Durante los pasados días 26, 27 y 28 de febrero del año en curso, se llevaron a cabo en el Palacio Legislativo de San Lázaro, Audiencias Públicas convocadas por la Comisión de Trabajo y Previsión Social de la H. Cámara de Diputados con el supuesto objetivo de dar espacio a las voces de los Ciudadanos que considerásemos tener algún elemento de opinión que aportar, para que los legisladores lo tomaran en cuenta previo al compromiso de ya emitir la tan atrasada modificación a la Ley Federal del Trabajo, cuya aprobación se desprende incluso de la legislatura anterior.
Lo anterior suena muy democrático, de reconocimiento a esta legislatura, sin embargo lo que sucedió en dichas audiencias y el supuesto objetivo que guardaban las mismas, distan por completo de lo esperado por los asistentes, las audiencias estuvieron separadas por tópicos en cuatro partes: el primer día tras un discurso de inauguración, que no duró más de quince o veinte minutos, las personalidades que, en opinión de un servidor debieron quedarse a dar audiencia a los expositores, se retiraron, los legisladores moderadores que permanecieron, dieron una dinámica tediosa y obsoleta al desarrollo de la expresión de ideas del sector obrero y empresarial, quienes manifestamos principalmente nuestra preocupación hacia el presupuesto para la implementación de dicha reforma y especialmente a lo que ocurrirá con la figura del tripartismo, ya que la reforma no ahonda en ello y es de suma importancia conservar (desde nuestro punto de vista) el equilibrio que se guarda gracias a las representaciones de los distintos sectores, los legisladores manifestaron que tomarían en cuenta nuestros argumentos, sin mayor comentario o debate.
El segundo día se dividió en dos mesas; la primera acerca del Derecho Colectivo, a las cuales faltaron los principales actores del debate sindical actual, enviando a representantes que lejos de aportar ideas, conciliación e innovación, estuvieron envueltos en un ambiente hostil de abucheos, gritos y chiflidos entre unos y otros, entorpeciendo por completo el sano intercambio de impresiones, máxime que se dejó una triste impresión en los asistentes que consideramos grave la falta de interés de los líderes por brindarle la importancia debida a este ejercicio. La tercera mesa fue la única rescatable, ya que se habló acerca del proceso que guarda actualmente la Justicia Laboral y donde grandes personalidades académicas manifestaron sus impresiones e hicieron saber a los legisladores los puntos finos que debieran analizar y cuidar… cada personalidad contó con un tiempo límite de ocho minutos y nuevamente los legisladores mostraron un cierto “desdén” hacia los invaluables comentarios de los Ciudadanos.
El tercer y último día, relativo a los Centros de Conciliación y Registro Laboral fue también de una especial atención, nuevamente el sector de abogados empresariales manifestamos nuestra preocupación acerca de los medios para asegurar la autonomía de dicho organismo que se propone en la Reforma Laboral, supuestamente existirá para eliminar los “vicios” actuales de las Juntas de Conciliación acerca de la tramitación de controversias colectivas, de entrada no suena mal, pero debe ser de especial aclaración el tema de la autonomía, presupuestaría y de funciones… nuevamente y pese a las joyas reflexivas que se expresaron en San Lázaro y pese a que los litigantes, académicos y expertos en la materia, estuvimos limitados a ocho minutos de participación, los legisladores tomaron y nota sin hacer mayor ahínco al tema.
Es de aplaudirse y de reconocerse el esfuerzo que realiza la legislatura por dar un espacio de participación a la Ciudadanía, sobre todo en temas que causarán un eco tan prolongado en la historia del Derecho Laboral en nuestro país, sin embargo, consideramos que fue un intento fallido, debe darse verdadera audiencia a los Ciudadanos expertos en el tema, quienes al final del día seremos los que convivamos con la nueva legislación y los que hemos convivido con lo anterior. La impresión que deja este ejercicio democrático es más el de una pantalla, deja la sensación de que se participó en una dinámica cuyo único objetivo fue el de aparentar dar audiencia y no el de verdaderamente considerar a los expertos, en fin, tendremos que esperar que trascendencia causó en los legisladores.