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México un poco menos corrupto, pero baja calidad de instituciones

En el informe 2019 de Transparencia Internacional, aparece México con 29 puntos, pero todavía superado por Uruguay, Brasil, Chile, Costa Rica, Colombia.  Los países escandinavos, como siempre, los nada, o poco corruptos: Dinamarca, Bélgica, Suecia, Suiza; que son mucho ms chicos que México, cierto, pero -Leonardo Curzio, itamita-, entrevistando en su noticiero de Telefórmula, hace días, a María Marbán, sobre dicho Informe, y siempre he pensado lo mismo, no es pretexto o motivo para tener tanta corrupción, o no tenerla; puede ser pequeño el país, pero no necesariamente  factor que la engendra y sostiene.  Japón, chico, con 126 millones hasta 2018, un poco menos que nosotros,  y China, enorme, con aprox. 1.3000 millones de habitantes, tienen muy baja corrupción, al igual que Singapur.   China es más “pirata” que corrupto; Méx. es las dos cosas.   El que disminuyó su puntaje en corrupción, es EE.UU.

Si escudriñamos el origen de la corrupción en  nuestro país, encontramos o lo explicamos en: primer elemento: fuimos conquistados por España; segundo,  Don Roberto Blanco Moheno, aquel novelista, historiador, periodista, veracruzano (1920-2000; leer referencias en Wikipedia),  muy agudo, en su libro La Corrupción en México (1979), la práctica empezó cuando la Malinche negoció con Hernán Cortés, lo referente al lugar en donde se guardaban los tesoros indígenas; en dicha obra se detalla todo ello.

En nuestro país, cada pdte. trae su plan y su lema anticorrupción, pero al final, queda igual o peor.  De los relativamente recientes, Miguel de Lamadrid: “Renovación moral de la sociedad”; critiqué en su momento el proyecto, porque lo primero sería reformar moralmente al hombre, -la Cartilla Moral, de Alfonso Reyes-, luego la familia, la sociedad y el estado, lo que significaría un proceso muy largo, transexenal, pero no hay quien lo emprenda con seriedad, sino como slogan electorero.

Fox anunció que se atraparía a los peces gordos de la corrupción; su “Zar Anticorrupción”, Fco. Barrio Terrazas, no atrapó ni un mísero charal.

La Cartilla Moral es retomada por L. Obrador para el suyo -enseguida me refiero a su plan anticorrupción-; López Portillo: “La solución somos todos” (creo se refería a todas las soluciones, incluyendo la de la corrupción); lo desnaturalizó la gente: “La corrupción somos todos”.

Peña Nieto también se refirió al fenómeno, diciendo que era cultural, o sea, no vio- ni siquiera intentó-, la forma de desterrarlo.  “Aquí nos tocó vivir” -Cristina Pacheco-; también nos tocó ser corruptos?

El Pdte. López Obrador desde la campaña focalizó sus propuestas en ello; combatirla como se barren las escaleras: de arriba hacia abajo; con declaraciones, promocionales, amenazas a los corruptos con meterlos a la cárcel, y ya en la silla presidencial anunció: hacer una Constitución Mortal, y distribuir precisamente la Cartilla Moral.  De las dos se habló mucho en un principio, se integró una comisión redactora de la Constitución, y se distribuyeron  ejemplares de la Cartilla; ya algo no se escucha ni se ve se haga en ese propósito.  Se le cuestionó, con razón, que cómo combatiría tan generalizada práctica, teniendo en su gabinete a varios con antecedentes no precisamente morales, pero eso no hizo desistir de la idea; si ya no se escucha algo en torno a moralizar la vida pública, será tal vez porque lo han rebasado los temas de su agenda, y los que se  le han venido, como el de los migrantes, pero no puede ser más importante, aunque necesario atender las “necesidades de EE.UU”, o sea. de Trump, que moralizar Méx.; si ahora aborda el asunto, es por algo aislado, repentino, con respecto a lo que altamente se proponía; por algún acto o presunto acto de corrupción, de algún funcionario de su gobierno.  Ha actuado, pero contra alguien que no es de su gabinete, sino del anterior, de Rosario Robles, pero muchos han estado esperando -de sus mismos simpatizantes-, mucho más, y en contra de los muchos del anterior que según eso incurrieron en descomunales abusos de la hacienda pública, pero hasta ahora no más.  La negociación que tuvo con Peña a través de Luis Videgaray, explica la desatención o disimulo respecto de otros funcionarios peñistas.

Retomando el Informe ‘19 sobre corrupción, repetimos, subimos puntos, pero hay otro aspecto que anuncio en mi art. de esta vez: la calidad de las instituciones mexicanas disminuyó, tal vez por el desmantalamiento que ha emprendido este gob. fed., cambiándoles el nombre, pero eso no es lo único que hay que hacer cuando se cambia cualquier institución u organización; eso es la forma, la fachada, el fondo es lo importante y trascendente; conozco poquísimas de las nuestras que al cambiarlo o modificarlo haya sido la panacea; el SAT, uno de ellos, de ahí en fuera, la cambiatitis gubernamental es antojo de nuevos gobernantes, que cuesta pagar -claro, a nosotros-, la nueva nomenclatura de fachadas, vehículos, señalética, etc.  El cambio de denominación de instituciones por L. Obrador, como el de SEDESOL por Instituto de Bienestar puede que ya afectó la calidad de ellas, cuando ciertos programas son cuestionados en su efectividad.

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