Ya he comentado en esta columna sobre la pléyade de libros que se han publicado sobre la real o supuesta crisis de la democracia en el mundo. Incluso en otras páginas he reseñado un par de ellos (“How democracies dies” y “Facism: A warning”) en esta ocasión le toca el turno al último libro del Profesor de la Universidad de Nueva York, de quien también reseñé el inmediato anterior, llamado “Why bother with elections?”
Przeworski tiene la virtud de la seriedad. No llega a conclusiones fáciles, a veces más bien llega a intuiciones; a las que arriba mediante el estudio serio y completo de su tema. Tal vez no es un autor para el gran público, pero sí lo es para todas y todos quienes nos interesamos de forma permanente por la democracia.
Otra virtud de nuestro autor es la honestidad intelectual. Precisa lo que entiende por “democracia” de manera que encuadre todo su trabajo, para él esta es “un arreglo político en el que la gente escoge sus gobiernos a través de elecciones, y tiene posibilidades de remover a quienes están en el gobierno si ya no le gustan”[1], aceptando que es un concepto mínimo y meramente electoral.
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Continuando con la preocupación que expresó en su libro anterior, Przeworski profundiza en los problemas de la democracia a partir de las expectativas que pueden formarse quienes participan en las elecciones, tanto quienes ganan como quienes pierden. Considera que éstas son un mecanismo para procesar pacíficamente los conflictos en la sociedad (no para terminarlos) siempre que se cumplan varios supuestos:
- Los partidos puedan estructurar adecuadamente los conflictos y procesarlos a través de las elecciones, lo que supone un cierto grado de control sobre su militancia.
- Los partidos tengan incentivos para jugar de acuerdo con las reglas (lo que implica que no pierdan todo ni ganen todo, o no de forma definitiva)
- Las instituciones representativas tengan la posibilidad de procesar tales conflictos porque todas las fuerzas pueden participar en las mismas.
Ahora bien ¿por qué ha una crisis de la democracia? Lo primero que debemos tener en mente es que el diagnóstico depende de la definición de democracia, que en este caso Adam Przeworski ya nos ha dado, por tanto sus ideas pueden no ser aplicables a otros casos en los que se prefiera una definición más amplia o diversa. Lo segundo es que nuestro autor afirma que la democracia falla cuando se presenta alguna de los dos casos siguientes:
- Los resultados electorales no tienen ningún efecto en la vida de las personas. Todo sigue igual aunque se sustituya la élite gobernante.
- Quienes ganan abusan de su poder para poder mantenerse en el gobierno al eliminar o reducir en gran medida la competitividad de las elecciones.
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El libro hace un repaso ameno y pertinente de distintos casos de democracias fallidas, de igual forma pasa lista por los problemas principales de las democracias actuales a través de los resultados de distintos estudios estadísticos. Se ocupa del tema del debilitamiento de estos regímenes, que tiene que ver con los puntos ya apuntados; en buena medida en el debilitamiento de los partidos; también aborda el debilitamiento de la democracia por la acción de los gobiernos mediante un deslizamiento al autoritarismo que parece, paso a paso, constitucional, lo ilustra con casos recientes como los de Polonia, Turquía y Hungría.
No es optimista, sino moderadamente pesimista (en lo que se iguala con Madeline Albrigth, autora de “Facism: A warning”) y no deja de insistir en el talante poco democrático de nuestros regímenes representativos. Al final deja un mensaje ominoso: esta crisis que se vive tiene profundas raíces en la economía y en la propia sociedad.
En suma es un libro bien escrito, pensado menos como un best seller y más como un diagnóstico serio y responsable. Desde luego recomiendo su lectura pero sugiero, como en los casos de cualquier otro libro de este tipo, tener cuidado al aplicarlo sin más al caso de un país en concreto, y partir de la base de lo que el autor entiende por democracia, ya sea para compartir su concepto o, si no, para no usarlo.
[1] p. 5, traducción propia.