El quinto párrafo del artículo cuarto constitucional dispone del derecho del que debemos gozar todos a un medio ambiente adecuado y la obligación del Estado para garantizarlo, pero ¿realmente ello se refleja en el PEF para el 2019? Suena a una promesa más de las que se incumplen.
Los mitos.
Corría el mes de junio de 2018 cuando, justo antes del tercer debate que abordaría temas medioambientales, AMLO daba a conocer un documento llamado “NaturAMLO”[1] de evidente corte ambientalista y en el que se puede leer:
“La Tierra no es nuestra; nosotros somos de la Tierra.
Sin embargo, nos hemos comportado como un dueño irresponsable y caprichoso durante años. Eso debe terminar.
Nuestra agenda ambiental puede verse desde dos perspectivas. Por un lado, asumimos los compromisos internacionales más urgentes y, por el otro, reconocemos las características únicas de nuestro país y su enorme diversidad social y política. El trabajo con las comunidades –guardianes de la tierra y la cultura- es el corazón de nuestro proyecto.”[2]
Además, abordaba un decálogo que establecía los principios del “proyecto de nación” que regirían la política ambiental:
“1.- Desarrollo integral y sustentable. 2.- Perspectiva de derechos humanos. 3.- Autodeterminación de pueblos originarios y comunidades locales. 4.- Perspectiva de género y principio intergeneracional. 5.-Gobernanza democrática. 6.- Participación ciudadana. 7.- Gobierno basado en evidencia. 8.- Transparencia y rendición de cuentas. 9.- Eficiencia presupuestal. 10.- Transversalidad ambiental.”[3]
Y el decálogo pareció ser únicamente una historia imaginaria que alteró las verdaderas cualidades que Obrador tenía en mente para la política ambiental, es decir, todo sus buenos deseos y su decálogo fue simplemente un mito que se quedó en el olvido a la luz de la realidad presupuestaria donde hay reducción para el medio ambiente.
Ritos.
En el multicitado documento de “NaturAMLO” se lee una verdad que ahora AMLO parece ha relegado al olvido: “México es el quinto lugar mundial en diversidad biológica; esta riqueza está cada vez más amenazada. Hemos perdido la mitad de nuestros bosques y selvas”.[4] El documento habla de cifras reales, verídicas pero que han sido ignoradas, ejemplo de ello es la construcción del polémico “Tren Maya”, del que se ha dicho, por el propio Andrés Manuel, no tendrá daños a comunidades indígenas ni a los recursos naturales de la región, pero del que no se cuenta con el impacto ambiental que a todas luces existirá, del que no se ha hecho de acuerdo con las regulaciones legales, medioambientales y de participación ciudadana real (no simulada como las consultas que se llevaron a cabo), del que valió más un rito a la madre Tierra (que están socavando) que la protección a la misma. Incongruencia política y circo para la ciudadanía.
Recortes.
MORENA, como grupo parlamentario, tiene un sinfín de oportunidades en todas las materias, cuenta con mayoría simple en ambas cámaras y ello podría haberse aprovechado para proponer y legislar adecuadamente en materia ambiental, sin embargo, lo que se ha realizado es un recorte presupuestal en el ramo de “medio ambiente y recursos naturales”, en programas como: agua potable, drenaje y tratamiento (reducción de un 37.5%), Investigación en cambio climático, sustentabilidad y crecimiento verde (reducción del 23.7%), apoyos para el desarrollo forestal sustentable (redujo un 44.9%), Conservación y aprovechamiento sustentable de la vida silvestre (reducción del 26.4%), entre otros. Quizá no podríamos hablar de un aumento pero sí en que el presupuesto se mantuviera pues con la reducción hay retroceso en la garantía que tiene que llevar a cabo el Estado respecto del medio ambiente para todos, es lamentable que la protección del medio ambiente no sea una prioridad, al menos en el 2019, para la llamada “cuarta transformación”.
[1] Documento consultado en: https://drive.google.com/file/d/1wtqDgsYrhY6wIxVo3nRz4ou7qK1JPEOj/view, 28 de diciembre 2018.
[2] Ibíd.
[3] Ibíd.
[4] Ibíd.