Según informes del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), agosto de 2020 cerró con un incremento del 152% en comparación con el mismo mes del año pasado en cuanto a registros de altas de trabajadores se refiere, incluso se habla de 92,390 nuevos puestos de trabajo, pero ¿esto es bueno?, ¿malo?, ¿intrascendente?
La realidad es que, hasta el mes de julio, se hablaba de pérdidas de poco más de un millón de empleos, conforme a datos del mismo IMSS, lo que quiere decir que este repunte significa menos del 10% en la recuperación de los empleos perdidos con motivo de la pandemia ocasionada por el COVID-19.
Desde luego que, cualquier avance es positivo y una recuperación del 10% en solo un mes, es bastante considerable, sin embargo, no debemos perder de vista que; el poco más de un millón de empleos perdidos se refieren únicamente a puestos de trabajo debidamente registrados ante el IMSS, lo que hace incuantificable el número de empleos perdidos si consideramos los registros con cierre de julio de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), quien estima que casi un 55% de la población laboralmente ocupada se encuentra en la informalidad, por lo que podríamos aseverar que de los casi millón y medio de empleos formales perdidos, debemos sumar mínimo otro tanto de empleos informales, resultando un universo estimado de casi tres millones de empleos perdidos en nuestro país durante la pandemia y con cierre al mes de julio.
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Por otro lado, la ENOE asegura que en el mes de abril, la población laboral formal ascendía a 43.3 millones y al último día del mes de julio se reportaban 49.8 millones de empleos formales, en comparación, la población informalmente ocupada en abril tenía aproximadamente 20.7 millones de “plazas” y al cierre de hace dos meses contaba con 27.3 millones, lo que demuestra, aunque por un margen muy bajo, que la tendencia se orienta a incrementar la ocupación informal, máxime que los números de la informalidad provienen de estimaciones y no datos precisos como el caso del IMSS.
¿Cuál es la parte preocupante?, un incremento en la informalidad repercutiría directamente en la economía del país, además en caso de cualquier debacle, la impartición de justicia laboral se toparía directamente con otro problema, ya que estaría llamando a juicio a patrones “inexistentes”, impactando directamente en la prontitud de solución de conflictos, sin mencionar la indefensión de los trabajadores.
Esta autoría hace un llamado a los pequeños y micro patrones a que se asesoren en efectos de formalidad, existen incluso Empresas de subcontratación legal, como las agremiadas a la Asociación Mexicana de Empresas de Capital Humano (AMECH), cuyos parámetros de calidad exigen que se practique subcontratación apegada a la legislación, garantizando la dotación de formalidad y beneficios de Ley a los trabajadores y quienes pueden desahogar cargas operativas y administrativas para dar cumplimiento a estas obligaciones, por lo que se exhorta a que no se deje de lado la regularización formal de las relaciones laborales.