¿Has visto publicaciones cómo: “Los médicos no quieren que sepas esto”, “No podrás creer la número 10”, “No creerás cómo fue captado este artista”? Y un sinfín de encabezados pegajosos que pretenden atraer tu atención y generar un click. En la mayoría de las ocasiones, este click te direcciona a un sitio cuyo contenido es dudoso, te muestra paupérrimamente la información que prometían y te obliga mirar una absurda cantidad de publicidad antes de llegar al layout que muestra la fotografía o la nota de tu interés. Sin embargo, existen algunos sitios que no necesariamente conducen a un portal confiable y cuyas pretensiones podrían complicar tu vida en el ciberespacio; estos sitios sospechosos se aprovechan de imágenes o videos virales para que el usuario muerda “el cebo”, dé click sobre el vínculo y sea víctima de diversos delitos informáticos. A esta práctica se le conoce como clickbait, cuya traducción más o menos aceptada entre los expertos en la materia es: “Cebo de clicks”.
Según la firma Vesta Corporation, México es líder en el ámbito del comercio electrónico, por lo que resulta el escaparate perfecto para la implementación de protocolos para evitar fraudes, así como el escenario ideal para la proliferación de hackers[1]. Tom Byrnes y Daniel Lee, Director de Marketing y Vicepresidente de e-commerce de Vesta, respectivamente, afirman que su empresa es la única en el mundo capaz de evitar que esos fraudes afecten a los consumidores de sus clientes, sin embargo, eso no evita que exista la aparición de nuevas conductas para perjudicar la credibilidad del comercio electrónico e impactar sus ventas en márgenes millonarios; verbigracia, gracias a delitos cometidos en internet como robo de identidad [Phreaking (especialistas en mecanismos para vulnerar la seguridad de los sistemas telefónicos) y Vishing (Estafa que pretende suplantar la identidad del afectado a través de VoIP/ Voice over IP, recreando una voz automatizada semejante a la de las entidades bancarias), amenazas (Fraudes en e-commerce (portales de subasta), fraudes en línea (compras en tiendas virtuales), Clonación de tarjetas de crédito, robo de información [Carding (utilización ilegal de tarjetas de crédito)], traspasos ilegítimos [Phishing (correos falsos para robar datos de usuarios) y Click-Baits engañosos[2]; sitios como Spotify o Netflix presumen pérdidas desde el 8%, en tanto que existen pérdidas globales entre los 7 y 12% para aquéllos proveedores que han aventurado su camino al contacto digital con sus clientes.
Independiente a los mecanismos de Ciberseguridad que pudiere implementar el sitio o red social que se ve afectada, el principal responsable de la seguridad es el Usuario, por ello, se recomienda abrir únicamente vínculos que provengan de sitios confiables, URL que coincidan con la marca que promueve y evitar caer en las tentaciones que implica leer notas dudosas sobre el “meme” que es tendencia.
[1] Según el Diccionario de Inglés de Oxford, se le puede definir como la persona que usa su habilidad con las computadoras para tratar de tener acceso no autorizado a los archivos informáticos. Oxford University Press. «hacker». Oxford Dictionaries, Oxford Dictionaries. 2010.
[2] CORELLA RAMÍREZ, David, et al. Modalidades de Fraude en la compra-venta de artículos de aplicaciones electrónicas. Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. Boletín ICEA Número 9. Disponible en línea a través del vínculo https://www.uaeh.edu.mx/scige/boletin/icea/n9/e1.html