Me dijeron “Los jóvenes no se involucran” mientras platicábamos los desafíos que cada uno enfrentaba para involucrar a más jóvenes en la participación de su entorno, yo no podía parar de pensar ¿Qué podía hacer para cambiarlo?, ¿Cómo superar la apatía de los que hoy somos el presente y el futuro?.
En 2018 la ONU estimó que existen alrededor de 1800 millones de personas de entre 10 y 24 años, una cifra de jóvenes tan alta que nunca antes se había visto, sin embargo, en mi cabeza solo repetía la pregunta, ¿Qué podía hacer para cambiarlo?, ¿De qué forma convertir a estos millones de jóvenes en nuestros aliados en la lucha que hacemos no solo por México sino por el mundo?
Escuché a una compañera de Guadalajara compartiéndonos la travesía que vivía en su Universidad para lograr que los directivos vieran un beneficio cuando los estudiantes queremos salir del Estado o País a concursos o competencias, ella no solo luchaba contra la apatía de muchos para involucrar su tiempo y esfuerzo en algo que a corto plazo no ofrece “nada”, en esta época donde todo lo tenemos inmediatamente y estamos acostumbrados a desechar, la perseverancia es un valor sumamente valioso, y como no si estamos hechos para pensar a corto plazo, nos han hecho creer que cada septiembre tenemos que cambiar de celular o no somos lo suficientemente exitosos como para tener lo último en tecnología.
Luego, la realidad me golpeó, como muchas veces intenta hacerlo, y yo, solo intento callarlo. De pronto un muchacho de unos 26 años, tez oscura, con una camisa blanca, bordado azul, y unos huaraches cafés, se acercó a venderme una blusa con cuello en “v” tejida con unas flores rojas hermosas sobre una tela de manta. Ahí caí en cuenta que la apatía resultaba porque no todos tenemos las mismas oportunidades y quienes las tenemos solemos ignorar nuestra realidad, no todos somos capaces de tener las condiciones necesarias para nuestro desarrollo y es que, al menos 175 millones de jóvenes no pueden leer o escribir una frase completa en el mundo, otros 500 millones que tienen de 15 a 24 años viven con menos de 2 dólares al día, sí, 40 pesos.
Esa comida, esa plática, ese muchacho y esa camisa me endeudaron, me endeudaron con mi ciudad, con mi País y con mi gente, me endeudaron porque no puedo sentirme cómoda en un lugar donde según el INEGI hay 2.2 millones de adolescentes que no acuden a la secundaria por falta de recursos económicos.
¿No sería mejor empoderar a los jóvenes líderes para que reflexionen sobre su actuación en su entorno?, es claro que existe apatía, pero muchas veces -a mi parecer- es una apatía consciente y ella es la más peligrosa, porque somos activistas en redes sociales pero a la hora de sacrificar nuestro tiempo, espacio o comodidad, no somos capaces de mover un solo dedo.
Y ahí estaba Andrea, reflexionando sobre el egoísmo, la falta de actuación e involucramiento juvenil, mientras este hombre vendía su camisa bordada.