Llegó el momento de preguntarnos ¿en México hay una verdadera estrategia para combatir a la corrupción?
La reciente investigación de Latinus sobre la “Red de Tráfico de Influencias de Andrés López Beltrán”, con la respuesta del presidente Andrés Manuel López Obrador en el sentido de que 100MDP no son NADA y que sus hijos no son corruptos, deja en claro que existe una permisividad en la llamada Cuarta Transformación para corromperse y el secreto, es tener la bendición del presidente.
Ya sabemos que la manipulación a las contrataciones públicas es un riesgo latente de corrupción y, que en esta administración existe menos transparencia, menos competitividad y mayor afectación económica a las empresas de nuestro país, pero mejor vamos a cuestionar lo siguiente:
- ¿En México tenemos mercado suficiente para gerenciamiento, supervisión y elaboración de proyectos ejecutivos para proyectos de infraestructura? Tenemos un mercado sólido y suficiente para generar competencia, dinamizar el mercado y obtener las mejores condiciones para el Estado, para lo cual, solo necesitamos voltear a ver que la Cámara de Consultoría (CNEC) y a la Cámara de la Construcción (CMIC) representan a gran parte del mercado.
- ¿Existía justificación legal para excepcionar a la licitación pública y elegir una invitación discrecional a empresas coludidas? El procedimiento a privilegiar por mandato Constitucional, es la licitación pública y sólo cuando ésta no sea conveniente, debemos optar por invitación o adjudicación directa, empero, debemos de tener una investigación de mercado tan sólida que no sólo de respaldo a la decisión, sino que justifique que las empresas a invitar cuentan con solvencia administrativa, legal, técnica y económica para realizar el servicio.
- ¿Qué se pierde por no licitar y adjudicar a empresas coludidas? Se pierde todo el sentido de la competencia, se atropellan los principios constitucionales y se incrementan los costos de forma importante por la falta de rivales.
- ¿Por qué hacer una invitación a cuando menos tres personas en lugar de una licitación pública? La gran diferencia entre invitar a licitar públicamente, es el acto discrecional que consiste en decidir cuáles son las empresas que han de participar y cerrar toda la posibilidad a que entre competencia a ofrecer las mejores condiciones para el Estado.
- ¿Existe alguna responsabilidad para los servidores públicos por adjudicar de esta forma?
Los principios Constitucionales en la aplicación de los recursos económicos son actuar con eficiencia, eficacia, economía, transparencia y honradez, además que, al buscar las mejores condiciones para el Estado, que en consecuencia está en asegurar el precio, calidad, financiamiento, oportunidad y demás circunstancias que apliquen. En este caso, al excepcionar la licitación pública se deben acreditar criterios de economía, eficacia, eficiencia, imparcialidad y honradez. Aquí la Secretaría de la Función Pública debe iniciar una auditoría y exigir que se acrediten los requisitos, para en su caso, dar paso a un procedimiento de responsabilidad administrativa.
- ¿Existe conflicto de interés en las adjudicaciones? La evidente relación que tienen los empresarios con el hijo del presidente y la forma de adjudicar a través de una excepción a la regla, en la que participaron empresas probablemente coludidas, es obvio que están privilegiando intereses personales sobre los públicos, pero también existen otras faltas administrativas y tipos penales que son aplicables, por lo que las autoridades encargadas de la investigación y aplicación de la ley, tienen un caso sólido para ser determinantes.
No ha habido un caso ejemplar, que nos muestre siquiera que existe una estrategia, política pública, inversión o ruta crítica, porque a nuestro entender, este tipo de ilícitos deben castigarse sin importar color, afinidad, relación o cualquier vínculo. En un país con Estado de Derecho, la impunidad es baja y los castigos se aplican.
Un país ejemplar en el combate a la corrupción es aquel que ha implementado políticas y medidas eficaces para prevenir, detectar y sancionar la corrupción en todos los niveles de la sociedad. Algunas de las características de un país ejemplar en la lucha contra la corrupción podrían incluir:
1. Una fuerte voluntad política: El compromiso y la determinación de las autoridades políticas es clave para abordar el problema de la corrupción de manera efectiva. Es importante que los líderes políticos muestren una clara disposición para abordar el problema, establezcan medidas efectivas y sean transparentes en su gestión.
2. Un marco legal sólido: Es importante que existan leyes y regulaciones que establezcan estándares claros para la conducta ética y la integridad en los sectores público y privado. Además, es importante que estas leyes sean aplicadas de manera efectiva y consistente.
3. Transparencia y rendición de cuentas: La transparencia y la rendición de cuentas son esenciales para prevenir y detectar la corrupción. Los gobiernos y las empresas deben ser transparentes en sus operaciones y estar dispuestos a rendir cuentas por sus acciones.
4. Participación ciudadana: La participación activa de la sociedad civil es crucial en la lucha contra la corrupción. La sociedad civil puede actuar como un contrapeso a los poderes establecidos y denunciar la corrupción cuando se produce.
5. Tecnología y herramientas innovadoras: El uso de tecnología y herramientas innovadoras puede ser una forma eficaz de combatir la corrupción. Por ejemplo, el uso de sistemas de contratación electrónica y monitoreo de gastos públicos puede aumentar la transparencia y reducir el riesgo de corrupción.
En resumen, un país ejemplar en el combate a la corrupción es aquel que tiene un enfoque integral y sistemático para prevenir, detectar y sancionar la corrupción en todos los niveles de la sociedad. La combinación de una fuerte voluntad política, un marco legal sólido, transparencia y rendición de cuentas, participación ciudadana y el uso de tecnología y herramientas innovadoras son algunos de los factores que pueden ayudar a lograr este objetivo.
Cierro con una frase de Albert Camus: “A veces es más fácil culpar a los demás que reconocer lo que hemos hecho mal y vivir con la propia culpa”.