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Política y Realidad

A cinco meses del arribo al poder político de una fuerza ideológica distinta, en apariencia, al PRI, al PAN y al PRD; nada o muy poco ha cambiado, las Instituciones Públicas del Gobierno de la Ciudad y del Gobierno Federal, operan sin una estrategia distinta, sin experiencia, sin liderazgos y peor aún con apatía.

No queda claro sí al poder político llegó una fuerza política de izquierda o los mismos conservadores, enarbolando una bandera liberal y progresista. El discurso del Presidente Andrés Manual López Orador, constantemente en contradicción con las estrategias de comunicación de su Gabinete, en materias sensibles como la económica, la fiscal y de seguridad. El presidente prometió un gobierno juarista y liberal, sin embargo, de forma por demás contradictoria envió al congreso un Ley de Ingresos y presupuesto de egresos de corte neoliberal.

Así lo calificaron los medios financieros “El presupuesto neoliberal de AMLO”. El paquete económico para 2019, es más o menos lo mismo que los paquetes de los gobiernos priista y panistas de los últimos seis sexenios. De ese tamaño es la contradicción ideológica del gobierno actual.

En 1978 nuestro premio nobel de literatura, el Poeta Octavio Paz, escribió en la revista Vuelta un ensayo titulado el Ogro Filantrópico “…los liberales de 1857. Salvo durante los interregnos de anarquía y guerra civil, los mexicanos hemos vivido a la sombra de gobiernos alternativamente despóticos o paternales pero siempre fuertes: el rey-sacerdote azteca, el virrey, el dictador, el señor presidente. La excepción es el corto periodo que Daniel Cosió Villegas llama República Restaurada y durante el cual los liberales trataron de limar las garras del Estado heredado de Nueva España. Esas garras se llamaban: burocracia y ejército. Los liberales querían una sociedad fuerte y un Estado débil. Tentativa ejemplar que pronto fracasó: Porfirio Díaz invirtió los términos e hizo de México una sociedad débil dominada por un Estado fuerte.”

La política desarrollada por el Gobierno aparentemente liberal de Morena, está condicionado a las decisiones u ocurrencias del Presidente, apoyadas en el discurso de que el pueblo es quien manda, pero las políticas públicas él las establece y dirige, sin importar las voces de su propio Gabinete que en ocasiones claramente discrepan de dichas decisiones y algunas incluso son contrarias al Estado de Derecho, tales como el memorándum para dejar de cumplir con la ley en materia de educación, la puesta en operación de la Guardia Nacional en Veracruz, sin la existencia de un marco normativo de operación.

Al revés de lo prometido en campaña, este Gobierno afila las garras con la burocracia y el ejército, en lugar de diseñar políticas dirigidas a fortalecer a la sociedad y debilitar al Estado, conforme al verdadero propósito de los liberales, contrario a ello, están centralizando el poder político del Estado con la instrumentación de programas asistencialistas, que más que buscar inhibir la incidencia delictiva con acciones transversales para prevenir los delitos, buscan los votos de las personas a quienes van dirigidos dichos programas, por tanto es más una estrategia político electoral que una política para mejorar la economía o reducir la inseguridad.

Dicha incongruencia ideológica, está generando un descontento gradual entre los propios simpatizantes de AMLO´vers, y principalmente la de un sector muy importante en la sociedad mexicana que prácticamente no ha sido tomada en cuenta, me refiero a la llamada clase media en la que confluyen: profesionistas, artistas, intelectuales, emprendedores, comerciantes, etc., personas que históricamente han contribuido al crecimiento y desarrollo de México.

El cambio prometido no ha llegado, los temas de interés general corrupción e impunidad, han sido olvidados o en el mejor de los casos postergados, mediante estrategias lanzadas al mediano o largo plazo, mientras que la realidad ya nos rebasó por la Derecha; los delitos al alza, la economía a la baja, el desempleo al alza, los sueldos a la baja ufff, la realidad es bastante desalentadora, principalmente para la clase media que paga impuestos, y que no ve satisfechas sus aspiraciones por la política del actual gobierno.

 

No estoy interesado en preservar el status quo; de hecho, quiero derribarlo.”

    Nicolás Maquiavelo

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