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Recuerdos y Avances desde el Primer Congreso Feminista en México

Cultura de Inclusión

Co autora: Antonia Rodríguez

“Gestionar ante el Gobierno la modificación de la Legislación Civil vigente, otorgando a la mujer más libertad y más derechos para que pueda con esta libertad escalar la cumbre de nuevas aspiraciones.”

El pasado 13 de enero se conmemoraron 107 años del Primer Congreso Feminista el cual duró tres días y se realizó en el Teatro Peón Contreras de la Ciudad de Mérida, Yucatán.  En la convocatoria se leía que un requisito para acceder era que las mujeres debían poseer cuando menos conocimientos de educación primaria, por lo que la mayoría de las más de 600 asistentes eran maestras debido a que en el contexto de la época era el único estudio profesional que podían realizar. De esta manera quedaron fuera las mujeres indígenas que no tenían acceso a la educación y otras mujeres yucatecas que, sin ser indígenas, no contaban con la educación primaria.

Durante los debates realizados en los tres días que duró el congreso se revisaron cuatro ejes temáticos formulados a modo de preguntas:

  1. ¿Cuáles son los medios sociales que deben emplearse para manumitir a la mujer del yugo de las tradiciones?
  2. ¿Cuál es el papel que corresponde a la Escuela Primaria en la reivindicación femenina, ya que aquella tiene por finalidad preparar para la vida?
  3. ¿Cuáles son las artes y ocupaciones que deben fomentarse y sostenerse en el Estado y cuya tendencia sea preparar a la mujer para la vida intensa del progreso?
  4. ¿Cuáles son las funciones públicas que puede y debe desempeñar la mujer a fin de que no solamente sea elemento dirigido sino también dirigente de la sociedad?[1]

De las cuales presentamos un breve extracto de las conclusiones a las que se llegaron:

“En todos los centros de cultura de carácter obligatorio o espontáneo, se hará conocer a la mujer la potencia y la variedad de sus facultades y la aplicación de las mismas a ocupaciones hasta ahora desempeñadas por el hombre.

Gestionar ante el Gobierno la modificación de la Legislación Civil vigente, otorgando a la mujer más libertad y más derechos para que pueda con esta libertad escalar la cumbre de nuevas aspiraciones.

Fomentar los espectáculos de tendencias socialistas y que impulsen a la mujer hacia los ideales del libre pensamiento.

Instituir conferencias periódicas en las Escuelas, cuya finalidad sea ahuyentar de los cerebros infantiles el negro temor de un Dios vengativo e iracundo que da penas eternas semejantes a las del Talión.

Que la mujer tenga una profesión, un oficio que le permita ganarse el sustento en caso necesario.

Que se eduque a la mujer intelectualmente para que puedan, el hombre y la mujer completarse en cualquiera dificultad y el hombre encuentre siempre en la mujer un ser igual que él.

Fomentar por medio de conferencias y artículos de periódicos, la afición al estudio de la medicina y farmacia en el bello sexo.

Fomentar la afición a la literatura y a escribir libros de higiene, artes y cuanto redunde en pro del progreso de la mujer.

Debe abrirse a la mujer las puertas de todos los campos de acción en que el hombre libra a diario la lucha por la vida.

Puede la mujer del porvenir desempeñar cualquier cargo público que no exija vigorosa constitución física, pues no habiendo diferencia alguna entre su estado intelectual y el del hombre, es tan capaz como éste, de ser elemento dirigente de la sociedad.”

A más de cien años de que se escribieron estos puntos, debemos hacer una lectura desde una óptica diferente, pero también podemos leer claramente que las mujeres de aquel Congreso buscaban lo que hoy llamamos igualdad sustantiva, buscaban crear espacios en los que las mujeres pudieran ser líderes, tener libertad y educación en todas las artes y profesiones existentes.

“Las mujeres de aquel Congreso buscaban lo que hoy llamamos igualdad sustantiva, buscaban crear espacios en los que las mujeres pudieran ser líderes, tener libertad y educación en todas las artes y profesiones existentes.”

Sin duda se han conseguido avances significativos en materia de derechos de las mujeres, en igualdad formal se ha reconocido que la mujer y el hombre son iguales ante la ley, incluso se ha logrado que a nivel constitucional las mujeres, históricamente discriminadas, tengan un reconocimiento especial pues ofrece a las mujeres indígenas una garantía reforzada de protección. También se realizó la reforma de paridad en todo –en los tres Poderes del Estado, organismos autónomos, pueblos y comunidades indígenas, así como en los tres órdenes de gobierno– se tipificó el feminicidio, la violencia política contra las mujeres en razón de género, se prohibió el matrimonio infantil, las mujeres podemos asistir a la carrera profesional que sea de nuestra preferencia, etc.

No obstante estos avances, vale la pena detenerse en circunstancias que aún no permite que se alcance la igualdad sustantiva, por ejemplo, la brecha salarial, la carga desproporcionada del trabajo doméstico y no remunerado que recae principalmente en mujeres y niñas, la violencia laboral, el acoso y hostigamiento sexual, los estereotipos de género, y, en general prácticas, usos y costumbres discriminatorias, contra ellas.

La violencia contra las mujeres constituye una violación de los derechos humanos y las libertades fundamentales que limita total o parcialmente a la mujer, por esto, es fundamental garantizar e impulsar el ejercicio de los derechos de las mujeres, a fin de garantizarles una vida libre de violencia y su plena participación en la vida política del país.

Continuar el camino que cimbraron hace más de cien años aquellas mujeres congresistas es una forma de honrar su memoria y su trabajo, siendo hoy aún más incluyentes y diversas nos permitirá conquistar esa utopía llamada: igualdad sustantiva.

“Es fundamental garantizar e impulsar el ejercicio de los derechos de las mujeres, a fin de garantizarles una vida libre de violencia y su plena participación en la vida política del país.”

Por esta razón, en Abogadas MX trabajamos para que cada abogada en México se desenvuelva en un entorno profesional incluyente y cuente con las herramientas necesarias para potenciar su desarrollo y ser agente de cambio.


[1] El Primer Congreso Feminista de Yucatán. Anales de esa memorable Asamblea. Mérida, Yucatán, 1916, pp. 129-131. Disponible en http://acervo.bibliotecavirtualdeyucatan.com.mx/janiumbin/janium_zui.pl?fn=14734&jzd=%2Fjanium%2FAP2%2F1229%2Fd.jzd.

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