El mundo deportivo se encuentra haciendo una transición hacia nuevas herramientas tecnológicas que impulsan el acercamiento con los fanáticos y coleccionistas. Este desarrollo tiene el potencial para cambiar la forma en que se vive el espectáculo con las grandes ligas y clubes deportivos.
Las diferentes organizaciones deportivas han comenzado a explorar las posibilidades que la Web 3.0 ofrece, y no son pocos los clubes, ligas y marcas que hoy buscan subirse a esta tendencia con la finalidad de generar nuevos modelos de negocio y crear nuevos canales para la interacción con sus seguidores.
Un claro ejemplo es la creación del primer “estadio en el metaverso”, una colaboración entre Sony y el equipo de la Premier League Manchester City para crear una réplica virtual de su estadio, el Etihad Stadium, lo que permitirá que los aficionados puedan ver los partidos del club de una manera inmersiva desde cualquier parte del mundo, tal y como si estuvieran en el estadio real. Esto es considerado un fenómeno que puede cambiar el modelo de negocio actual, no sólo en el futbol sino en toda la industria del deporte y el entretenimiento.
“Si bien el concepto del ‘metaverso‘ en estricto sentido aún está lejos de ser una realidad, cada vez son más las empresas que están desarrollando sus propios mundos inmersivos con realidad virtual. Estos espacios permiten una interacción más vívida entre las personas, sin importar el lugar donde se encuentren. Esto permite a los usuarios, creadores de contenido y empresas romper muchas barreras culturales, económicas e ideológicas. México cuenta con mercados y productores potenciales, por lo que este ecosistema verá un rápido crecimiento en los años por venir”, menciona Rodrigo Marbán, socio del área de Transformación Digital de BC&B, firma legal y de negocios.
Junto a este modelo también llegan los NFT (token no fungible), que son bienes digitales verificados a través del blockchain, imposibles de copiar o intercambiar de forma similar. “Una analogía para entender los NFT en el mundo de los coleccionables, es pensar en ellos como una especie de certificado de autenticidad. Los archivos electrónicos son, por naturaleza, fáciles de replicar y redistribuir, entonces lo que hace el NFT es añadir una validación a través del blockhain, que certifica que esa pieza de arte digital es, en efecto, auténtica y original”, explica Rodrigo Marbán.
El caso más reciente en México es la colaboración entre la Federación Mexicana de Futbol y Bitso, quienes lanzaron al mercado su primer coleccionable digital: 100 NFT de la playera mundialista para Qatar 2022, con un costo de 1,800 pesos mexicanos en la criptodivisa Ether. Además, este coleccionable pasó a la historia, pues bastaron 20 minutos para que los aficionados agotaran el producto.
Por su parte, el Consejo Mundial de Lucha Libre tuvo en 2021 su primer lanzamiento de NFT de la mano de Serouno Group, una empresa especializada en el desarrollo de este tipo de activos digitales para el sector deportivo y de entretenimiento, misma que también tiene una alianza con la Liga MX para crear productos digitales para los seguidores del fútbol nacional. Lo mismo hará la empresa Lucha Libre AAA Worldwide en conjunto con Orange Comet, con el lanzamiento previsto para octubre de este año.
Se estima que para cerrar el año 2022, la venta de NFT en el ámbito deportivo generará más de 2,000 millones de dólares, el doble de las ganancias generadas en 2021. En conjunto, plataformas y creadores de derechos continúan trabajando para determinar distintos modelos de propiedad intelectual que representen a los activos digitales subyacentes. “Conforme va pasando el tiempo, se va haciendo evidente la evolución de los NFT en cualquier categoría. Si bien hoy es un mercado integrado prácticamente en su totalidad por ‘early adopters‘ entusiastas de la tecnología, será interesante ver qué tanto crece la adopción de estos activos digitales por parte del público en general, y qué tan apetitoso resulta para los inversionistas mexicanos y extranjeros el crear ecosistemas digitales alrededor de estas tecnologías”, concluye Rodrigo Marbán.