No esperábamos mucho de nuestros legisladores y aun así lograron decepcionarnos… una burla resultó la supuesta apertura concedida por los diputados en un ejercicio sin precedentes, del que se podían esperar cosas muy positivas, como escribimos hace algunas semanas, las aportaciones ahí expuestas cayeron en oídos sordos, quizás en un intento por corregir su error, San Lázaro otorgó un par de audiencias adicionales y manifestaba querer tener precaución de emitir una legislación adecuada, pero, de pronto resurge el fantasma del TMEC y Estados Unidos lanza sus amenazas condescendientes, generando que súbitamente y de manera extraordinaria los Diputados aprobaran el dictamen de la Reforma Laboral y trasladan el problema a alguien más, como si ya hubiesen tenido la determinación guardada en un cajón, solo esperando a que nuestro vecino del norte hiciera su aparición… Así las cosas, el Senado decidió no fingir ningún tipo de apertura a la sociedad en general, se había hablado de replicar un ejercicio parecido a las audiencias públicas de San Lázaro, pero ante la “urgencia” las mismas jamás se dieron y en una carrera apresurada por cumplir con compromisos políticos, tristemente más extranjeros que internos ya tenemos muy en claro lo que será nuestra nueva Ley Federal del Trabajo.
Lo preocupante de una legislación realizada de manera tan espontánea, es que sus bemoles pueden detectarse aún antes de que esta vea su primera implementación, es así que, incluso senadores y grupos de facciones “amigas” se han criticado mutuamente por permitirse emitir un dictamen tan propenso al error, ya que hay temas que se están dejando de fuera o no están considerando sus características especiales y particulares, la subcontratación, por poner un ejemplo, el futuro de los juicios aún activos bajo la tutela de las Juntas de Conciliación y Arbitraje, las especificaciones relativas a la creación y funcionamiento del nuevo Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral.
Desde nuestro punto de vista, la consideración más importante dejada de lado en los dictámenes, es la solicitud de diversas entidades del ámbito laboral que solicitábamos la permanencia de la figura del tripartismo, los laboralistas añejos estimamos que esta figura es un eje vertebral de las sanas relaciones laborales, es como funciona cualquier tipo de Conciliación que busca genuinamente llegar a acuerdos. Es preocupante toda vez que las partes ahora estaremos sometidos a la interpretación de una sola figura: la del Juez, una figura que por tradición es rígida, apegada más a la letra que al argumento, figura que aún no ha visto completamente inserta la oralidad en sus procedimientos diarios, cuando los laboralistas tenemos toda la vida llevando procedimientos orales para el desahogo de controversias, ¿quién hablará por las Empresas?, ¿Quién hablará por los trabajadores?, no señores, el Derecho Laboral se trata de un Derecho Social, no funciona ni nació como las otras ramas, guarda características muy distintas, difíciles de comprender únicamente al estricto apego de la letra, las partes necesitan su representación, una que los considere, una que los sepa leer e interpretar, una representación que sea justamente eso, una parte de ellos, del mismo extracto, que funja en todo momento como fuerza en una balanza tratando de estar siempre equilibrada y funcional. En fin, un innumerable cumulo de aspectos que no consideraron nuestros legisladores, nos esperan tiempos de incertidumbre, quedará en nosotros los Abogados, demostrar que somos adaptables y estudiosos siempre de los cambios, que sabremos sacar los nuevos procesos adelante.