México y su imperante necesidad de voltear hacia las energías verdes

Según datos del Foro Económico Mundial, Chile tiene la flotilla de autobuses eléctrica más grande de América Latina. Más de 100 vehículos de este tipo ya circulan por las principales calles de Santiago, la capital. Cada uno de estos equivale a sacar las emisiones que generan 33 automóviles que funcionen con gasolina.

Sin duda, estos datos nos dejan en claro el compromiso que hay en América Latina para hacer una transición hacia las fuentes de energías renovables. Incluso, en 2017, precisamente en Chile, 19 ministros de energía de Latinoamérica firmaron un Plan de Acción de corto plazo para este fin. Esto, en el marco de la III Reunión Ministerial de Alianza de Energía y Clima de las Américas. Entre ellos, México, Colombia, Costa Rica, Panamá, entre otros.

México va muy atrás en la instrumentación de medios de transporte públicos amigables con el medio ambiente. En unos años,  este tipo de vehículos ya no usará combustibles fósiles, y nuestro país quedará rezagado. Por eso, hoy es necesario tomar decisiones inteligentes para tener un transporte público a la altura de una economía que busca ser modelo en América Latina y tener liderazgo mundial.

La región ha entrado en un periodo de transición energética hacia la descarbonización. Chile ha dado el primer gran paso. Colombia ya le sigue los pasos y ha encargado 125 autobuses eléctricos. Y en Panamá ya circulan este tipo de unidades de transporte y lo hacen de manera gratuita. Al menos lo harán así durante los siguientes 6 meses.

Además del tema energético, el económico es importante: el costo operativo de los autobuses eléctricos es 70% menor que los camiones que funcionan con diesel.

El lenguaje energético, al menos en nuestra región, poco a poco comienza a cambiar. El carbono va quedando en el olvido para dar paso a lo eólico y solar. Pero México parece que sigue empeñado en hablar de combustibles fósiles. Tal vez, un cambio de paradigma en nuestro país sea la clave para entrar a un mercado en el que las grande petroleras ya están con la intención de diversificar riesgos y, de paso, ayudar al medio ambiente.

Como dato: Naciones Unidas ha dicho que América Latina y el Caribe son los responsables del 10% de las emisiones de carbono en el mundo.

 

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