Detiene la Cámara de Diputados la polémica reforma a la Ley General de Salud, que autoriza la donación de órganos tácita, sin consentimiento alguno, en caso de fallecimiento.
Por Marco A. Ríos Rico
La donación de órganos ha sido un tema sensible para la sociedad mexicana, sobre todo por dos situaciones preocupantes: la necesidad de una mayor cultura en la materia y el tráfico generado a su alrededor. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la escasez de órganos disponibles ha llevado a muchos países a elaborar procedimientos y sistemas destinados a aumentar la oferta, pero también estimulan el tráfico comercial, sobre todo de donantes vivos sin parentesco con los receptores.
A partir de ahí, la OMS , emitió los Principios Rectores de la donación, con la finalidad de proporcionar un marco ordenado, ético y aceptable en la materia. En México se pretendió atender este llamado por parte del Poder Legislativo, para lo cual se propuso reformarla Ley General de Salud; la iniciativa, tiene como objetivo integrar en el marco legal, que la donación pueda contar con el supuesto del “consentimiento presunto”, con lo cual los órganos de cualquier persona fallecida puedan ser donados.
Con ello, se pretende fomentar la cultura de donación de órganos, inhibir el tráfico ilegal de los mismos y abatir el rezago en la materia al disminuir las listas de espera para trasplantes. Y es que de acuerdo con el Centro Nacional de Trasplantes existen más de 20 mil personas en espera de un órgano, en su mayoría de riñón y córnea. Sin embargo, l a propuesta no fue bien recibida en la sociedad, ni en el foro jurídico y médico, en donde de inmediato se alzaron las voces,lo que llevó a los diputados a detener la iniciativa.
Para ahondar en este tema, entrevistamos al Médico Cirujano mexicano, Dr. Rafael Reyes Acevedo, Presidente de la Sociedad de Trasplantes de América Latina y del Caribe, para que nos diera su punto de vista sobre el tema.

Al respecto, el Dr. Rafael Reyes Acevedo, refiere que la tasa de trasplante de órganos de donantes fallecido en México es un problema grave de salud. Sobre todo, porque nuestro país tiene una de las tasas más bajas del mundo en cuanto a donación de órganos cadavéricos se refiere, llegando a 5 personas por millón por habitantes al año.
En América Latina, Cuba, por ejemplo, con todas las limitaciones de su sistema de salud tiene una tasa de alrededor de 15 donantes por millón, por año, Argentina alrededor de 13, similar a Colombia. España, refiere, tiene una tasa superior a 45 donantes; en Estados Unidos es de rededor de 26-27; esto nos indica que independientemente de la situación geográfica, económica o cultural, la productividad mexicana es muy baja. Los trasplantes de órganos, refiere Reyes Acevedo, se hicieron factibles en la década de los 50s. Con el paso de los años se volvió una herramienta de tratamiento destinadas en atender a un número creciente de personas con enfermedades crónico degenerativas.
Por lo anterior, la propuesta de reforma a la Ley General de Salud, considera el médico, es un intento para resolver el problema y al mismo tiempo, incrementar la tasa de donación de órganos. Con ella se propone adoptar un esquema en donde se asume que toda la población es donante a menos que en vida haya manifestado su desacuerdo. En general existen 2 esquemas para la donación de órganos, uno es el de consentimiento presunto, un modelo existente en muchos países en Europa; el segundo, es el utilizado en EU denominado consentimiento informado; es decir, no se asume nada hasta el momento de la muerte y es la familia quien decide si es donante o no.
Para explicar el escenario de la ley es importante señalar en qué consiste la donación y cuáles son las barreras. Mucha gente en México podría considerar poco creíble que no haya suficientes donadores cuando a diario fallecen muchas personas. Sin embargo, lo que poco se sabe es que sólo una pequeña proporción de quienes pierden la vida son en realidad candidatos; de acuerdo con el Dr. Reyes se estima que menos del 1% pueden ser elegibles para donación.
Esto tiene que ver, detalla, con el hecho que los donantes sólo pueden ser considerados cuando tienen la condición denominada muerte encefálica –en donde una persona ha perdido la vida por muerte cerebral, pero de manera artificial se mantiene la circulación de algunos órganos vitales–, la cual se encuentra desde el punto de vista jurídico, aceptada.
Hay un número de órganos y tejidos que pueden ser utilizados de un donante fallecido, pero el trabajo desde que se detecta, hasta que pueda convertirse en donador formal requiere de un proceso sumamente extenso y exhaustivo. Es necesario, detalla, reunir una gran cantidad de requisitos médicos y administrativos, como la demostración de la muerte encefálica.
Además, muchos de los casos tienen implicaciones médico legales en donde se requiere la presencia del Ministerio Público para la determinación dela muerte. Es importante advertir que en México el sistema de salud no ha profesionalizado la actividad del llamado Coordinador de Donación, persona encargada de este proceso que inicia desde la detección, hasta el término de la donación.
No se pueden hacer cuentas alegres de que, con una ley, advierte el médico especialista, se incrementaría la donación. Este tema se dejó en claro en la Cámara de Diputados, en donde incluso el Secretario de Salud, el Dr. José Narro Robles, entendió que será difícil avanzar en la donación sino se mejora la infraestructura de las instituciones de salud. “Suponiendo que la ley hubiera modificado el número de donantes, no habría la capacidad logística ni hospitalaria para el manejo de un número mayor de donantes.”
El problema más grave que se vio con la propuesta de reforma a la ley de Salud es que la población requiere de información. Es necesario, advierte Rafael Reyes, una campaña para que la sociedad sepa y entienda en qué consiste el modelo de consentimiento presunto –habilitado a generar un ambiente jurídicamente favorable a la donación– o el modelo de consentimiento informado.
Como se comunicó la reforma, pareciera que el Estado dispondrá de los órganos de la población, lo cual no ocurre bajo ninguna circunstancia. Siempre se requiere de la voluntad de la familia; una donación es un acto de generosidad. “La mayor parte dela población está a favor de que se ocupen sus órganos al momento de morir, pero no necesariamente para que se utilice como una estrategia o una herramienta para obligar a las familias a donar” .
Tráfico de órganos
Rafael Reyes considera que hablar de tráfico de órganos –entendido como la obtención ilegal–, es un tema delicado. Es difícil, considera, que se de en México. Es un país en donde la clandestinidad de trasplantes es impensable por tratarse de un proceso medicamente complicado en cuanto a infraestructura. “No es fácil que alguien obtenga los órganos y los trasplantes en forma ilegal.”
Hay riesgos de prácticas ilícitas en trasplante que tiene que ver con el acceso a las listas de espera, tal vez, advierte, podría haber comercialización en los donantes vivos, pero son prácticas que están prohibidas por la Ley General de Salud, supervisadas por COFEPRIS , por la Secretaría de la Función Pública y el propio Centro Nacional de Trasplantes.
Hay una supervisión cada vez mayor en cuanto a la actividad, hay orden en la asignación y en la obtención de los órganos. Quien propuso la modificación ala ley, comenta, tal vez lo hizo de buena fe al querer poner en práctica en México lo que se realiza en otros países. Lo que quizás faltó es haberse relacionado con la parte técnica y operativa del trasplante, de no resolverse la ley puede ser de poca utilidad.