Los apás: los senadores; las amás: las senadoras, en cuya Cámara se realizó una buena parte del proceso de constitución del Sistema, pero ellos (as) mismos, por las eventualidades electorales -las elecciones del 2018-, lo suspendieron, pero también el ejecutivo fed. de entonces.
Yo seguí casi todo el proceso en los medios, electrónicos -principalmente en el Canal del Congreso-e impresos ; el tema siempre me ha interesado estudiarlo, y combatirlo en mi práctica profesional, en la docencia, la investigación la postulación del Derecho, la política; en la medida de mis posibilidades he querido contribuir a enfrentarlo, lo que me ha originado marginación, exclusión, discriminación, etiquetamientos de moralista; legalista; de intentos de expulsión del PAN-S.L.P., en donde milité 9 años y por el que fui dip. local, de 2000 a 2003. En los congresos cómo corre dinero, y cómo muchos, legisladores, funcionarios y empleados, caen en la tentación de aprovecharlo, sea en efectivo o en especie -vehículos, computadoras, celulares, sillas, papelería, recursos humanos-, lo que se pueda.
No me estoy dando baños de pureza, sino de pedagogía, habiendo intentado siquiera concientizar al mayor número posible de personas con las que tengo parentesco o tenido cercanía, -es decir, a la familia, amigos, compañeros, alumnos, políticos, etc.-, de la necesidad, cívica, ética y política, de conducirnos todos conforme a los principios éticos y a los valores morales.
Respecto del proceso para el SNA, observé el desarrollo de las comparecencias de los aspirantes a formar parte del Comité de Participación Ciudadana; los debates en las comisiones respectivas del Senado, la integración de dicho Comité, por Jacqkeline Peschard, Marie Claire Acosta, Luis Manuel Pérez de Hacha, y Alfredo Hernández, proceso que concluiría con la creación de los sistemas estatales, algunos de los cuales se conformaron, otros, como el Nacional, quedaron truncos.
En semanas recientes, por la denuncia de posible tráfico de influencia de Manuel Bartlett, en favor de su hijo León -hijo de león, o tigre, con rayas también?; se recordó en algunos medios lo del SNA. Enrique Quintana, en “Al cierre”, programa diario en Bloomberg TV, conducido por Leonardo Kurchenko, lo mencionó, y dijo que el sistema“nació muerto”.
Los únicos realmente interesados, preocupados y ocupados en combatir la corrupción, han sido las organizaciones de la sociedad civil; Mexicanos contra la Corrupción, Transparencia Mexicana, y otras, que estuvieron presionando para que se aprobara y cristalizara el Sistema; lucharon fuertemente por la creación de fiscalías generales, autónomas, para que no hubiera un “fiscal carnal”, a modo de los ejecutivos, fed. y esttls.; lograron con el tiempo que se crearan las fiscalías, todavía más formal que, realmente autónomas, pero no el SNA no se ha consumado, ni muchos de los estatales, por falta de voluntad política, de los ejecutivos, fed., y estatales, y de los legisladores. Y es que no les importa la consumación, porque no están dispuestos a que el sistema conozca y promueva que se sancionen precisamente los actos de corrupción que cometan. Un sistema no los evitaría, racionalmente conseguiría reducirlos al mínimo, pero los que se cometieran, podrían ser castigados.
Corrió mucha tinta en los medios impresos; cientos de horas en espacios televisivos y radiales; en bastantes reuniones de senadores, entre ellos y con las organizaciones interesadas; se les dio espacio en las discusiones a personajes sobresalientes de ellas; formándose un comité ciudadano o independiente que estuviera en el proceso de comparecencias y selección de los integrantes del Com. de Particip. Ciudadana, quienes al final propusieron a los que consideraron los mejores perfiles, pero los senadores los rechazaron, haciendo inútil el trabajo y participación de dicho grupo. Después de eso, el proyecto fue tirado al olvido.
Sobre la corrupción se seguirá hablando, como estos días, por las detenciones -muy atípica la repatriación o extradición negociada de Emilio Lozoya, y la de César Duarte; en todos los procesos electorales, pero ya como tema-gancho para los electores; como en la campaña del 2018 para la presidencia de la Rep., El entonces candidato AMLO, lo ofreció como uno de sus principales problemas a enfrentar, y entre otras propuestas ganó por ello, empezando a combatirlo de varias maneras. Articulistas de El Universal, El Financiero, Milenio, de otros, han escrito recientemente sobre el problema; en programas de medios electrónicos diario se aborda, pero sin ningún eco que se note en el Pdte.; quedan como voces en el desierto, quien como que desea enfrentarlo solo y su alma. Morena es él; quiere ser “el Estado”, como Luis XIV el Rey Sol, y parece que también ser el sistema anticorrupción, pero eso es prácticamente imposible. Ni Superman, Batman u otro lo conseguirían, ni en sus series, películas o cuentos.
Su intención subsiste, pero claro que no basta eso; lo conveniente sería que incitara, con respeto a los senadores (as), a retomar el proceso del Sistema Nacional, porque teóricamente no se ve otro mecanismo que pueda reducir el fenómeno, del que se dice desde hace tiempo, que significa el 9% del PIB. Algunas medidas aplicadas, han sido el quitar la pensión a ex pdtes., reducción de salarios, viáticos, gastos en teléfonos, guaruras, viajes al extranjero -incluso para investigadores científicos; el ataque al “huachicoleo”, y otras, pero son ahorros gubernamentales, no precisamente de las conductas corruptas, pues los funcionarios que ganan mucho y tenían diversos apoyos en su trabajo, no necesariamente eran corruptos.
Para aspirar a resultados significativos, que reduzcan el efecto en el % del PIB, es menester el Sistema Nacional, porque el que el Pdte. se proponga combatirlo unipersonalmente, no es muy alentador, sistema en que, como está diseñado, coparticipan dependencias ad hoc del gob., y un fiscal anticorrupción autónomo, representaciones sociales, universitarias, empresariales, y otras. Sí el Pdte. como titular del ejecutivo federal, tiene y asume el compromiso, los demás poderes, ayuntamientos y organismos autónomos, tendrían que´ asumirlo, pero como no ven animus desde el poder central, no hay quién se preocupe, ni por el SN, ni por los estatales.
Del Pdte., en lo particular, no he visto rechazo al sistema, pero tampoco que se realiente su conformación, creo que por lo mismo que esgrimo: quiere combatirlo solo, como llanero solitario -siguiendo con personajes mitológicos-, pero para rematar la imposibilidad de supermanes y batmanes, ni los tres unidos lograrían abatir la corrupción. Organizaciones sociales, reitero, pusieron su parte; el ejecutivo fed. anterior, algo; el actual no ha puesto en absoluto algo, y se ve que no la pondrá.