Hasta el día de hoy, ninguna autoridad ha anunciado algún paquete de estímulos para las pequeñas y medianas empresas para efectos laborales, se ha mencionado que habrá para los “pequeños negocios”, pero en específico, nadie sabe lo que esto significa.
Ante la pandemia que estamos viviendo, defensores del sector patronal, hemos abogado por la emisión de un paquete de estímulos fiscales para los pequeños y medianos empresarios, especialmente para evitar el cierre de fuentes de trabajo, ya que resulta lógico esperar ante esta situación, una disminución en los ingresos que desgraciadamente pudiera culminar en recortes de personal y ello impactar con mayor trascendencia a la economía del país.
Pensémoslo así, según cifras de la misma Secretaría del Trabajo y Previsión Social, existen poco más de dieciocho millones de mexicanos laborando en “otros servicios” como giros empresariales, ¿cómo podemos interpretar esto?, bien pues que estamos hablando de empresas cuyas funciones no se encuentran dentro del catalogo de encuesta de la STPS, lo que podríamos definir como las pequeñas asesoras, despachos, consultorios, en general; profesionistas independientes que dan trabajo a tres y hasta 10 o 15 personas más, que cumplen con sus obligaciones obrero patronales y taxativas, teniendo una fuerte carga de costos sociales, mismos que son subsanables siempre y cuando el negocio siga siendo funcional.
Ante la disminución de actividades económicas, la demanda de este tipo de servicios lógicamente se verá reducida y al contrario de las grandes empresas, las pequeñas y micros, no tienen la utilidad suficiente para subsistir más allá de un par de bimestres, por lo que estarían imposibilitados a cubrir salarios ante la falta de ingresos.
¿Qué se sugiere?, un camino viable sería eliminar (en tanto duré la suspensión de actividades) el pago de cuotas obrero-patronales, a aquellos patrones con menos de 30 trabajadores registrados ante el IMSS a efecto de que el patrón estuviera en posibilidades de estirar el pago de salarios el mayor número de días posibles y así evitar “permisos sin goce de salario” o separaciones innecesarias.
Otros países han brindado este tipo de facilidades a los pequeños empresarios a efecto de conservar a sus trabajadores en la nómina y que el impacto no sea exponencial, ya que también es prudente recordar que las contrataciones estarán muy disminuidas durante esta contingencia, lo que acarrearía impactos económicos y de salud, no olvidemos que la separación de un trabajador de su fuente de trabajo, genera también la perdida de acceso a la seguridad social y sin empleo ni atención médica, la epidemia se podría salir de control, no se trata de una peccata minuta, las implicaciones son mayúsculas. Imaginemos que, de esos dieciocho millones de trabajadores, una tercera parte perdieran su empleo, estamos hablando de seis millones menos de aportadores de cuotas al IMSS, sin mencionar las aportaciones de impuestos derivados del trabajo, ello también impactará a las autoridades en recursos, lo que consecuentemente se vería reflejado en falta de elementos para la atención de esta emergencia.