Hace unos meses, en septiembre para ser preciosos, esta autoría redacto la columna titulada “Reforma Laboral: a las órdenes del T-MEC”, la cual, con todo el temor de caer en arrogancia desproporcionada, pareciera ahora una pequeña predicción de lo que estamos observando esta semana acerca de la aprobación del dichoso Tratado de Libre Comercio.
Desafortunadamente no lo decimos con júbilo, nuestra soberanía ha quedado completamente cuestionada y aunque producto de una negociación, definitivamente debemos concluir en que la balanza se inclinó más en favor de los requerimientos norteamericanos que en los intereses nacionales. ¿Inspectores Laborales?, ¿paneles de expertos?, ¿qué más da?, el punto es que la implementación de nuestra Reforma Laboral, la más importante de los últimos cincuenta años, estará bajo la lupa de nuestros socios comerciales, ya sea para someter una controversia a un panel, donde sea como fuere, estará cuestionada por parte de extranjeros nuestra habilidad para ejercer nuestro propia Justicia Laboral y ello es preocupante, queda claro que existe una necesidad económica de mantener un tratado de libre comercio en la zona, pero el capítulo y adendum laboral del T-MEC dejan muchos aspectos en el aire.
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No perdamos de vista que también existía una rivalidad por el contenido del T-MEC al interior de Estados Unidos, por un lado Robert Lightthizer exigía a México demostrara su voluntad política para llevar a cabo la implementación de la Reforma Laboral y es así que desde el pasado septiembre se han sacado en “fast track” acciones que “acreditan” el compromiso político que tiene nuestro país, por mencionar algunos: la aprobación del dictamen de expedición de la Ley Orgánica de lo que será el nuevo súper Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral, detalle que replico incluso a nivel estatal en algunas entidades federativas como el Estado de México. Por otro lado, el líder Sindical Richard Trumka y la bancada demócrata lidereada por Nancy Pelosi exigían a México en pocas palabras “mejoras salariales” para ceder al T-MEC, ¿qué ha sucedido en este sentido?, se ratificó el convenio 189 de la OIT referente al trabajo y condiciones decentes para las trabajadoras del hogar, adicional a ello todos sabemos que el Salario Mínimo acaba de ser incrementado en un 20%, lo que más allá de una discusión política o social acerca del impacto que pudiera replicar en aspectos como la inflación, la actual administración federal lo pregona a los cuatro vientos y vaya que esto último tiene mucho que ver con los intereses políticos de los demócratas Estadounidenses, ya que ellos al parecer asignan toda la responsabilidad de competencia comercial desleal a México, argumentando que es imposible competir con los bajos salarios que hay en nuestro país, detalle que tristemente es cierto, pero el incremento del 20% está muy lejos de solucionar las carencias de los trabajadores mexicanos y muy lejos de ser suficiente para cerrar la brecha existente entre nuestro salario mínimo y los salarios mínimos de nuestros vecinos del norte. Esta preocupación Rcihard Trumka la había manifestado desde e primer Tratado de Libre Comercio, cuando en los años 90´s sus agremiado marchaban con pancartas donde se leía la frase “four dollars a day, no way” haciendo alusión a los bajos salarios otorgados en nuestro país y vaya que tienen razón si consideramos que incluso con el súper incremento otorgado al salario mínimo esta semana, el pago por una sola hora de trabajo en los Estados Unidos puede superar el pago total de toda una jornada de trabajo en nuestro país, hablando de Salario Mínimo Diario, claro está.
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Desgraciadamente, todos estos esfuerzos no concluirán en un satisfactor para los intereses de nuestros vecinos del norte, ya que los salarios mexicanos seguirán siendo una ventaja para los inversionistas extranjeros y eso sí, nuestra Justicia Laboral se verá encarecida por la intromisión internacional.