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Crisis Alimentaria en Recién Nacidos

Máquina del Tiempo Musical

“La literatura, la televisión, el cine, sobre todo el internet, contienen compendios interminables de tramas que están centradas en cómo sería la vida, el mundo, los días del ser humano si escasearan los energéticos, la comida, las instituciones o cualquier elemento trascendente de nuestra realidad contemporánea.”

En este mundo vertiginoso, loco e impredecible, las sorpresas no dejan de ganarle a la imaginación de los más visionarios. En efecto, los mayores temores de la sociedad en general están relacionados con escenarios de escases o necesidad.  No existe padre o madre de familia que no tenga el fundado temor de carecer de elementos esenciales para la subsistencia, y no me refiero al papel sanitario.

Agua, alimentos, aire limpio, libre tránsito, seguridad, son, por regla general, hacia donde se dirigen las reflexiones inmediatas cuando de preocupación por la subsistencia se trata, incluso son el punto de partida de las visiones más exageradas o apocalípticas de la vida en sociedad.

La literatura, la televisión, el cine, sobre todo el internet, contienen compendios interminables de tramas que están centradas en cómo sería la vida, el mundo, los días del ser humano si escasearan los energéticos, la comida, las instituciones o cualquier elemento trascendente de nuestra realidad contemporánea.

En esa lista interminable de escenarios imaginarios, donde se muestran realidades alternativas normalmente catastróficas, ha sido de gran interés para el mercado de consumo de contenidos desde hace décadas, podemos hacer un breve recorrido por las obras inspiradas en eventos de esa naturaleza, que han sido un éxito comercial e incluso cultural.

Cómo olvidar la famosa novela de H. G. Wells, titulada La guerra de los mundos, cuya forma de ser presentada en la radio por el joven cineasta Orson Welles, el entonces medio dominante de comunicación masiva, atemorizó a una ciudad, a una región, a un país, y prácticamente marcó un capítulo inolvidable de la historia cuando los oyentes confundieron el relato con realidad, dando pie quizá a una de las fake news más notorias en la historia de la radio.

En esa historia, la humanidad sufría y se veía amenazada por la llegada de extraterrestres provenientes de marte, una invasión que ponía en jaque a la sociedad de la época, detonando la histeria colectiva a pesar de las advertencias emitidas a los radioescuchas. Desde entonces, la influencia de los medios masivos de comunicación dominantes ha encontrado en las visiones apocalípticas, escenarios ideales para generar grandes ganancias.

Más adelante, la adaptación cinematográfica, Guerra de los mundos, de Steven Spielberg, protagonizada por Tom Cruise y estrenada en 2005, fue un éxito de taquilla. Mad Max es otro ejemplo cinematográfico que explota un mundo posapocalíptico y violento y carente del vital líquido. Jurassic World es un filme donde los dinosaurios son traídos de vuelta a la vida y terminan dominando el mundo. Will Smith protagonizó otra película de invasiones extraterrestres en Día de la independencia; mientras que Hijos de los hombres de Alfonso Cuarón se centra en la pérdida de la producción de la humanidad, poniéndole fecha de caducidad a nuestra existencia como especie.

En ese largo etcétera también se tienen historias de zombis amenazando la vida humana, o donde un monstruo, una pandemia, un virus o el cambio climático azota con calor extremo, o lluvias e inundaciones desbordadas en el planeta, o terremotos, o sequías, o la naturaleza se convierte en nuestro peor enemigo.  En casi todas, el riesgo de extinción es evidente.

Pero ninguno de esos guiones contempló la posibilidad de que la especie humana se viese amenazada por la falta de alimentos para los recién nacidos. En efecto, en nuestros primeros meses de vida los seres humanos dependemos de la leche materna para subsistir. Ese líquido precioso que contiene todos los nutrientes para fomentar el desarrollo de la criatura y garantizar nuestras defensas.

Menos aún que esta situación aconteciese en uno de los países con mejor economía del planeta, Estados Unidos de América, pues así de exagerado como suena, es una realidad que ahora mismo afecta a nuestro vecino del norte.

En este fenómeno convergen varias situaciones atípicas: la falta de cultura de brindar pecho a los recién nacidos, sumado al repentino cierre del mayor fabricante de leche de fórmula por contaminación en sus productos, llevó a la crisis de alimentación especializada para bebés que tomó por sorpresa a todo el mundo.

Los programas emergentes de abasto de leche de fórmula importada de otros países no han logrado mitigar el problema que inmediatamente disparó el costo del alimento a precios nunca antes vistos, agravado por el impacto de la pandemia en las cadenas de suministro. Analizando lo expuesto, es evidente que no hace falta una fatal profecía para ponernos en riesgo, somos más frágiles que eso.

La pérdida de la cultura de alimentar con pecho a los bebés y los factores adicionales expuestos han encendido todas las alarmas para comprender que la deficiencia afecta directamente las etapas más vulnerables del desarrollo humano, revelándose una posible afectación directa e inmediata. La gran pregunta es saber si el fenómeno impactará de igual manera a otros países, como México, donde teóricamente la cultura de alimentar a los hijos con pecho materno está más arraigada.

En este verano, en pleno siglo XXI, podremos visualizar si la leche de fórmula puede convertirse en un problema de supervivencia infantil y si el breve periodo de convivencia social permitido por los bajos contagios de Covid-19 obliga a tomar medidas drásticas adicionales ante la aparición de la viruela del mono y de la hepatitis infantil atípica.

Momentos complicados para la humanidad en estos últimos años, que afrontamos como sociedad, donde debemos brindar lo mejor de nosotros ante tales retos, esperando que la vida, en algún punto, vuelva a ser como la conocíamos.

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