“No solo los estudiosos de la asignatura han dado pistas acerca de lo que nos puede deparar el futuro y cómo afrontarlo, sino que en el marco de la cultura popular se nos han presentado series que nos invitan a teorizar y a meditar acerca del porvenir de nuestra disciplina, tal es el caso de Black Mirror.”
El futuro de la propiedad intelectual (PI) representa uno de los grandes retos de nuestro tiempo que, en muchas ocasiones, desemboca en reflexionar acerca de utopías y distopías, pese a ello, es un tópico cuya discusión no podemos evadir en el ámbito jurídico y, por supuesto, en otras disciplinas como la filosofía, la economía o la sociología.
Una de las características más notorias del momento histórico en el que coexistimos es el agigantado avance de la ciencia, el cual, necesariamente, conlleva un acelerado crecimiento de nuevas tecnologías, medios y formas de comunicación, así como maneras de entender y construir la realidad.
Al amparo de lo anterior, la PI es tierra fértil para la introspección jurídica desde varias aristas. Pongo sobre la mesa algunas ideas que pueden ser útiles desde un enfoque prospectivo a partir de cinco puntos.
Pensar en clave prospectiva nos ayuda a prever y vislumbrar escenarios posibles por medio de las tendencias, conjeturas y coyunturas. No solo los estudiosos de la asignatura han dado pistas acerca de lo que nos puede deparar el futuro y cómo afrontarlo, sino que en el marco de la cultura popular se nos han presentado series que nos invitan a teorizar y a meditar acerca del porvenir de nuestra disciplina, tal es el caso de Black Mirror.
En la referida serie de producción británica se plantean múltiples desafíos que salpican a toda aquella persona estudiosa de la PI, razón por la cual, no podemos negar que algunos de los tópicos presentados en Black Mirror han sido fuente de inspiración para la realización de este artículo, además de una obra que tuve el honor de coordinar: Los derechos en serie. De Breaking Bad a Black Mirror, la cual cuenta con el análisis de destacadas y destacados académicos y funcionarios judiciales.
A continuación, presento los cinco retos de la propiedad intelectual para esta década:
La regulación de la inteligencia artificial. Hace unos días salió un anuncio comercial de una importante cadena de supermercado donde, por medio de la inteligencia artificial, “revive” a Cantinflas, lo cual nos lleva a pensar acerca sobre el uso de nuestra propia imagen –independientemente de los derechos patrimoniales o morales–. Hasta qué punto es ético hacerlo, ¿qué tal si en vida el personaje jamás hubiera querido hacer un comercial para esa cadena por razones ideológicas, pero pesó más la ambición de quien tiene los derechos patrimoniales?, ¿si en lugar de una cadena comercial hubiera sido un partido político que tuviera ideas distintas a la del comediante? Lo anterior es solo un ejemplo acerca de la importancia de empezar a fijar los límites de la inteligencia artificial que, por supuesto, van mucho más allá del ejemplo expuesto.
Pensar en clave de biotecnología y bioética. Temas como la experimentación con organismos vivos y el uso de genes humanos para el desarrollo de nuevas tecnologías son cada vez más recurrentes en los debates científicos. La complejidad de las innovaciones en materia de biotecnología parece tener cada vez más roces con la bioética y los estudiosos de la propiedad intelectual no pueden permanecer omisos al respecto en cuanto a su regulación y delimitación.
Hacia una propiedad intelectual crítica y sensible. Una de las lecciones que nos ha dejado la pandemia es que la PI se ha subordinado indubitablemente a los intereses del mercado, dejando de lado la sensibilidad social. Es menester pensar en mecanismos que puedan desdibujar el elitismo empresarial en el que se ha caído sin que el progreso del conocimiento pierda el interés de los grandes capitalistas, por ejemplo, la liberación de patentes en razón de ganancias y no de años de protección.
“Es menester pensar en mecanismos que puedan desdibujar el elitismo empresarial en el que se ha caído sin que el progreso del conocimiento pierda el interés de los grandes capitalistas, por ejemplo, la liberación de patentes en razón de ganancias y no de años de protección.
4. Una visión a partir de los estudios críticos sobre el desarrollo. Urge cambiar del paradigma desarrollista a un esquema basado en las teorías críticas del desarrollo que nos permita usar la PI como un factor de cambio social alejado de la mera ambición de los grupos empresariales y que, al mismo tiempo, pueda considerar otras cosmovisiones acerca de la idea del desarrollo en todos sus aspectos.
5. Una enseñanza de la PI moderada frente a los intereses de mercado. Finalmente, las y los académicos tenemos que hacer frente a la imperiosa tarea de formar estudiantes socialmente más sensibles que puedan mirar más allá de los intereses de mercado. El reto es diseñar perfiles críticos que puedan pensar desde un enfoque más plural los fundamentos de la PI, de tal forma que, en un futuro no muy lejano, nos puedan auxiliar a transformar la lógica de la ciencia al mero servicio del capital.