“El debate sobre si la mujer debe o puede participar en la vida pública ha sido superado hace mucho tiempo, pero como nos encanta la discusión es común seguir escuchando argumentos que buscan frenar el desempeño profesional o el ejercicio de liderazgo de las mujeres en diversos ámbitos.”
Existen momentos en la historia de la humanidad que dan cuenta de la inclusión de las mujeres en la vida pública. En efecto, nadie pone en tela de juicio la importancia y trascendencia de la mujer en nuestra sociedad. Pretender hacerlo, además de ser innecesario, se puede calificar de un ejercicio estúpido, cuando la fuente de acceso a la vida siempre, hasta ahora, es a través de una mujer.
Es cierto que existen métodos alternativos al nacimiento, pero no podemos pretender poblar una sociedad a través de probetas. En el discurso y análisis serio la mujer es insustituible. Sin embargo, también es innegable que la participación del género femenino en nuestra sociedad, especialmente en puestos de alta dirección o cargos públicos de gran trascendencia e importancia, ha sido a través de logros y objetivos conquistados por ellas, en muchas ocasiones sin el apoyo de los hombres, sin el apoyo de la sociedad en general, incluso sin el apoyo de las mismas mujeres.
El debate sobre si la mujer debe o puede participar en la vida pública ha sido superado hace mucho tiempo, pero como nos encanta la discusión es común seguir escuchando argumentos que buscan frenar el desempeño profesional o el ejercicio de liderazgo de las mujeres en diversos ámbitos. Haciendo un recuento de esos logros, de esas conquistas, podemos transportamos muy lejos, incluso hasta el año 400 antes de Cristo. ¿Creería usted que Agnodice practicó la medicina en una época en la cual hacerlo era castigado con pena de muerte? A pesar de ello, Agnodice fue valiente, ejerció como ginecóloga y cuando se supo de su actividad, fueron las mismas personas, sus mismos pacientes, quienes la defendieron y protegieron, a tal punto, que le permitieron seguir realizando esa actividad.
En nuestro México lindo y querido no hay homenaje suficiente para reconocer la labor, el impacto y la trascendencia de la pluma de la enorme letrada, pensadora y valiente Sor Juana Inés de la Cruz quien, desde el mundo de las letras, de los versos y de la cultura fue criticada severamente por estudiar textos no autorizados en ese tiempo por su religión. Y desde su trinchera esbozó una férrea defensa a la dignidad de la mujer y sus actividades, criticando sin mesura las injusticias de su tiempo. Su análisis agudo y crítico le valió todo tipo de reconocimientos y hasta nuestros días subsiste su obra, su pluma, sus pensamientos inmortalizados sobre papel y tinta que retumban indefinidamente en el tiempo recordándonos cuánta razón tuvo y tiene. Su trabajo se sigue estudiando en nuestros días, y no se equivocó al afirmar que las mujeres no tenían impedimento alguno para filosofar, y también aderezar la cena, en referencia a su criticada actividad de pensamientos y su supuesta obligación de estar cumpliendo con el trabajo de cocina. Ella podía con ambas.
Otro ejemplo destacado y posteriormente imitado en todo el mundo fue el de la neozelandesa Kate Sheppard quien logró conjuntar y liderear a 32,000 mujeres para firmar una petición enviada al parlamento de su país con una solicitud que era considerada una locura. Ellas pedían que se les permitiera y se les reconociera el derecho al voto. Gracias a su determinación e insistencia, y después de mucho activismo para romper el paradigma existente, en 1893, logró que la petición fuese aceptada y con ello también le regaló a su país el reconocimiento histórico de ser el primero en todo el orbe en conceder a las mujeres el derecho nacional al voto, un importantísimo logro que detonaría movimientos similares en todo el planeta.
Una actividad donde se considera importante destacar la labor de las mujeres es en el ámbito jurisdiccional, especialmente al impartir justicia. El registro más antiguo del cual se tiene conocimiento y está documento su función como jueza es Débora, quien en el libro “Jueces”, el 7º del Antiguo Testamento, quedó registrado que a ella acudían los israelitas a resolver sus litigios.
En México se tiene registrado que la primera ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación fue la letrada María Cristina Salmorán de Tamayo, designada en 1961, seis años después de haber sido reconocido a las mujeres su derecho al voto.
En días recientes, Norma Lucía Piña Hernández logró ser la primera mujer en la historia de nuestro país en presidir el máximo tribunal de justicia de la nación, creándose un hito histórico en pleno siglo XXI, lo cual contrasta con los 198 años que tiene de existencia el cuerpo colegiado, periodo en el cual sólo 14 mujeres han logrado ser ministras.
En el año 2021 María del Socorro Flores Liera se convitió en la primera mexicana en recibir la distinción de Jueza en la Corte Penal Internacional, y cuyo período culmina en 2030, haciendo el juramento de ley en la sede principal de la Corte en La Haya, países bajos, integrándose así a los otros 17 jueces en tan importante labor jurisdiccional.
La lucha por la igualdad y la inclusión aún tiene mucho trecho por recorrer, si bien se han logrado importantes avances en la participación de las mujeres en la vida pública, no es suficiente. Por ello, la Organización de las Naciones Unidas designó en resolución adoptada el pasado 28 de abril del 2021, la creación del Día Internacional de las Juezas, una distinción que pocas han logrado, pero seguro estoy muchas lograrán en los años por venir.
“La Organización de las Naciones Unidas designó en resolución adoptada el pasado 28 de abril del 2021, la creación del Día Internacional de las Juezas, una distinción que pocas han logrado, pero seguro estoy muchas lograrán en los años por venir.”
La justicia necesita también un rostro femenino, la justicia necesita a las mujeres impartiendo sentencias, la justicia se enriquece con las mujeres incorporadas en todos los cuerpos de justicia del país, no olvidemos que Themis idealizó la máxima de la justicia y que siempre ha tenido rostro de mujer.
El 10 de marzo es la celebración mundial de este importante día, espero existan celebraciones en todos los órganos colegiados de nuestro país, rindiendo merecido homenaje a quienes han luchado incansablemente para lograr estar presentes en esos puestos tan importantes.