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Kelsen para litigantes

Hans Kelsen fue un jurista práctico espléndido. En su vida, elaboró proyectos constitucionales, legislativos y reglamentarios. Realizó dictámenes para la ONU; y sobre todo, fue juez constitucional. No sólo daba clases y escribía libros.

Es en esta faceta práctica en la que quiero centrarme, pues creo que es posible utilizar el razonamiento de este jurista, para litigar exitosamente asuntos administrativos, electorales y constitucionales.

Kelsen le enseña a usted a construir conceptos de violación o agravios, de forma clara y contundente.

Cuando este autor explica (por ejemplo, en “La garantía jurisdiccional de la Constitución”) el concepto de regularidad jurídica, señala que se trata de la adecuación de una norma inferior a la norma superior. Esta superioridad se presenta cuando la última regula el procedimiento de creación o el contenido de la primera. Si recordamos que para nuestro autor, todo acto estatal es un acto jurídico, que es la ejecución de otro, entonces tenemos que cualquier acto gubernativo debe estar conforme con otro, que es su superior en cualquiera de los dos sentidos apuntados.

Ahí está la esencia de una buena impugnación, en cuestiones estrictamente jurídicas.

Ejemplo: suponga que a su despacho llega una clienta, dueña de una paletería que clausuró la autoridad sanitaria. Para impugnar la medida, usted le pide el acta de clausura, documento que debe estar de acuerdo con la orden de clausura, que a su vez debe estar conforme con el acta de inspección, misma que debe ajustarse a la orden respectiva.

Esta orden de inspección, a su vez, es el acto de aplicación de un reglamento (por ejemplo, orgánico) que deriva de una ley local de salud, misma que no puede ignorar la norma general en la materia.

Así, a la kelseniana, cada acto o ley debe ser contrastada con la que le es superior (de hecho, puede ser más de una) y en el caso en que se encuentre una discrepancia entre la inferior y la superior, ahí tiene usted el punto que debe atacar con una exposición sucinta y clara, que evidencie la irregularidad que afecta, por tanto, a todos los actos que derivan de la misma.

Usted podrá recurrir, por ejemplo, a un argumento en forma de silogismo, en el cual la premisa mayor sea la norma superior, la menor sintetice la norma o acto inferior irregular, y la conclusión muestre esa discrepancia, señalando la necesidad de anular la norma o el acto “desobediente”, y todo lo que se haya realizado en su razón.

Y así, Kelsen le ayuda a ganar juicios.

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