Escribo esta columna en la noche de la jornada electoral en Coahuila, Hidalgo y Bolivia. En estas tres elecciones se contó con la presencia de observadoras y observadores electorales, que lo mismo provienen de organizaciones internacionales, que de instituciones administrativas y jurisdiccionales electorales.
Es una sana costumbre que se observen los comicios. Esto siempre que vaya acompañado de un protocolo y de la definición de lo que se quiere observar.
Me explico: en una elección pueden constatarse actos antes, durante y después de la jornada, por ejemplo, las campañas o las sesiones de registro de candidaturas (etapa preparatoria), la instalación de las casillas y el desarrollo de la votación (jornada electoral), o las sesiones de cómputo y los recuentos (etapa posterior); cada etapa por si misma tiene su importancia e interés, así como sus peculiaridades.
Para la etapa preparatoria, algunos aspectos que en lo personal me parece importante observar, es el manejo de redes por parte de las autoridades comiciales, los partidos y candidaturas contendientes; la existencia de acciones que eviten las presiones indebidas, los programas de fomento al voto dirigidos por grupos de edad, entre otros.
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De la misma forma, la observación puede tener diversos efectos positivos: para las instancias organizadoras de los comicios, les permite conocer sucesos de los que no tenían noticia o la tenían parcial; para quien observa (sobre todo si pertenece a una institución que organiza elecciones) le dará información para mejorar sus procedimientos. Para la ciudadanía, la observación electoral puede tener el efecto de atestiguar lo que se hace bien y de prevenir la comisión de actos ilícitos.
En los próximos días quienes realizaron la observación (también llamada veeduría) en Hidalgo, Coahuila y Bolivia, entregarán sus reportes, ya sean de manera individual o institucional, si pertenecen a una misión o una asociación en particular. En todo caso, la información que contengan será interesante para la sociedad y para las autoridades electorales.
Pensando en la observación el día de la jornada, resalto la importancia de realizarla en diversos momentos y lugares. La instalación de las casillas, el desarrollo de la votación, el escrutinio y cómputo así como la remisión de los paquetes electorales a los consejos o centros de acopio.
Pero, además de esos momentos, vale la pena atender a las distintas realidades. ¿cómo se vota en una casilla rural? ¿en una urbana de una colonia populosa? En medio de esta pandemia, ¿se siguieron los protocolos? ¿el procedimiento de votación se vio retrasado en algún momento?, ¿se constataron operativos para prevenir la compra y coacción del voto?
Será materia de otra columna, pero de una vez adelanto que los buenos informes de observación se vuelven documentos relevantes para evaluar todo el proceso.