INE

¿Y si…?

Como sabes, estamos en la renovación del Consejo General del INE. Por segunda vez decidí participar, llegando a la etapa final consistente en la entrevista con el Comité Técnico, un paso previo a la integración de las quintetas para la propuesta de las nuevas consejerías, paso al que, al revés de hace tres años, no llegué.

Es cierto que el hubiera no existe. Pero también que ha sido común, por ejemplo, en los comics y en la ficción literaria, ¿la construcción de los llamados What if?, que consiste en presentar mundos paralelos. Así que haré un ejercicio de ese tipo.

Si hubiera sido Consejero del Consejo General del INE, y basado en mi experiencia electoral como funcionario, académico y, en otro tiempo, litigante ¿qué temas hubiera impulsado?

  1. Independencia y autonomía: esto se debe de mostrar en cada acuerdo o resolución, frente a todos los poderes, desde luego el político pero también los económicos y mediáticos. Un criterio respetuoso del derecho, que busque siempre ampliar derechos dentro del marco de las competencias de la autoridad.
  • Acciones afirmativas a favor de grupos vulnerables: respecto de cinco de los grupos definidos en la reforma a la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, que son jóvenes, personas afromexicanas, indígenas, de la diversidad sexual, con discapacidad, migrantes, además de personas adultas mayores, para su acceso a cargos de dirección en el propio INE así como para las consejerías de los institutos electorales locales. Desde luego, garantizando la paridad en los nombramientos.
  • Escucha social activa: me refiero a abrir la institución a los grupos sociales y académicos que han sido críticos con el INE. Escucharles para conocer sus críticas, entenderlas, y así advertir lo que no se ha visto desde la posición institucional. Para hacer esto, resulta fundamental tocar sus puertas y pedir acceso a sus espacios, conforme sus tiempos y sus formas, con una actitud ciudadana. Oír a quienes no han sido escuchados.
  • Interpretación pro consulta: los mecanismos de la democracia participativa, tales como las consultas populares, forman parte de la labor constitucional del INE, y por tanto, la pregunta frente a estos ejercicios siempre debe ser ¿cómo sí podemos hacerlos, maximizando derechos?
  • Comunicación social orientada a derechos: la labor de comunicación institucional debería orientarse totalmente a la difusión de los derechos político electorales (con particular énfasis en temas como paridad, grupos vulnerables, etc.) en cuanto a su contenido, ejercicio, y mecanismos de protección.
  • Ejercicio responsable y socialmente observable del cargo: consejerías que trabajen para lo interno, que se arremanguen las mangas y estén dispuestas a vincularse con el trabajo de la institución. Que, frente a los posibles ajustes que traiga la reforma electoral (sujeta en este momento a la decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación) obren de forma prudente, medida, dando ejemplo de contención y de cuidado de los recursos institucionales, en particular considerando la necesidad de cubrir en su totalidad y sin reticencias los pasivos laborales que pudieran generarse. Austeridad personal frente a los ajustes, trabajo interno intenso antes que de brillo social.
  • Orientación al futuro: no se trata de reiterar lo que ya se ha hecho, sino de mostrar cómo la autoridad electoral enfrentará los retos futuros, tanto en la democracia representativa como en la participativa. El pasado está escrito, pero no define implacablemente al futuro, el paradigma de la transición está agotado.

Ser autoridad electoral no es un ejercicio académico. Requiere conocimiento técnico para resolver los asuntos comiciales, con los pies bien puestos en la realidad para encontrar soluciones que sean jurídicas y a la vez ejecutables. Conciencia del momento político y responsabilidad personal, independencia y valor.

Y, sin duda, gusto por las emociones fuertes.

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