Mónica Aralí Soto Fregoso.
Magistrada de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación
Abogada Influyente 2018
“Como Jueza constitucional y como ciudadana tengo la obligación de crear, desde el ámbito de mi función y dentro del marco de mis atribuciones, condiciones para que nuestro género ejerza sus derechos en un plano de igualdad sustantiva.”
¿Cuál es el aspecto que más te inspira de tu profesión?
El aspecto que más me inspira desde mi profesión es la protección de los derechos humanos, en específico los de las mujeres, porque es un aspecto básico para consolidar nuestra democracia. Generar condiciones de igualdad sustantiva para que las mujeres accedan al ejercicio pleno de sus derechos sin discriminación ni sesgo alguno, es lo que motiva mi visión sobre el derecho.
¿Cómo ha sido tu desarrollo dentro del ámbito laboral?
Comencé mi carrera en el entonces Instituto Federal Electoral, en el cual desempeñé diversos cargos en órganos desconcentrados. En el ámbito judicial he sido magistrada del Tribunal Estatal Electoral de Baja California Sur, así como de la Sala Regional correspondiente a la Primera Circunscripción Plurinominal de la República, donde fui la primera Presidenta mujer, y, desde el año 2016, de la Sala Superior, ambas del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Como todas las mujeres, he sido víctima de algún tipo de discriminación o violencia en el ámbito laboral –casi imperceptible, a veces– y ello me ha inspirado a superar las barreras que existen para mi desempeño en el campo profesional.
La situación generalizada e histórica de discriminación que vive nuestro género en el acceso a las posiciones de poder constituye la razón de una lucha que he emprendido desde cada función que he desempeñado, con la finalidad de aportar mediante las decisiones institucionales mejores condiciones a las mujeres para su acceso a los cargos de mayor rango, en circunstancias de igualdad.
Menciona los mayores retos a los que te has enfrentado como abogada y qué lecciones te han aportado.
Uno de los mayores retos que he afrontado no sólo como abogada, sino como mujer, es la conciliación entre la actividad familiar y la laboral.
En el ámbito profesional he desempeñado cargos en diversos estados, fuera de mi natal Baja California Sur, como Jalisco y Campeche. En el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación he desempeñado las magistraturas en Guadalajara y la Ciudad de México.
Ello constituye un reto por los compromisos que se asumen al desempeñar los cargos públicos, porque limitan la convivencia con la pareja y con las hijas e hijos, sin embargo, he encontrado momentos para compartir con mis seres queridos y su apoyo ha sido fundamental.
Otro desafío en el ejercicio de la función ha sido introducir la perspectiva de género en un contexto patriarcal, sin embargo, lo he asumido con mucho gusto y trato de que esa visión se transmita cada vez con mayor intensidad a mis compañeras y compañeros de profesión para generar criterios de equilibrio en el ejercicio de los derechos de las mujeres.
¿Cuál es el legado que como abogada quieres transmitir al gremio?
La igualdad. Más que un legado, quiero aportar a construir un país en el que las mujeres tengan más y mejores oportunidades. Considero que, como Jueza constitucional, pero sobre todo como ciudadana, tengo la obligación de crear, desde el ámbito de mi función y dentro del marco de mis atribuciones, condiciones para que nuestro género ejerza sus derechos en un plano de igualdad sustantiva.
Debe erradicarse la discriminación en razón de género y por cualquier otra causa, es importante identificar y sancionar de forma severa los actos de violencia política contra las mujeres, porque ello impide el desarrollo de una democracia verdadera.
¿Cómo visualizas el futuro de la profesión?
Lo visualizo con operadores del derecho preocupados por la justicia y la igualdad social. Creo que con el tiempo se priorizará, cada vez más, la atención de los derechos humanos sobre los formalismos.
Espero un futuro cercano en que se normalice la aplicación de la perspectiva de género en los asuntos en que se encuentren como objeto de juicio los derechos de las mujeres, porque la aplicación de esa visión, desde luego, debe tener como efecto el establecimiento de mejores condiciones para el ejercicio de los derechos de las mujeres, pero sobre todo, porque dota a las y los intérpretes de la norma de una visión transformadora que implica adecuar el derecho al contexto de las personas, lo que convertirá a las sentencias en instrumentos para lograr una sociedad con menos desigualdad. Asimismo, espero que participe una mayor cantidad de mujeres en todas las ramas del derecho.
En el ámbito judicial, el presente y, por ende, el futuro, requiere que se garantice la igualdad de género en los cargos judiciales, sobre todo en aquellos de titularidad de órganos jurisdiccionales y puestos directivos. Esa igualdad también debe permear hacia el ámbito privado, en donde habrá una mayor cantidad de mujeres en los cargos jurídicos de relevancia en despachos o empresas.
¿Qué consejos puedes ofrecer a las nuevas generaciones de abogadas?
El primer consejo es que se preparen constantemente, tanto en el ámbito jurídico como en otros relacionados con la igualdad de los derechos, la discriminación de las mujeres y la perspectiva de género.
Otro consejo sería que mantengan conciencia plena y constante de su pertenencia al género femenino, así como de la discriminación histórica que han padecido como grupo, porque de ello depende la introducción de la perspectiva de género a las soluciones que propongan a los problemas que se les presenten en el ámbito profesional.
“Las mujeres debemos tener conciencia plena de la discriminación histórica que hemos padecido como grupo, porque de ello depende la introducción de la perspectiva de género a las soluciones que propongamos a los problemas que se nos presenten en el ámbito profesional.”
¿De qué manera ha modificado la tecnología a la práctica legal, cuáles son sus beneficios y sus desventajas?
La tecnología ha resultado benéfica para el ejercicio del derecho, sobre todo en el ámbito judicial, porque ha acercado a las juzgadoras y los juzgadores con las personas. Asimismo, contribuye a disminuir y erradicar las barreras materiales, así como económicas que limitan el acceso a la justicia.
Cuando me desempeñaba como magistrada de la Sala Regional del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, con sede en Guadalajara, junto con mis compañeros magistrados implementamos las audiencias de alegatos mediante el sistema de videoconferencias, con la finalidad de que las personas que estuvieran en la circunscripción y que no pudieran trasladarse hasta la sede del órgano jurisdiccional expresaran de viva voz, pero a distancia, su sentir respecto al asunto en que estaban involucrados sus derechos.
De igual forma, esa técnica de videoconferencia se ha implementado en la Sala Superior para la rendición de audiencias de alegatos y, de forma más reciente, en el marco de las medidas de salubridad seguidas para combatir la pandemia generada por la transmisión del virus Covid-19 para realizar las sesiones de resolución de asuntos.
También se está implementando el sistema de juicio electoral en línea para la promoción de aquellos medios de impugnación federales ante las Salas del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
En general, considero positivo el uso de la tecnología en la impartición de justicia porque permite eliminar los obstáculos físicos y económicos que en muchas ocasiones impiden a las personas acceder a los órganos de justicia. Además, con dichas herramientas de información se simplifican los trámites procesales en diversas ocasiones. Por otra parte, es importante destacar que la tecnología permite la continuación de la administración de justicia, incluso en situaciones graves de fuerza mayor que paralizan la mayoría de las actividades, como sucede en la actualidad con la pandemia referida, en cuyo curso no se ha detenido la actividad jurisdiccional electoral.
El uso de esas tecnologías desde mi punto de vista presenta una grave desventaja que consiste en que no todas las personas tienen acceso al internet y a las tecnologías de la información, lo cual es indispensable para hacer uso de las herramientas para el acceso a la justicia en línea o a distancia, motivo por el que los procesos tecnológicos deben coexistir con los tradicionales, con el objetivo de brindarles a las personas la mayor cantidad de vías posibles para un acceso fácil y efectivo a la justicia.