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Porros

Se conoce como “porros” al grupo de pseudo estudiantes, integrantes de grupos de choque “mercenarios”, que a cambio de un pago constante, se encuentran incondicionalmente al servicio de intereses políticos y económicos de partidos políticos, de políticos en lo individual y/o de directivos de instituciones educativas públicas, que les pagan para provocar en éstas movimientos desestabilizadores que favorezcan a sus mezquinos y oscuros intereses; así como, para viciar o romper movimientos legítimos de estudiantes que exhiban o comprometan su mal actuar.

Esta caterva de patanes, se encuentran en las instituciones educativas, gracias al “pase automático” o al padrinazgo de los palurdos que los patrocinan, con el objetivo inicial de ser “fósiles” y con la finalidad de obstaculizar y controlar la vida estudiantil, recibiendo además del pago regular de sus patrocinadores, la protección para realizar consuetudinariamente, asaltos, extorsiones, abusos sexuales, golpizas sistemáticas y vejaciones de todo tipo, a los verdaderos estudiantes, para obtener beneficios económicos de los mismos e infundir el miedo entre la población estudiantil que se encuentra rehén y a merced de la bajeza de esos “animales”.

Los “porros” son estúpidos de nacimiento y delincuentes violentos de vocación, que gracias al favor de sus pagadores y a un laxo sistema de selección, gozan indefinidamente de una matrícula en educación media superior o universitaria, acto que en sí mismo entraña dos efectos violentos: uno, el despojo de matrícula que esos delincuentes hacen a otros jóvenes que se ven impedidos de realizar sus estudios por falta del lugar que esos criminales ocupan y, dos, el desperdicio de recursos que su sola existencia genera a la nación.

Mucho abonaría a la extinción de este mal social, el que en ninguna institución educativa pública o privada ¡jamás! tuvieran cabida. Mucho abonaría a su extinción, el que a las instituciones educativas públicas, únicamente pudieran acceder aquellos jóvenes de comprobada vocación estudiantil, lo que únicamente se pude lograr mediante la aplicación obligatoria de exámenes de admisión, la exigencia de un nivel constante de aprovechamiento académico y el establecimiento de límite temporal de permanencia en las preparatorias y las universidades.

¡No a los fósiles! ¡No a los huevones! ¡No a los delincuentes! en nuestras instituciones educativas, aceptarlos no solo es un peligro para la población estudiantil, sino también un desperdicio de recursos, así como una injusticia para aquellos jóvenes que desean estudiar y prueban en los hechos ser seres humanos de valía y una expectativa viable de bienestar para ellos y de progreso para México.

Sólo en una mente populista y maliciosa, se puede albergar la propuesta de que el ingreso a las instituciones educativas públicas y gratuitas de nuestro país sea sin requisito académico alguno, sin que se apliquen “obligatoriamente” exámenes de admisión.

Sólo en la mente de un “fósil demagogo”, que cínicamente ocupó 14 años un lugar en la universidad puede tener cabida la pretensión de que no exista una selección objetiva, medible y comprobable para poder ocupar un lugar en las instituciones educativas públicas que se mantienen con recursos de la nación mexicana.

El estado está obligado y deberá proveer permanentemente de la seguridad física para el estudiantado dentro de las instituciones, así como para las instalaciones de éstas, garantizando la continuidad y el desarrollo pacífico de las actividades académicas y sociales que en las mismas se lleven a cabo.

El estado debe proveer permanentemente los medios necesarios para que la educación pública media superior y superior en México continúe desarrollándose de la manera pacífica, armónica, progresista y de clase mundial que ha venido teniendo en los últimos 20 años.

Así como ha venido operando desde el 2 de julio en diferentes rubros, López Obrador deberá tomar carta en el asunto y ordenar de principio a su partido y los operadores de éste, que se dejen de manipuleos desestabilizadores en la UNAM por el hecho de que su rector se haya manifestado en contra de la eliminación del examen de admisión y del recibimiento indiscriminado de estudiantes y pseudo estudiantes. ¡Las instituciones públicas de educación media superior y superior no deben ser cotos de poder de los partidos ni actores políticos!

López Obrador está obligado por ahora, a presionar a la PGR con su títere titular en funciones y al procurador de justicia de la Ciudad de México, para que en la acorde a la jurisdicción que les compete, se integren la o las carpetas de investigación procedentes para llevar a juicio a todas las bestias porriles que además de lesionar gravemente a estudiantes, han puesto en peligro la estabilidad del gobierno de la UNAM y, a partir del 1 de diciembre, el presidente López estará obligado a comprobar a la nación mexicana las acciones del cambio que ha pregonado y entre ellas, la erradicación de los porros en todos los centros educativos del país y no, no basta que pretenda lavarse la cara diciendo ante los medios de comunicación que él no tolerará a los porros, ¡tendrá que acabarlos y demostrarlo a la nación con hechos!

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