntas han caído en saturación, pero es más importante resaltar el hecho de que son las partes los dueños de los asuntos, los asesores somos guías, recomendamos, sugerimos, planteamos, incluso a veces de manera agresiva y contundente, pero los dueños de las decisiones no somos nosotros. ¿Qué queremos decir con esto?, la figura de la conciliación debe ser fuertemente inculcada en todos los sectores (gubernamental, obrero y patronal), ya que su posibilidad de éxito es frágil y tal cual como ocurrió en 2012, cinco años después podríamos estar dándonos cuenta de que eso no soluciono el retraso en la impartición de justicia laboral.
Mientras tanto, el hecho es que estamos viendo a la historia suceder, debemos estar abiertos a cambiar y mejorar nuestros sistemas conciliatorios, procurar que el sistema funcione y que cada entidad ponga lo que le corresponde, el camino no será fácil, pero si lo logramos, estaremos no solo viviendo la historia, sino haciéndola.