Las cuotas de género son, en términos prácticos, acciones afirmativas cuyo fin es promover y garantizar la efectiva integración de mujeres en puestos directivos. Aunque desde muchas perspectivas se ha criticado la medida, las cuotas de género resultan necesarias para garantizar que exista una representación igualitaria en los distintos ámbitos de un país.
Uno de los principales argumentos en contra de la citada medida es que no debería de considerarse el género para otorgar un puesto a una persona, pues si esta se encuentra lo suficientemente capacitada para desempeñar las funciones propias de la encomienda, no deberá de atenderse a dicha cuestión.
Si bien es cierto que los principales motivos por los que se debe de conceder el desempeño de una función a una persona recaen en sus habilidades y aptitudes, también es cierto que históricamente no ha existido igualdad en las oportunidades que den lugar a una paridad orgánica.
El caso de las cuotas de género cobra relevancia pues surgen con el fin de garantizar la existencia de una mínima representación en ciertos espacios como medida para buscar la paridad de género. Idealmente, no deberían existir dichas cuotas pues todas las personas deberíamos contar con igual acceso a oportunidades.
La Real Academia de la Lengua Española define este tipo de acciones afirmativas conocidas como discriminación positiva, como “la política o programa que proporciona acceso preferencial a la educación, al empleo, a la asistencia sanitaria o al bienestar social a personas de un grupo minoritario que tradicionalmente han sido objeto de discriminación, con el objetivo de crear una sociedad más igualitaria”[1].
Me parece importante destacar que las cuotas fungen como mecanismo para buscar paridad donde no la hay naturalmente, pero ello no significa que la persona que resulta electa para el desempeño de un cargo no cuente con aptitudes suficientes para ello, pues no solo se atienden a cuestiones de género. Aunado a lo anterior, sin las cuotas de género estaríamos mucho más lejos de lograr la paridad deseada.
Ahora bien, es necesario insistir en que las cuotas se pueden aplicar como una medida temporal, hasta que las limitantes que impiden el acceso de las mujeres a los puestos de alta dirección sean suprimidas. Es necesario visibilizar un problema para poder erradicarle de manera efectiva.
En la actualidad, nos encontramos en un proceso de cambio social constante en el que, mediante la aplicación de acciones positivas, más allá de lograr lo que algunos considerarían un privilegio, podemos llegar a respetar una igualdad reconocida en el texto constitucional.
Me parece erróneo llamar privilegio a la búsqueda de igualar las condiciones para todas las personas, pues tenemos una deuda histórica que no ha sido saldada. Las acciones descritas tienen que contribuir a derribar estereotipos, equiparar roles y demostrar capacidades en igualdad de condiciones. Cómo decía el Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica Thomas Jefferson, “igualdad de derechos para todos, privilegios para nadie” y eso es lo que busca esta medida, permitir la inclusión de género sin la cual, no podría llevarse a cabo la paridad.
[1] Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. 2022. Consultado vía web el 30 de enero de 2023 del sitio https://dpej.rae.es/lema/discriminaci%C3%B3n-positiva.