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Relatos que transforman: El modelo narrativo frente a los MASC jurídicos en México

En un contexto donde los conflictos reflejan desigualdades estructurales y violencias simbólicas, la mediación narrativa emerge como un enfoque innovador que prioriza la transformación de las historias de las personas por encima de la resolución técnica. Durante la Semana Nacional de la Mediación (sesión del 23 de septiembre de 2025), organizada por Casas de la Cultura Jurídica de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en el Tecnológico de Monterrey, Campus Puebla, expertos como Ítalo Latorre (Chile) y Harbey Peña (Colombia), moderados por Rosa María Morales Cisneros, Titular del Centro de Justicia Alternativa del Tribunal Superior de Justicia del Poder Judicial del Estado de Puebla, exploraron los fundamentos, desafíos y aportes del modelo narrativo. Este enfoque, centrado en las narrativas que dan forma a nuestras identidades y relaciones, contrasta con los Mecanismos Alternos de Solución de Controversias (MASC) vigentes en México, regulados por normativas como la Ley General de Mecanismos Alternativos de Solución de Controversias y leyes estatales. Este artículo analiza las diferencias entre ambos modelos, destacando cómo el modelo narrativo puede enriquecer los MASC para promover soluciones más humanas y justas.

El Modelo Narrativo: Una Visión Transformadora

El modelo narrativo, como explicó Ítalo Latorre, se basa en la premisa de que las historias que contamos sobre nosotros mismos y nuestras relaciones son constitutivas de nuestra vida. Estas narrativas, lejos de ser solo individuales, son colectivas y están influenciadas por estructuras de poder como el patriarcado o la desigualdad, que privilegian ciertos relatos dominantes mientras silencian otros. La mediación narrativa busca dar voz a estas historias subyugadas, promoviendo un proceso de reautoría que construya relatos alternativos basados en valores como la confianza o la dignidad.

Harbey Peña complementó esta idea al señalar que el modelo narrativo no es una solución sencilla, sino un proceso complejo que requiere claridad para ser accesible. A diferencia de los enfoques tradicionales, no prioriza acuerdos inmediatos, sino el respeto, la colaboración y el reconocimiento mutuo. Como afirmó Peña, el conflicto es una narrativa que puede transformarse mediante el diálogo, permitiendo a las partes resignificar sus experiencias y construir relaciones más equitativas. Este enfoque, según ambos expertos, tiene como fin superior la justicia social, desafiando dinámicas de poder que perpetúan la exclusión.

Abordando las Violencias desde las Narrativas

El modelo narrativo ofrece un enfoque único para trabajar con violencias estructurales y simbólicas, como la discriminación o el racismo. Peña, inspirándose en Sara Cobb, argumentó que la violencia surge cuando la falta de diálogo polariza las narrativas, y la mediación narrativa puede prevenirla, manejarla o transformarla al fomentar la escucha activa y la validación emocional. En contextos como el colombiano, Peña sugirió que este modelo podría facilitar la reintegración de excombatientes al promover un entendimiento mutuo con las comunidades.

Latorre, desde su práctica en terapia narrativa, hizo una distinción crucial entre violencia y abuso de poder. La violencia puede ser una forma de resistencia, pero el abuso de poder busca mantener privilegios a expensas de otros. En un ejemplo práctico, Latorre describió una mediación con una pareja que enfrentaba un conflicto por la revisión de un celular, donde exploró narrativas sobre la confianza, promoviendo una rendición de cuentas sin centrarse en el perdón. Este enfoque crítico permite abordar las dinámicas de poder subyacentes, haciendo del modelo narrativo una herramienta para la transformación social.

Retos en la Implementación

La implementación del modelo narrativo enfrenta obstáculos significativos. Peña destacó la incomprensión dentro de los sistemas de justicia, que tienden a medir la mediación por indicadores cuantitativos, como el número de acuerdos, lo que desvirtúa su propósito transformador. Latorre identificó el “protocolo patriarcal del silenciamiento” —negación, minimización y justificación del abuso— como una barrera cultural que perpetúa la exclusión de voces marginadas. Ambos expertos abogaron por una práctica coherente y crítica, que evite convertir la mediación en un protocolo rígido y reproduzca las estructuras de poder dominantes.

Memoria Colectiva y Escucha Activa

Un pilar del modelo narrativo es su capacidad para trabajar con la memoria colectiva, la escucha activa y la validación emocional. Latorre propuso que el dolor, entendido como una denuncia política, es un logro relacional que señala transgresiones a valores compartidos. Al facilitar procesos de reautoría, este modelo permite a las comunidades articular historias de resistencia y esperanza. Peña añadió que técnicas como la doble escucha, la externalización y el storytelling empoderan a las personas como expertas en sus propias vidas, promoviendo narrativas de dignidad y resiliencia que trascienden los acuerdos inmediatos.

Modelo Narrativo vs. MASC Jurídico: Cuadro Comparativo

A continuación, se presenta un cuadro comparativo que sintetiza las diferencias entre el modelo narrativo y los MASC vigentes en México.

ASPECTOMODELO NARRATIVOMASC JURÍDICO (MÉXICO)
FUNDAMENTOLas narrativas dan forma a la identidad y los conflictos; las historias son colectivas e influenciadas por dinámicas de poder. (Latorre: “Las historias son constitutivas de la vida”).Resolución eficiente de conflictos dentro de un marco legal, regulado por la Ley General de Mecanismos Alternativos de Solución de Controversias y leyes estatales.
OBJETIVO PRINCIPALTransformar narrativas para promover respeto, colaboración, reconocimiento mutuo y justicia social. (Peña: “Apostamos a la justicia social como fin superior”).Alcanzar acuerdos legalmente vinculantes para resolver disputas y reducir la carga judicial, priorizando la pacificación social.
ROL DEL MEDIADORFacilitador con “influencia descentrada”, guiado por curiosidad genuina, sin imponer narrativas. (Latorre: “No sabemos las respuestas, investigamos los saberes locales”).Facilitador neutral que sigue protocolos legales, buscando equilibrar posiciones para lograr acuerdos viables.
ENFOQUE EN EL PODERCuestiona dinámicas de poder (ej. patriarcado, desigualdad) y da voz a relatos subyugados. (Latorre: “Identificar el abuso de poder es fundamental”).Neutral, sin abordar explícitamente las dinámicas de poder, limitado por el marco normativo.
TRATAMIENTO DE LA VIOLENCIAVe la violencia como una narrativa transformable mediante diálogo y rendición de cuentas. (Peña: “La violencia es una narrativa que puede transformarse”).Restringe la mediación de violencias graves (ej. violencia sexual) por normativas legales; se centra en acuerdos prácticos en casos mediables.
TEMPORALIDADProceso continuo, no enfocado en acuerdos inmediatos. (Peña: “No es una varita mágica, requiere tiempo”).Orientado a la resolución rápida, con plazos definidos por las instituciones judiciales.
TÉCNICASDoble escucha, externalización, storytelling, reautoría. (Peña: “Técnicas para enriquecer relatos alternativos”).Protocolos estandarizados (apertura, exposición, negociación, cierre), con énfasis en la negociación.
OBSTÁCULOSIncomprensión institucional, complejidad del lenguaje, protocolo patriarcal del silenciamiento. (Peña: “Indicadores como el número de acuerdos desvirtúan el modelo”).Rigidez normativa, presión por resultados rápidos, falta de enfoque en dinámicas estructurales.
EJEMPLO PRÁCTICOMediación de una pareja sobre confianza, explorando narrativas sin buscar perdón. (Latorre: Caso de Paulina y Juan).Mediación en un Centro de Justicia Alternativa para acordar términos de una disputa civil o familiar, siguiendo protocolos legales.

Hacia una Mediación Ética y Transformadora

Para que el modelo narrativo sea una herramienta viva, Peña enfatizó la importancia de la coherencia, alineando las prácticas con los principios éticos declarados. Latorre, inspirado por Vicky Reynolds, describió este trabajo como un “proyecto imperfecto” que requiere una visión crítica colectiva y consultas constantes con las comunidades. Ambos expertos subrayaron que la mediación narrativa debe evitar convertirse en un protocolo rígido, promoviendo en cambio plataformas conversacionales que honren la dignidad y construyan formas locales de justicia.

Conclusión


El modelo narrativo, en contraste con los MASC jurídicos vigentes en México, ofrece un enfoque transformador que aborda las narrativas subyacentes de los conflictos y desafía las dinámicas de poder. Mientras que los MASC se centran en acuerdos rápidos y legalmente vinculantes, el modelo narrativo prioriza la justicia social y la dignificación de voces silenciadas. Sin embargo, su implementación enfrenta retos como la incomprensión institucional y la necesidad de simplificar su lenguaje. Integrar elementos narrativos en los MASC mexicanos podría enriquecer los procesos de mediación, haciéndolos más inclusivos y humanos en un país donde las desigualdades persisten.

Llamado a la Acción

Invito a los mediadores, instituciones y comunidades mexicanas a explorar el modelo narrativo como un complemento a los MASC. Escuchemos con atención, validemos las historias marginadas y trabajemos con coherencia para reautoriar relatos que promuevan la justicia y la dignidad. Como señaló Latorre, este es un proceso colectivo y estimulante que abre posibilidades para construir un mundo más justo.

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