foro jurídico Roberto Gargarella

“La derrota del derecho en América Latina. Siete tesis”, de Roberto Gargarella

Esta columna no es un resumen del libro del jurista y sociólogo argentino, es en realidad un intento por invitar a su lectura tratando de mostrar lo pertinente que resulta. Creo, en lo personal, que Gargarella es un jurista de talla mundial al que vale la pena leer en todos sus textos, se coincida o no con sus posiciones.

Ahora que lo común es hablar de la crisis de la democracia, en este libro se plantea una crisis distinta: la del constitucionalismo. Esto, ya de entrada, resulta interesante y novedoso.

La asunción del autor, con la que concuerdo, es que nuestro constitucionalismo latinoamericano, en particular los apartados orgánicos, son hijos de la ideología liberal de finales del silgo XVIII e inicios del XIX; un momento en que, como nos recuerda Guastini, se desconfía profundamente del estado.

Pero no solo del estado, también del pueblo.

Ese constitucionalismo elitista construye un edificio institucional hecho, parece, para que manden los grupos instruidos en nombre de toda la población, buscando equilibrios internos que permitan evitar el poder despótico. Pero, con el tiempo, lo que sucede es que grupos pequeños cooptan los espacios, y el sistema deja de funcionar.

Frente a esto, Gargarella propone un modelo dialógico, en el cual las principales decisiones, auténticamente de estado, sean tomadas mediante procedimientos inclusivos que permitan una amplia discusión, en la que participen todas las personas que, pudiendo ser afectadas por lo que se determine, quieran hacerlo.

Este es el corazón de la propuesta del libro. En lugar de sugerir adecuaciones al modelo de partidos políticos, el surgimiento de nuevas divisiones del poder o el atrincheramiento de los derechos (soluciones comunes) propone un cambio total del enfoque, a partir de reconocer que ciudadanía es comunidad, y que justo es en comunidad como podemos abordar los principales retos de la nación.

Además de propuestas concretas, que deben leerse en el libro, el texto resulta pertinente en estos momentos, en que discutimos en México (pero también en Chile y en Argentina, al menos) un cambio en el modelo político. Enfocar el asunto desde una perspectiva constitucionalista que, lejos de temer a las mayorías, busque mecanismos que permitan decisiones informadas, es novedoso y, me atrevo a decir, necesario.

Auténticamente un constitucionalismo democrático.

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