Es el tema permanentemente pendiente de las sociedades del mundo. La justicia social, uno de los fines esenciales del Estado, padece ante la óptica diferente de cada gobernante y visión de país. En México, se ha demostrado que la corriente ideológica neoliberal, su uso y práctica absolutamente extrema, generó la mayor brecha existente entre pobres y ricos en todo el país, además hizo más ricos a los ricos y más pobres a los pobres.
El fenómeno no es exclusivo de México, pero si son muchos los países que han padecido los efectos del máximo desarrollo capitalista. El sistema capitalista puede tener muchas críticas, sin embargo, es el que rige y sigue rigiendo en toda América Latina, con excepción de Cuba. Y sigue rigiendo incluso en Venezuela, Brasil y otros países identificados como “rojos” o con tendencias socialistas.
En realidad, esos países se han caracterizado por generar de manera institucional un esfuerzo por disminuir la brecha entre clases y elevar el nivel de vida de los pobres y las demás clases sociales. Sin embargo, la tarea no es fácil, no es sencilla y tampoco se garantiza que sea efectiva. Ahora mismo Cuba sufre una tremenda inflación económica y los habitantes, con un bloqueo internacional altamente condenado por la comunidad global, sufren el colapso del sistema financiero local.
En Argentina, el voto de castigo de la población llevó al poder a un ideólogo de extrema derecha, Javier Milei, quien insultando a las autoridades en el poder y con un discurso de odio hacia los programas sociales y acciones de intervención estatal a favor de las clases sociales más necesitadas, ha logrado llegar a la presidencia. En menos de 40 días ha devaluado al doble el poder adquisitivo de su moneda, recortado todos los programas de asistencia social, todos los subsidios estatales a favor de diversos productos y eliminado numerosas oficinas gubernamentales.
Las repercusiones no se han hecho esperar, las clases obreras y numerosos opositores a la visión ultraderechista del presidente argentino han tomado las calles para protestar y la Suprema Corte ha dado entrada a diversos juicios que intentan derrocar los decretos presidenciales. Con pronóstico reservado y con una herencia económica bastante complicada, el pueblo argentino espera contra reloj que las promesas del entonces candidato lleguen a ser tangibles y visibles para el pueblo argentino que sufre más que ninguna otra etapa en su historia.
Venezuela ha sido otro ejemplo de cómo un país puede llegar a transformarse con una ideología de paternalismo social, en un gran problema económico y financiero. Por las razones que usted desee, el éxodo de venezolanos a todo el mundo es notorio, buscando mejor vida en otros países y mejores oportunidades para subsistir. Brasil y México son la gran excepción porque a diferencia de los países mencionados, si bien tienen una visión de amplia asistencia social y de apoyo total del Estado a las clases más necesitadas, su realidad económica dista mucho de la de los países antes citados.
El tiempo dirá si en realidad el cambio de rumbo fue el acertado, todo parece indicar que sí, y sólo el tiempo nos dará la respuesta sobre la calidad de las acciones realizadas para reducir la brecha entre pobres y ricos. Es difícil combinar un esquema económico capitalista con principios cuasi socialistas, de visión de apoyo y asistencia a las clases sociales más necesitadas. A pesar de ello, esa visión de apoyo, fomento, desarrollo y existencia de programas de justicia y asistencia social, con la visión y objetivos indicados, forman parte de la agenda 2030 de la ONU, precisamente el 20 de febrero es su celebración mundial. Contrastan grandemente las expectativas que se tienen a nivel global en el tema de justicia social, con lo que realmente han logrado los países en esa materia y América Latina aún tiene mucho por hacer.
Veremos si las grandes propuestas de Andrés Manuel López Obrador, para mejorar la jubilación de los trabajadores y para modificar los esquemas laborales como jornadas de trabajo, así como armonizar los sistemas de ahorro para el retiro, logran hacer una real diferencia en la justicia social mexicana. Es innegable que el pacto social está cada vez más frágil, y la visión de la ONU es reforzarlo a través de la justicia social, pero como muchas de las metas suscritas en la agenda 2030 llevan un notorio retraso considerando que sólo faltan 6 años para tener, al menos eso se pretende, debidamente implementados y cumplidos esos objetivos.
Con la llegada del año electoral, muchos han puesto en tela de juicio los motivos del presidente para hacer sus propuestas en el mes de febrero. Se dice que coincide con un aniversario de la Constitución, casualmente también coinciden con la celebración mundial de la justicia social. Será tarea prioritaria del próximo gobierno federal, y de todos los estatales, hacer que la justicia social sea de crecimiento sostenido, y logren igualar o mejorar lo logrado por el actual gobierno.