Adolfo González Olhovich, Presidente de TMSourcing, destacó que México, al igual que la mayor parte de los países en el mundo, está en una situación económica frágil frente a los retos de los próximos años ante el COVID 19 .
En ese sentido, González Olhovich presentó en reunión virtual con miembros de la comunidad fiscalista, clientes y representantes de la sociedad civil, reflexiones sobre el impacto, ventajas y áreas de oportunidad de la cobranza de los impuestos de herencia y a las grandes fortunas para 2021.
En 2020 la cobranza de impuestos y fiscalización se convirtió en un caso de éxito, se está haciendo cumplir la ley cabalmente, sin elución, cosa que no se había hecho, sobre todo a los grandes contribuyentes que pagaron $216.000 millones MXP sin considerar las acciones legales que estén en camino. El reto más grande es aumentar el porcentaje de recaudación frente al PIB que en 2018 fue de 16.10 % del PIB del país, mientras que en Argentina rondó el 28.90 y en Brasil 33.10% del mismo indicador.
De acuerdo con González Olhovich, hoy se presentan dos temas hablando de impuestos:
- El impuesto de herencia que no es un impuesto nuevo ya que la Ley del Impuesto Sobre la Renta lo considera, sólo se ha mantenido exento
- El Impuesto a las grandes fortunas que con una tasa del 2% para patrimonios entre $20 millones y $1,000 millones de MXP, de 3% para patrimonios entre $1,000 millones de MXP y $2,000 millones de MXP, y una tasa máxima del 3.5% aplicable a patrimonios mayores a $2,000 millones de MXP, según el comunicado de prensa emitido por la Cámara de Diputados en marzo al respecto, tiene un extraordinario objetivo, que pensamos muchos mexicanos quiere lograr, pero que su implementación tiene áreas de oportunidad.
El primer gran conflicto tiene que ver con la pregunta ¿qué es un gran patrimonio? y, cierto es que hay estudios que establecen que hay cerca de 283,000 mexicanos tienen más de $20 millones de MXP, y que existen más de 750 personas que tienen más de $1,000 millones. estas cifras solamente consideran bienes líquidos. “Resulta que el número de mexicanos afectados por el impuesto de grandes fortunas podrá aumentar sustancialmente ya que nuestros patrimonios están conformados por inmuebles, nuestra casa; acciones de compañías privadas, el negocio; derechos, como son juicios, propiedad intelectual e industrial, etc; y otros bienes muebles, como inversiones en valores y ahorros.” Señaló.
Hablando de inmuebles, tenemos que las ciudades más caras como la Ciudad de México, Guadalajara, Monterrey, Cancún, Querétaro, Mérida, San José de los Cabos, Cabo San lucas y Puerto Vallarta por mencionar algunas, donde quizás centenas de miles de inmuebles valen más de $20 millones de pesos; o en el campo donde encontramos a los propietarios de Propiedad Social quienes hoy son los inversionistas en Inmuebles más importantes en México, con más del 55% del territorio nacional, y a quienes seguramente al igual que a los propietarios privados les costará mucho obtener la liquidez para pagar el impuesto.
En el ámbito empresarial, olvidándonos de las grandes empresas de México, el impuesto estaría tocando a un gran número de empresarios dueños de pequeñas y medianas empresas, pensemos en algo más de 100,000 sociedades. Los negocios en marcha seguramente superarán los $20 millones de pesos en su valuación y caerán dentro de los parámetros. Así los accionistas decidirán entre dar empleo, cerrar o pagar los impuestos.
El segundo punto será la valuación del patrimonio, preguntas como el ¿quién valuará?, ¿bajo qué parámetros y metodología?, ¿qué elementos se deberán considerar?, y, ¿en qué moneda para aquellos bienes que estén fuera de México?, han sido discutidas en diferentes mesas en espera de claridad al respecto.
Por último, un punto a destacar es que estaremos hablando del valor bruto, todos los activos, o neto, incluyendo deudas y créditos.
La propuesta sobre la mesa: Una forma fácil, sencilla y real de aplicarlo sería el buscar un incentivo fiscal en la Ley del Impuesto Sobre la Renta donde se establezca que, si se usan los rendimientos de bienes entregados en fideicomiso, se destinen a financiar los programas y esfuerzos que el Gobierno Federal o los Estados generen para salir de la crisis financiera y económica, otorgando créditos a PYMES o invirtiendo en el capital de empresas mexicanas, concluyó González Olhovich.
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