“La gentrificación obedece a un cambio en los sectores urbanos para mejorar el estilo de vida derivado de la llegada de inversión privada y pública, acompañado de una mayor plusvalía en el costo del metro cuadrado.”
Antes de iniciar el análisis de este artículo voy a definir lo que es la gentrificación, ya que se trata de un concepto social de actualidad que se está presentando principalmente en las ciudades y comunidades en desarrollo constante. El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define la gentrificación como “el proceso de renovación de una zona urbana, generalmente popular o deteriorada, que implica el desplazamiento de su población original por parte de otra de un mayor poder adquisitivo”.[1] El término gentrificación proviene del neologismo inglés gentry que significa alta burguesía, empleado por primera vez por la socióloga marxista Ruth Glass, de acuerdo con el portal Concepto.[2]
De acuerdo con estas definiciones la gentrificación obedece a un cambio en los sectores urbanos para mejorar el estilo de vida derivado de la llegada de inversión privada y pública, se instalan y se mejoran servicios como la luz, el agua, pavimentado, tubos para instalación de gas, seguridad pública, circuitos cerrados de vigilancia, banquetas, bacheo, recolección de basura, casetas con cuidadores, tiendas de cadenas famosas, etc. Acompañados todos de una mayor plusvalía en el costo del metro cuadrado, por lo general, las zonas donde empieza a darse la gentrificación no se tratan de espacios aislados, atienden a lugares que cuentan con un atractivo natural o cultural. Algunos también por su ubicación céntrica resultan más demandados, como lo señala Luis Alberto Salinas Arreortua, investigador del Instituto de Geografía de la UNAM: “La gentrificación es un proceso de reestructuración de relaciones sociales en el espacio. Hace referencia a que distintos sectores de la población con mayor capacidad económica se apropian de espacios urbanos que presentan ciertas cualidades, por ejemplo, áreas verdes, buena ubicación, equipamiento, infraestructura y zonas culturales que son muy buscadas por el capital inmobiliario”.[3]
Cuando se trata de lugares con atractivos naturales que cuentan con un clima cálido y agradable vista, llamativo para las personas de otros países, el suelo se cotiza en mayor precio y por tanto tienen una mayor demanda. En estos casos y de manera inmediata las grandes desarrolladoras inmobiliarias acaparan los terrenos y casas que se ubican cerca de las playas, zócalos de ciudades principales, aeropuertos, zonas arqueológicas o cualquier punto estratégico no sólo para vacacionar sino para hacer negocios, como es el caso de Nueva York, Ciudad de México, Monterrey, o cualquier otra ubicación interesante con potencial de crecimiento. La Ley de Desarrollo Urbano de la Ciudad de México, en su artículo 1 señala entre otras cosas que esta Ley tiene por objeto establecer las bases de la política urbana de la Ciudad, mediante la regulación de su ordenamiento territorial y que contemple la protección de derechos a la Ciudad de México, el crecimiento urbano controlado y la función del desarrollo sustentable de la propiedad urbana.
Sin embargo, la gentrificación no está cumpliendo a cabalidad con todo lo que establecen las leyes de construcción y urbanización de varios estados de la república, existen infinidad de casos donde la norma establece por decir lo menos, que se puede construir un edificio de no más de 7 pisos de alto, aunque en realidad esos edificios han sido elevados hasta en 20 pisos y operan de manera impune a las reglas de Protección Civil. Este tipo de violaciones a las Leyes de urbanización a lo largo y ancho del país generan, además de personas fallecidas por catástrofes en casos de sismos, una vida más incómoda para las personas que residen a los alrededores. Se trata de que los recursos planeados legalmente no son suficientes en los hechos, se incorporan más personas a las viviendas construidas, lo que conlleva una mayor demanda de servicios públicos y privados, así como un desgaste de la infraestructura de la zona donde se habita, es decir, las banquetas y parques por donde ruedan las llantas de su bicicleta y el paseo de sus mascotas, el pavimento que ocupa su auto al circular, y porqué no decirlo, el ruido que genera para los demás habitantes de la zona.
La gentrificación puede ser benéfica en ciertos aspectos en el sentido de que personas que tienen una propiedad de varios años la rentan en un costo muy elevado a turistas o gente que quiere estar en un lugar más céntrico y no pagar un hotel, también las personas que tienen un negocio a pesar de que la renta sea elevada, obtendrán mayores ventas al estar ubicados en lugares con mayor población y con un estatus más alto que lo que anteriormente tenían.
Sin embargo, el otro lado de la moneda está destapando la parte negativa de esta concentración de población con mejores niveles socioeconómicos. Tenemos el caso de ciudades donde a pesar de ser poco desarrolladas y un tanto arcaicas, eran atractivas por su tranquilidad y belleza colonial o cultural, el turismo fue dándole la importancia que merecían, fueron creciendo desmedidamente hasta convertirse en ciudades grandes, donde si bien, el desarrollo ahora es importante, comenzaron los problemas sociales que conlleva toda gran ciudad.
Por citar un ejemplo y con conocimiento de causa menciono a Cancún en el estado de Quintana Roo, que recientemente cumplió 50 años, pero ahora es sumamente grande y enfrenta problemas de escasez de agua, malos servicios públicos, pero sobre todo problemas de movilidad e inseguridad grave como el narcotráfico y extorsión a negocios, delito mejor conocido como “derecho de piso”.
El caso de Querétaro es diferente, en lo general el tema de la inseguridad ha sido controlado bastante bien, sin embargo, el tránsito y la contaminación ya son un problema constante que antes no padecía la entidad, no se diga en lugares como la Ciudad de México, donde las rentas son muy elevadas y las viviendas cada vez más pequeñas, lo que provoca una migración de personas hacia su vecino Estado de México.
El caso de la Ciudad de México se asemeja al de Mérida, Yucatán, donde los cárteles inmobiliarios se están beneficiando de la alta demanda de compra de viviendas por parte de extranjeros, en su mayoría de nacionalidad estadounidense o canadiense que adquieren propiedades en estas entidades, trabajan a distancia para una empresa de su país, lo que genera que el pago de impuestos por ISR se pague en el país donde laboran aunque el uso de servicios lo llevan a cabo en México, a esto se le conoce como “nómadas digitales”. Al respecto, se han elaborado algunos convenios entre la Unesco, Airbnb y el Gobierno de la Ciudad de México, con el fin de llevar a cabo una regulación adecuada.
Otro gran problema que se está presentando con la gentrificación lo podemos ver con la misma plataforma digital de alquiler Airbnb, donde algunos de los propietarios de los departamentos y casas que se rentan a turistas de placer o de negocios son mexicanos que buscan un ingreso aprovechando su propiedad en “buena zona”, pero muchos extranjeros o empresas inmobiliarias compran inmuebles para arreglarlos y ponerlos en renta a través de este sistema, eso hace que el costo de la vivienda se eleve y afecte también al sector hotelero de la zona.
Según el artículo “Airbnb y el turismo gentrificador, una problemática que apenas comienza”[4], en Nueva York los alquileres se incrementaron en 400 dólares cada año a partir de la incursión de la plataforma en esa ciudad. El artículo señala también que, derivado de la plataforma el gasto en huéspedes de Airbnb en 2019 fue de 2500 millones de dólares, cifra que va en ascenso impulsado por la pandemia del covid-19, donde mucha gente trabajó a distancia y prefirió cambiarse a lugares con mayor naturaleza o con mejores servicios en el caso de las grandes ciudades. Por ejemplo, el artículo menciona que una vivienda que es arrendada en 10,000 pesos al mes, en Airbnb se puede rentar en el doble o triple de esa cantidad, efecto que provoca que los propietarios retiren del mercado “normal” por así decirlo, su vivienda y lo coloquen en la plataforma, lo que eleva los precios de manera desmedida.
En conclusión, la gentrificación es un fenómeno social de movilidad y migración, mejora el nivel de vida para unos, pero desplaza a los pueblos originarios, como el famoso caso de la Torre Comercial Mitikah en el Pueblo de Xoco, alcaldía Coyoacán de la Ciudad de México, o el caso de Santa Fe, que desplazó y dejó sin agua a las colonias de la periferia. Tenemos que hacer un balance de planeación de hasta dónde el corporativismo puede entrar a zonas de valor natural o cultural reconocido a cambio de desarrollo, poner un límite a la explotación de recursos naturales y de crecimiento que traen consigo terribles consecuencias como las que ya abordamos en el análisis de este artículo.
[1] Diccionario de la Lengua Española. “Gentrificación”. Disponible en: https://dle.rae.es/gentrificaci%C3%B3n.
[2] Concepto. “Gentrificación”. Disponible en: https://concepto.de/gentrificacion/
[3] Global Revista. UNAM. ¿Qué es la gentrificación y a quiénes afecta? Disponible en: https://unamglobal.unam.mx/global_revista/que-es-la-gentrificacion-y-a-quienes-afecta/
[4] Juan Tolentino Morales. “Airbnb y el turismo gentrificador, una problemática que apenas comienza”. Expansión. Disponible en: https://expansion.mx/empresas/2022/11/08/airbnb-gentrificacion-nomadas-digitales-cdmx#:~:text=Airbnb%20y%20el%20turismo%20gentrificador,un%20aprendizaje%2C%20los%20riesgos%20sobran.