Para el buen funcionamiento y operación de las organizaciones, éstas deben de atender a distintas regulaciones para cumplir con el marco regulatorio. Dentro de estas responsabilidades, la prevención del lavado de dinero se ha convertido en una prioridad en el mundo actual.
Para un mejor entendimiento, debemos de explicar en qué consiste este fenómeno. Según la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (México): “el lavado de dinero es el proceso a través del cual es encubierto el origen de los fondos generados mediante el ejercicio de algunas actividades ilegales (siendo las más comunes, tráfico de drogas o estupefacientes, contrabando de armas, corrupción, fraude, trata de personas, prostitución, extorsión, piratería, evasión fiscal y terrorismo). El objetivo de la operación, que generalmente se realiza en varios niveles, consiste en hacer que los fondos o activos obtenidos a través de actividades ilícitas aparezcan como el fruto de actividades legítimas y circulen sin problema en el sistema financiero.”
Este proceso comprende 3 etapas específicas:
- Colocación: Se introducen las ganancias ilícitas en el sistema financiero.
- Estratificación: Envío de dinero mediante transacciones para dificultar su rastreo.
- Integración: Reutilización de los fondos al aparecer como legítimos.
El lavado de activos no solo representa un perjuicio para el Sistema Financiero, también es la actividad que pone a disposición recursos para actividades ilícitas que pueden ir desde el crimen organizado hasta el terrorismo, razón suficiente para considerar que las organizaciones desempeñan un papel fundamental en la detección, prevención y erradicación de estas prácticas ilícitas. Además de las multas y consecuencias legales pertinentes, las organizaciones que son omisas en implementar controles para la prevención del lavado de dinero enfrentan riesgos mayúsculos, principalmente reputacionales cuya consecuencia puede mermar en su actividad económica.
En la era digital actual, las organizaciones pueden fortalecer sus programas de prevención del lavado de dinero mediante el uso de tecnología avanzada, como el análisis de datos y la inteligencia artificial que permiten la detección de patrones y comportamientos sospechosos en transacciones financieras. Invertir en estas tecnologías no solo mejora la eficiencia, sino que también fortalece las defensas contra el lavado de dinero.
Adicionalmente, fomentar una cultura organizacional de cumplimiento es esencial, involucrando a todo el Capital Humano de la organización, desde la alta dirección hasta los empleados de primera línea, mediante la conciencia, la formación continua y la promoción de la ética empresarial para construir una organización resistente al lavado de dinero.
Podemos concluir que la prevención del lavado de dinero es crucial no solo para cumplir con las regulaciones, sino también para proteger la integridad del sistema financiero y combatir el crimen organizado. Las organizaciones que adoptan medidas proactivas no solo se protegen a sí mismas, sino que también contribuyen a un entorno empresarial ético y seguro.
Este desafío requiere una capacitación continua para enfrentar las tácticas en evolución de los delincuentes, así como un compromiso con el cumplimiento riguroso de todas las obligaciones legales. Además, es esencial que las autoridades que se encargan de estrategias de Inteligencia Financiera mantengan una comunicación eficiente con los particulares involucrados, asegurando un esfuerzo coordinado y efectivo en la lucha contra el lavado de dinero.
BIBLIOGRAFÍA
VICEPRESIDENCIA DE SUPERVISIÓN DE PROCESOS PREVENTIVOS DE LA COMISIÓN NACIONAL BANCARIA Y DE VALORES. “LAVADO DE DINERO”. MÉXICO, 2015.