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Juegos Legales de Destreza

En la Opinión De

Co autor David González

Ejercer en el mundo jurídico no es muy distinto a participar en un juego de mesa, en el que, además de reglas, funciones y personajes, también existe una estrategia a seguir, y lo más importante: tienes un oponente, sobre quien se debe considerar que si bien no existe oponente pequeño, sí hay una diferencia en las habilidades, estrategias, preparación y en cómo juegues tus cartas para lograr la victoria. Los abogados somos iguales a un jugador de destreza, al menos en la práctica transaccional: cómo jugar tus cartas y lograr que se juegue el juego a tu favor pueden ser factores clave para lograr un resultado satisfactorio para tu cliente. Los autores somos abogados y amantes de los juegos de estrategia (David es experto en juegos de mesa y Carlos experto en juegos de cartas de estrategia) y en el presente artículo expondremos las habilidades que, con base en nuestra experiencia, aportan los juegos y enriquecen nuestra práctica profesional.

¿Qué es un juego de mesa y qué habilidades desarrolla?

Todos conocemos y hemos jugado al menos un juego de mesa, ya sea en familia o con amigos, de pequeños o de adultos, recordando normalmente esa sensación al ganar y/o la felicidad en conjunto. Similar a los juegos de mesa, en la práctica jurídica se analiza la complejidad, reglas, participantes, posibilidades y demás factores determinantes para obtener el mejor resultado, en este caso, en favor del cliente (incluso aquellos fuera de lo cotidiano).

El interés por un juego de mesa surge normalmente por recomendación o por haber visto el mismo en acción, considerando diversos factores como complejidad, reglas, duración, número de participantes, formas de juego (por ejemplo, fillers, cooperativo, legacy, roles ocultos, war games, JDR, CCG, entre otros). En el caso de Catan (eurogame), uno de los juegos más populares a nivel mundial y altamente competitivo donde los participantes comercian entre sí para ayudarse y/o para conseguir sus objetivos de forma más eficaz: el tablero se compone de diferentes campos-recursos (materias primas), que se colocan de forma aleatoria (siempre con el desierto en el centro del juego), asimilando a la realidad en la que profesamos los abogados, pues  cada situación tendrá sus peculiaridades y diferencias y es indispensable la adaptación para alcanzar la victoria.

A diferencia de un juego de mesa tradicional, un juego de cartas desarrolla otro tipo de habilidades, es decir, el factor interacción cobra mayor relevancia cuando además de cuidar tu propio juego, debes tomar decisiones que impactarán en el desarrollo de la partida o en el resultado final. Por ejemplo, uno de nuestros TCG favoritos (Trading Card Game), Magic the Gathering, tiene un nivel de complejidad tremendo, desde que escoges tu mano inicial debes prever el desarrollo del juego y la interacción que habrá con tu oponente, como bien nos lo advirtió una apreciable persona cuando iniciamos nuestra afición: “Debes quedarte con una mano con la que sepas que vas a vencer”. Como todo en la vida, hay personas que te encaminan y enseñan habilidades, métodos, incluso otro tipo de destrezas. En la práctica jurídica sucede lo mismo, cuando tomas un asunto, realizas un due diligence (auditoría legal) y en ese momento sabes lo que hay sobre la mesa y de qué forma puedes plantear/diseñar una estrategia para alcanzar el mejor resultado para tu cliente.

El juego del derecho y cómo ser un mejor jugador

Un abogado transaccional se enfrenta a dificultades diarias en cuanto a cada asunto en específico, es decir, la información preliminar de un cliente (o proporcionada por la contraparte), lo cual define una posible estrategia, así como la información adicional necesaria para fortalecer o considerar cambiar de estrategia, dependiendo de las posibilidades de éxito del asunto en específico (ver tu mano inicial y visualizar una interacción mid-late game). Si esta información no es clara, pide a tu cliente que te aclare cualquier duda que tengas y si es la contraparte quien debe entregar la información, pídela, y ten un registro de cada requerimiento. En cuanto más información tengas será más sencillo definir tu estrategia para poder cerrar un asunto en tiempo y forma.  

Esto implica que, además de conocer el marco jurídico aplicable (las reglas del juego), se debe contar con ciertas habilidades que se van adquiriendo en la práctica.

Cada juego de mesa, cada partida, permite la práctica y/o desarrollo de herramientas (nuevas o previamente adquiridas), que se pueden observar en la práctica por diversos profesionistas jurídicos, tales como:

  1. Comprender, no solo leer, las reglas, la manera de poder aplicarlas.
  2. Adaptarse a las circunstancias, ya sea por (i) personas involucradas, (ii) objetivo, (iii) tablero y cartas que se tienen (presupuesto, tiempo, etc.) y (iv) nuevas reglas (reformas).
  3. Vislumbrar el objetivo de la contraparte, la cual, en ocasiones, no se contrapone.
  4. Aprender a negociar, buscando ceder terreno en ocasiones para obtener mejores resultados.
  5. Desarrollar concentración, memoria, observancia e imaginación, en la búsqueda de resolver problemas mediante toma de decisiones que afectarán el resultado final.
  6. Replantear estrategias y aprender de errores previos para mejorar constantemente en cada partida nueva.

Por otro lado, los juegos de cartas nos proporcionan a los abogados bastantes técnicas o habilidades de negociación, por ejemplo:

  1. Conocer tus fortalezas y confiar en ti mismo. Visualizar tu mano inicial y determinar una interacción posterior.
  2. Saber con quién estás negociando y como lo hace. Leer a tu oponente.
  3. Tener un plan de negociación. Definir posibles jugadas y las consecuencias favorables/desfavorables de cada una de ellas.
  4. Definir el momento específico para cerrar un trato, saber los límites/tiempo impuestos por tus clientes, así como la importancia del asunto para ellos. A veces hay que hacer jugadas arriesgadas, pero con reglas básicas y sin desviar prioridades.

Similitudes estratégicas en el juego y en la práctica profesional. Un buen jugador es un buen abogado.

Como sucede con los juegos de mesa, un buen abogado debe adaptarse al juego y sus características. En ocasiones, se busca tener una mejor mano o replantear-reformar el tablero, pero no siempre es posible y resulta necesario saber adaptarse. Los clientes son quienes nos otorgan estas características y las reglas están puestas por las leyes y autoridades correspondientes, las cuales en ocasiones cambian en ventaja o perjuicio y cómo saber aprovechar estas situaciones dependerá de cada uno. Por ello resulta importante comprender las reglas, saber las características del “juego”, adaptarse y conocer el objetivo para sacar el mayor provecho de cada situación y, aún con una posición adversa, obtener el mejor resultado posible.

Por otro lado, habrá supuestos en los que se juegue sin un adversario y únicamente exista un regulador (autoridad) que determine las opciones y movimientos que podamos realizar. Sin embargo, habrá otros supuestos, en los que existan contrapartes, con jugadores preparados, buscando obtener el resultado anhelado. En el entendido de que dichas contrapartes pueden buscar resultados que se alinean a los nuestros o, incluso, que se lleguen a contraponer, es aquí donde la estrategia entrará en favor de cada uno de los “jugadores”.

Muchas de las habilidades adquiridas como resultado de jugar Magic the Gathering a nivel profesional durante varios años, son utilizadas en la práctica como abogado, uno de los aspectos más relevantes es establecer un plan de negociación, ya que este punto en específico trasciende a la vida diaria, por ejemplo, siempre que vamos a tomar una decisión por más irrelevante que parezca, tratamos de visualizar lo que ocurrirá si tomamos dicha decisión, ¿en qué nos beneficiaría? De manera similar, cuando se toma una decisión en el juego, se prevé su impacto a corto, mediano o largo plazo, en Magic the Gathering cada movimiento es impredecible, lo cual lo hace el juego de cartas más complejo que existe, pero al visualizar los efectos de la toma de decisiones, ha brindado una agilidad mental considerable a la hora de tomar decisiones en el ámbito profesional.

Otro punto importante es leer a tu oponente, es decir, saber con quién estás negociando y como lo hace regularmente. Esto ayudará a definir tu estrategia, tu plan de negociación y hasta jugar un poco con los límites. Es verdad que no siempre te toca negociar con alguien de tu misma experiencia, en ocasiones tu contraparte es menos o mucho más experimentada, lo que flexibiliza el rango de acción y las cartas que juegas. Como en los juegos, la información es poder y cuanta más información tengas para hacer tu jugada, la seguridad con la que lo hagas, aunado al buen uso de las armas y los límites de la negociación, pueden propiciar un mejor resultado de éxito promedio en los asuntos.

Finalmente, el juego de mesa, al igual que la práctica del derecho, nos permite resolver problemas, elaborar estrategias y tomar decisiones, con base en el juego, sus reglas y las características con las que contamos para cada partida. Es de ahí donde cada herramienta que se desarrolla nos facilita la victoria. Es importante recordar que toda partida, ya sea en la práctica profesional o en un juego de mesa, conlleva la siguiente golden rule: se deben cumplir con las reglas del juego, es decir, no hacer trampa. En el entendido que, cuando conocemos a alguien que no sigue o se salta las reglas, por lo general, evitamos interactuar con dicha persona (al menos en una partida), si tienes que jugar con él/ella, gánale limpiamente. Pensemos por un segundo en nuestro juego de mesa favorito (si no tienen uno, piensen en el último que jugaron), ¿Ganaste?, ¿cuál fue tu estrategia?, ¿qué salió mal?, ¿por qué no conseguiste la victoria y qué aprendiste?, ¿qué puedes mejorar? Este tipo de preguntas son clave en el derecho, y siempre se puede aprender de tus partidas y de tus oponentes para mejorar.

foro jurídico David González autor

Asociado en el Despacho Sesma Sesma & McNeese

foro jurídico Carlos Ugalde

Asociado en el Despacho Pérez Correa González

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