Quisiera comenzar esta columna explicando el gran mecanismo de la corrupción de SEGALMEX, e inclusive presumir estrategias de investigación, pero es todo lo contrario, es decir, ser corrupto en el gobierno, no requiere de grandes habilidades, pero esto sucede por muchos factores:
- Normativo: Los servidores públicos violan constantemente las normas que rigen su actuación, pero ante la debilidad del estado de derecho y la consecuente alta impunidad, se asumen más riesgos al momento de desempeñarse en ciertos cargos, tomando decisiones arbitrarias y con claro conflicto de interés;
- Modelo de gobernanza: Las estructuras de gobierno, la sobrerregulación, la obsolecencia operativa, los perfiles de puesto mal diseñados y desempeñados, así como los procesos y procedimientos, siguen siendo el gran obstáculo de la eficiencia y eficacia, permitiendo que los servidores públicos no tengan claridad en la responsabilidad administrativa y aprovechen, para delegar la ejecución de un riesgo o hacerlo sin tener responsabilidades directas.
- Gestión de riesgos: La nula estrategia de prevención a las malas prácticas, así como la contante materialización de riesgos que no logran contener los órganos de fiscalización, hace que se manipulen las normas, que se tomen decisiones arbitrarias y que exista un constante conflicto de interés, sin que se cuente con un mecanismo de control que evite la materialización de los riesgos lo que, traducido, se convierte en hechos constantes de corrupción.
- Falta de rendición de cuentas: Los servidores públicos de alto rango, han dejado de cumplir con las encomiendas previstas en políticas públicas y programas sociales, dejando de lado el cumplimiento de metas y objetivos, mientras los mexicanos vemos que los indicadores de gestión son negativos y que no hay ninguna consecuencia ante ello.
- Impunidad y debilidad del estado de derecho: El ejemplo de Ignacio Ovalle Fernández, en su calidad de Director General de Segalmex en el periodo en el que Auditoría Superior de la Federación encontró el desfalco, fue protegido por el Presidente Andrés Manuel López Obrador y evitó que fuera sometido a juicio. La impunidad es el mayor incentivo para corromperse y la señal que se envía a toda la sociedad, es que no pasa nada.
Segalmex (Seguridad Alimentaria Mexicana) es una entidad paraestatal mexicana encargada de implementar programas de seguridad alimentaria y precios de garantía para los productores agrícolas, lo que en su momento hacía Conasupo. El daño estimado se calcula en 15,300 millones de pesos según la Auditoría Superior de la Federación.
Muchos se preguntarán las formas y de verdad, es de lo más grotesco a nivel procedimental y mejor les pongo una lista:
- Adjudicaciones directas sin justificar
- Adjudicar a las empresas más caras
- Adjudicar a empresas de nueva creación, sin activos ni experiencia
- No existen evidencias en las entregas
- Se recibe menos de lo contratado
- No se aplican penalizaciones por incumplimientos
- Manipulación en precios de garantía
- Pagos en exceso
- Incumplimiento a las reglas de operación
- Pagos sin evidencias de cumplimiento
- Conciliaciones bancarias
- No cuentan con evidencias de beneficiarios
En cualquier organización que maneje recursos, existen mecanismos de control básicos en su proceso de compra, pago y recepción de bienes y servicios, es decir, no estamos hablando de inteligencia artificial, sino de los medios más arcaicos de control en un proceso que tenga relación con el gasto público.
No es de sorprenderse que en México es sencillo corromper el sistema, porque se materializan las mismas faltas administrativas que ya son conocidas por los órganos de fiscalización, los mismos que las siguen observando en cada periodo, pero que son incapaces de poner controles efectivos para que no se materialicen; luego vienen los procedimientos de responsabilidades administrativas dirigidos normalmente a los servidores públicos que efectivamente ejecutaron, pero que fueron utilizados por otros de mayor rango e influencia; como en el caso de Segalmex, las sanciones no llegan al titular del organismo, mismo que está demás señalar que es el responsable de dar resultados a la sociedad, que son ineludibles y que hoy, tiene otro cargo bajo el cobijo del Presidente de México – impunidad a todo su esplendor-.
A lo anterior, veamos que el mecanismo de corrupción sigue intacto, que el recurso sigue caminos conocidos y que los encargados del combate a la corrupción no tienen apoyo y cuentan con recursos limitados. Veamos con claridad y en México robarse el dinero público, es relativamente sencillo y se materializa de forma descarada.