La regulación de la prostitución en la Ciudad de México

El motivo de hablar de este tema, deriva de que en días pasados el Diputado Temístocles Villanueva, del partido político Morena, propuso en el Congreso de la Ciudad de México, que la nueva Ley de Trabajadores No Asalariados incluya una regulación para la prostitución.

Para tener una visión más clara del tema, es necesario decir que el término prostitución procede del latín prostitutĭo, que se trata de la actividad que realiza la persona que cobra por mantener relaciones íntimas con otros individuos, es decir, prostituirse, por lo tanto, consiste en tener sexo a cambio de un pago.

 La Ley de Salud del Estado de Sinaloa, en el artículo 230 establece: “…Para efectos de esta Ley, se entiende por prostitución la actividad que realizan las personas utilizando sus órganos sexuales como medio de vida”.

La prostitución es un fenómeno que existe en México desde hace muchas décadas, el cual ha sido tolerado por las autoridades del Estado, ignorado por la población y satanizado por algunos grupos. Cabe destacar que la prostitución no implica sólo mantener relaciones sexuales convencionales (con penetración), sino que también puede abarcar diversas prácticas íntimas como el sexo oral o la masturbación.

Sin duda alguna, el número de personas involucradas en la prestación de servicios sexuales se ha incrementado en la Ciudad de México, principalmente por la falta de educación, de oportunidades laborales bien remuneradas, pésimas condiciones socioeconómicas, desintegración familiar, madres solteras abandonadas, falta de valores morales y religiosos suficientemente fuertes para impedir que caigan en la degradación de su persona, etc.

La prostitución es un servicio personal, más no un trabajo que puede ser efectuado por hombres o mujeres a solicitud de hombres o mujeres, por lo tanto, se puede decir que consiste en permitir acceso a una relación sexual de manera relativamente indiscriminada, según el grado de complejidad del sistema económico en que se dé, además de que está implícito que el pago se realiza para obtener una gratificación sexual específica.

El Diputado explicó en un boletín oficial que esta iniciativa busca garantizar las condiciones para que ciudadanas y ciudadanos tengan acceso a un trabajo digno, en el que se respeten los derechos en las leyes y en los tratados de los que el Estado mexicano forma parte.

Así mismo, refirió que para presentar dicha propuesta se escucharon a diversas organizaciones y grupos que analizan, estudian y trabajan directamente en materia de trabajo no asalariado y que tenía como objetivo atender todas las voces, perspectivas y necesidades.

Al respecto, la Ley de Cultura Cívica de la Ciudad de México (última reforma publicada en la gaceta oficial de la ciudad de México: 29 de diciembre de 2017), establece en su artículo 24 las infracciones contra la tranquilidad de las personas y en la Fracción VII señala:

“…Invitar a la prostitución o ejercerla, así como solicitar dicho servicio. En todo caso solo procederá la presentación (sic) probable infractor cuando exista queja vecinal”.

“…Las infracciones establecidas en las fracciones III a VII se sancionarán con multa por el equivalente de 10 a 40 veces la Unidad de Cuenta de la Ciudad de México vigente o con arresto de 13 a 24 horas (REFORMADO, G.O. 23 DE MARZO DE 2017)”.

 En la Ciudad de México y en muchas otras ciudades y países, no solamente existen las trabajadoras sexuales (mujeres) sino también los masculinos y hasta menores de edad, que realizan esta actividad en parques, casas de masajes y otros centros especializados.

En realidad se trata de una cuestión de intereses ya que solamente así podemos entender que para los trabajadores de este sector sea un medio y forma de vida y para los clientes una necesidad.

En algunas calles de la Ciudad de México, doscientos pesos son suficientes para comprar comida o el cuerpo de una niña de 16 años o de una mujer mayor de edad, desafortunadamente esta es la triste realidad. La naturaleza de la prostitución encubre muchos males y, por consiguiente, exige muchos remedios.

Algunos psicólogos han advertido en diversos estudios que la prostitución puede revestir tres grados, a saber:

1.- Prostitución libre, donde la oferta y demanda se da directamente por vía telefónica.

2.- Prostitución organizada, en el que intervienen los reclutadores, los traficantes o explotadores, vulgarmente conocidos como “lenones”.

3.- Prostitución oficializada, organizada también en plan privado, pero dotada de una reglamentación protectora por parte de autoridades administrativas y policiales.

Partiendo de lo antes dicho, debemos asumir una actitud reflexiva y crítica en cuanto al problema de que México poco a poco se está convirtiendo en una ciudad del vicio y de la prostitución clandestina, por lo tanto, de no tomar medidas urgentes y drásticas ahora, en el futuro México será conocida más por esta actividad que como la capital de las operaciones comerciales o como también se les conoce como agro negocios.

 

Entonces, ¿se debe regular la prostitución en la Ciudad de México?

Nuestra sociedad debe ir hasta las causas más remotas de la prostitución, con el fin de no avalar el recrudecimiento de este mal social que significa una auténtica crisis de conciencia en la opinión pública y el trabajo sexual no se debe criminalizar mientras no se llegue a configurar la conducta del delito de trata de personas.

Regular la prostitución puede contribuir a quitar el estigma a personas que se ven abocadas a morar en los márgenes del sistema, toda vez que el reconocimiento laboral de las trabajadoras sexuales puede dotarlas de instrumentos para hacer valer sus derechos, además puede servir, en definitiva, para empoderar a unas mujeres obligadas a vivir escondidas y para proclamar su igualdad en dignidad y derechos.

 

Los resultados de la regulación podrán, en todo caso, someterse a evaluación, contrastarse y, si fuera el caso, enmendarse mediante una adecuada política pública y de salud.

 

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