En la actividad de un abogado litigante el ingrediente principal de su quehacer profesional es saber esperar: un acuerdo, una audiencia, una sentencia, declarar un testigo, un peritaje, un término o plazo procesal, en fin, esperar y esperar. Quizá lo más lacerante, incómodo y humillante sea esperar ser atendido por un Juez, un Magistrado u otro funcionario o servidor público; hacer antesala, soportar el rigor de la espera. No sé si sea una virtud esta circunstancia de esperar, quizá solo si la emparentáramos con la paciencia: tener paciencia y esperar.
Hace unos días platicaba con varios c...
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