El 2019 concluye y con él se termina el primer año de gobierno de la llamada “cuarta transformación”, un año en el que se hicieron demasiadas promesas, pero de las que casi ninguna se cumplió, un año de un casi nulo crecimiento económico, un año colmado de atropellos al medio ambiente, un año en el que las relaciones diplomáticas se vieron alteradas, en fin, un año para recordar.
Economía, corrupción y más
No podemos decir solo las “cosas malas”, para empezar, en el ramo económico la deuda pública no aumentó, sólo se mantuvo, pero no hubo crecimiento económico, quedándonos en ceros prácticamente.
Ahora bien, a finales de agosto se publicó el Barómetro global de la corrupción para America Latina y el Caribe 2019, en el cual se dio a conocer que 61% de los mexicanos piensa que el gobierno está haciendo un buen trabajo a propósito del combate a la corrupción. Existen dos posibles explicaciones: la primera es que efectivamente los sobornos se redujeron en una tercera parte en los últimos dos años; la segunda es que existe una mayor resistencia por parte de las personas a reconocer que incurrieron en un acto así, ¿por cuál se inclinaría Usted estimado lector? Tomando en cuenta todos los asuntos por corrupción que hemos conocido a lo largo del año, sin olvidar, desde luego, el más sonado a últimas fechas: el caso Bartlett. La información sobre el asunto la realizó Areli Quintero y, de acuerdo a sus reportajes, los bienes estaban valuados en alrededor de ochocientos millones de pesos, sin embargo, tras meses de investigaciones “muy arduas” por parte de la Secretaría de la Función Pública se descartó que Manuel hubiere incurrido en enriquecimiento ilícito, tráfico de influencias o conflicto de intereses, no hay peor ciego que el que no quiere ver.
Entrado en otro tema, hablemos del daño ecológico y ambiental que se sufrirá a consecuencia de la construcción del tren maya y de la refinería Dos Bocas. Respecto al primer proyecto, especialistas han declarado que el proyecto amenaza los ecosistemas y hábitats de las especies endémicas: jaguar, puma, tapir, pecari de labios blancos, saraguato de manto, mono araña, zopilote rey y águila elegante. Sus efectos en las poblaciones de flora, en su mayoría caoba y cedro, pondrían en riesgo el equilibrio ecológico.
Proyectos de infraestructura como el Tren Maya pueden propiciar el surgimiento de asentamientos irregulares en áreas forestales conservadas, además al constituir una división artificial, la vía férrea podría interrumpir los corredores biológicos naturales de especies que transitan de América Central a la península de Yucatán. En Calakmul, por ejemplo, el movimiento de fauna norte-sur es de vital importancia; incluso debe recordarse que la ONG “Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar” alertó que dos mil jaguares en la península de Yucatán, la mitad habita en la Reserva de la Biosfera de Calakmul, están amenazados por el proyecto del Tren Maya. Pese a todo ello, parece que al gobierno federal se le hace poco o nada importante las afectaciones que provocará el tren maya y en aras de qué. Por cuanto hace a la refinería ya hemos referido los daños que ocasiona continuar apostando a combustibles fósiles, pero si ello fuera poco (para los que se rigen por intereses diversos al medio ambiente) hay que tener en mente que no es una empresa rentable económicamente, para decirlo más claro, es un proyecto sin pies ni cabeza.
La cereza en el pastel
Si los daños ambientales, los actos de encubrimiento de políticos corruptos y el nulo crecimiento económico no llaman notablemente tu atención hay algo más que sin duda lo hará: la situación de los derechos humanos en México.
Nuestro país enfrenta un entorno critico en el respeto y vigencia de los derechos humanos, como consecuencia de la inseguridad, la violencia, la falta de cumplimiento y aplicación de la ley, la corrupción, impunidad, así como ausencia de mecanismos efectivos de rendición de cuentas y es que problemas tan graves como las miles de personas desaparecidas, la prevalencia de tortura, el desplazamiento forzado interno, la explotación y abuso a migrantes, las fosas clandestinas e irregulares, la persistencia de violencia de género, la trata de personas, así como ataques y homicidios contra periodistas siguen subsistiendo pese a los muchos “fuchi guácala” que el Presidente ha expresado en contra de tales actos.
Así terminamos éste 2019, pero claro que existimos mexicanos que tenemos la férrea esperanza de que todo mejorará, queremos confiar en que Andrés Manuel despierte del sueño que lo guía día a día, abra los ojos y se enfrente a los problemas como se espera de él: con integridad.