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Los Dolores legislativos

El desempeño legislativo de algunos parlamentarios, han marcado, para bien o para mal, los distintos periodos de sesiones. Las intervenciones en la tribuna, las declaraciones o las acciones ante determinados hechos de la vida política nacional, han dejado de manifiesto su pensamiento y sus intenciones en el espacio público, lo cual se ajusta a las conveniencias del momento que conlleva los rasgos de su personalidad.

Es el caso de la hoy diputada de Morena, en el pasado senadora del PRD, Dolores Padierna Luna, quien como integrante de la «izquierda radical«, opositora a todo lo oficial, en aquel entonces demandó en discursos que han quedado para la historia legislativa, el regreso de las Fuerzas Armadas a los cuarteles; es decir no militarizar al país y terminar con la perniciosa relación con nuestros vecinos del norte (desde la cancelación del Tratado de Libre Comercio en 1994, hasta terminar con las injustas condiciones laborales de los mexicanos en el nuevo acuerdo comercial); finalizar con los «gasolinazos» por el bien de la economía familiar, entre otras intervenciones. Ahora, como indiscutible devota fiel de la mesiánica escuela AMLOísta, justifica la transformación de sus postulados, por ser contrarios a ese pasado del cual fue parte, y es cierto, defiende lo que tanto atacó.

Más allá de su liga matrimonial con René Bejarano, protagonista de los videoescándalos de corrupción durante la administración de Andrés Manuel López Obrador como Jefe de Gobierno del otrora Distrito Federal, es importante destacar los momentos en los que ha manifestado la necesidad de obtener recursos económicos para que el presidente despilfarre el dinero público.

En la actual legislatura, durante la aprobación del primer paquete presupuestal de esta administración, en lo correspondiente a ingresos y como vicepresidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, dio muestras de su parcialidad, porque al momento de que la oposición no consiguiera los votos necesarios para eliminar el Impuesto sobre Producción y Servicios (IEPS) y con ello lograr que bajara el precio de las gasolinas, una muy difundida promesa de campaña, la diputada festinó el rechazo a la iniciativa porque con ello se evitaba «quitar» recursos al proyecto presidencial. Para el anecdotario queda el escándalo y la poca pulcritud en la conducción de la sesión, como parte de «los Dolores legislativos«.

Hace unos días, en el seno de la Comisión Permanente Virtual, y en voz de su partido, la diputada Padierna presentó una iniciativa para extinguir 44 Fideicomisos, en nombre de la austeridad y como medida extraordinaria ante los efectos de la crisis sanitaria, para que sean manejados por el Gobierno Federal, sin reglas claras sobre su ejercicio, es decir, con opacidad.

Menciono alguno de los fideicomisos que se verían afectados y que causaron gran indignación de la sociedad en su conjunto: Fondo para la Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, Fondo de Inversión y Estímulos al Cine (Fidecine), Fondo de Desastres Naturales (Fonden), ente otros.

Las manifestaciones en contra no se hicieron esperar. En una revisión rápida de las noticias de la semana pasada, se percibe el enojo e indignación de muchos sectores, lo cual obligó a que la diputada reconociera que «Nos equivocamos… no fue lo mejor, estamos trabajando en condiciones muy novedosas y adversas. Queremos que se legisle cuanto antes en relación a esto. No se pueden desaparecer, así como así, por eso se debe modificar la ley y buscar la nueva figura. Esa era nuestra intención. No hay mala fe, queremos hacer eficiente el tiempo. Nos presiona que se requieren muchos recursos para atender las crisis» pero de las mega obras que se deben cancelar, nada.

Por lo pronto, se decidió mandar a la congeladora, – que no cancelar -, esta propuesta. Seguirá latente la «amenaza» de obtener recursos económicos para el Presidente y su gobierno, porque todo parece indicar que, aunque «ya no hay corrupción«, no hay dinero.

Dirían por ahí, «a río revuelto, ganancia de pescadores«, o “como anillo al dedo” o sea, aprovechar el caos nacional para hacerse de más fondos para el gobierno y conseguir beneficios políticos para un grupo político.

 

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