“Lo que hacemos o dejamos de hacer está determinado por nuestras sustancias, por el cortisol, la noradrenalina, la corteza frontal que funciona como freno, aunque todavía no es observable, la amígdala cuya función es procesar las emociones, tampoco se ve aunque ya se está estudiando su funcionamiento.”
En esta entrevista, el Dr. Gerardo Laveaga nos habla sobre sobre el contenido de su libro más reciente titulado Leyes, neuronas y hormonas, donde vincula el Derecho con la Biología, en un enfoque polémico y novedoso, según las opiniones de distinguidos juristas como José Ramón Cosío y Diego Valadés. De acuerdo con el Dr. Laveaga, las distintas sustancias que genera nuestro cuerpo, como el cortisol, la oxitocina, la serotonina y la dopamina, entre otras, determinan la conducta de las personas y el alto o bajo nivel de ellas llevan incluso a cometer crímenes violentos. Por lo tanto, afirma el autor, tendrá que llevarse a cabo un profundo cambio en el sistema de justicia, desde los jueces, que deberán contar con conocimientos médicos, hasta las cortes especializadas como ya ocurre en Estados Unidos, donde se crearon las Drug Courts, tribunales que cuentan con programas judiciales especializados en casos de personas con problemas de dependencia del alcohol y otras drogas y que incluyen una perspectiva de salud social. Presentamos a nuestros lectores la parte sustancial de esta interesante entrevista.
FORO JURÍDICO (FJ): ¿CUÁL ES EL TEMA CENTRAL DEL LIBRO LEYES, NEURONAS Y HORMONAS?
GERARDO LAVEAGA (GL): Leyes, neuronas y hormonas es resultado de una desilusión, de un desencanto. Cuanto tenía puestas todas mis esperanzas en las ciencias penales para hacer de este un mundo mejor. Imaginaba que, con un castigo inteligente, con una pena bien administrada, podíamos motivar a las personas y no es así, el derecho penal no nos permite hacer eso. La disciplina que lo permite es la biología, por ejemplo, cuando estudiaba derecho si un hombre tenía un hijo y no lo reconocía, jurídicamente él no era el padre del niño y nadie podía obligarlo a mantener a un hijo que esa misma persona negaba. Actualmente, una prueba de ADN puede asegurar la paternidad y, por lo tanto, la obligación del padre. Hace algunos años en Estados Unidos hubo un escándalo porque un grupo de personas condenadas a pena de muerte fueron perdonadas porque las muestras de semen no correspondían con el ADN de su sangre.
La biología nos está obligando a reaccionar, nos está obligando a tomar distintas posiciones y leyes, y a cambiar la forma de entender la ley. Imaginemos que mañana despenalizan el homicidio y la violación, ya no ocurre nada si alguien asesina o viola a otra persona. ¿Alguna persona saldría a la calle a violar y a matar? Evidentemente no, y al revés, la gente que mata y viola lo hace con ley o sin ley. ¿Qué es lo que hace que las personas maten o violen?, ¿una pena de 10, 20 o 50 años?, tampoco, son las sustancias de las personas. Si mañana desaparecieran las penas por abandonar hijos, ¿quién lo haría?, ¿alguno de los lectores se atrevería a hacerlo? Las sustancias que nos están modelando son las que están llevando nuestra conducta. De eso trata mi libro, de cómo la biología y los avances que vamos logrando en este campo son los que van cambiando nuestra forma de ver, pensar y sentir el derecho que tiene que ser absolutamente reactivo a los avances de la biología.
FJ: USTED AFIRMA QUE SOMOS MÁQUINAS BIOLÓGICAS, QUE NUESTRAS CONDUCTAS NO OBEDECEN A LAS LEYES, SINO A NUESTRAS NEURONAS Y HORMONAS Y QUE A LOS DELINCUENTES MÁS QUE EN CÁRCELES, DEBEN SER TRATADOS EN HOSPITALES.
GL: En el libro sostengo que en el futuro el crimen violento va a ser tema de salud pública, no de derecho penal. Lo que hacemos o dejamos de hacer está determinado por nuestras sustancias, por el cortisol, la noradrenalina, la corteza frontal que funciona como freno aunque todavía no es observable, la amígdala cuya función es procesar las emociones, tampoco se ve aunque ya se está estudiando su funcionamiento. Si una persona no tiene control de esfínteres, su caso debe abordarse desde la perspectiva médica, no desde la penal, civil ni social. Alguien que comete asesinato o violación tiene algún tipo de alteración biológica, por ahí va la línea, esos son los campos que debemos investigar.
Hace algunas semanas se suicidó una exMiss USA, quien en una carta aseguraba que el motivo de su decisión había sido su temor a envejecer. Otras personas toman la misma decisión aparentemente por asuntos similares, porque terminaron una relación, porque los despidieron de su trabajo, etc. Sin embargo, lo que realmente tienen en común estas personas es que en sus cuerpos no producen serotonina, una hormona que se genera en el intestino grueso, todas las curas de la depresión pasan por la serotonina. Cuando alguien toma litio, se libera serotonina y baja el nivel de depresión.
FJ: ¿EN EL FUTURO DESPARECERÁ EL DERECHO PENAL Y SE ABORDARÁ ESTE TIPO DE CASOS BAJO LA PERSPECTIVA MÉDICA?
GL: En el futuro los jueces no serán abogados, sino químicos y farmacólogos. Hoy gastamos millones de pesos en policías, soldados, marinos, agentes del ministerio público, jueces, fiscales, magistrados, para combatir la droga, además de miles de muertos, de disposiciones jurídicas, leyes, reformas, etc. La gran pregunta es ¿por qué se droga la gente? Todos tenemos en el cerebro una sustancia negra donde se sitúa el núcleo accumbens, ahí se genera una hormona, un neurotransmisor llamado dopamina, según al Premio Nobel de Medicina del 2000, Eric Kandel, todo lo que hacemos, lo hacemos para liberar dopamina. ¿Cómo se libera esta sustancia?, de diferentes maneras, algunos hacen deporte, otros practican sexo, escalan montañas, leen libros, etc.
Imaginemos que alguien no puede liberar dopamina de manera natural, para eso hay sustancias que ayudan a liberar dicha sustancia, por ejemplo, la heroína y la cocaína, el problema es que estas sustancias tienen diversos efectos secundarios, lo que genera problemas, negocios, necesidades. La gente que consume heroína y cocaína busca liberar dopamina. Si vamos a una tienda a comprar una caja de tequila, nadie nos dice nada y compramos dos, incluso el policía nos ayuda; pero si a esa misma persona la pescan con más de cinco gramos de mariguana, va a prisión.
En el futuro van a cambiar un montón de figuras y leyes, quedarán pocas personas en las cárceles. Otro ejemplo, si en mi colonia hay un asesino serial, estoy de acuerdo con que lo detengan y lo metan a la cárcel; en el futuro el crimen violento será un asunto de salud pública.
FJ: DESDE SU ENFOQUE, ¿DÓNDE QUEDARÁ LA CRIMINOLOGÍA Y LAS CIENCIAS AUXILIARES DEL DERECHO PENAL?
GL: Me alarma ver la ingenuidad con la que estamos enfrentando el delito. En la antigüedad, las distintas culturas echaban mano de la mitología para explicar los fenómenos naturales. es decir, las culturas antiguas contaban con una serie de ritos para tener contentos a los dioses, fórmulas, procesos, ceremonias. Algo así ocurre con el derecho en la actualidad. De mi libro extraigo este comentario que no les gustará a los abogados promotores de la dogmática penal: hace 4,000 años, en Mesopotamia, yo podía acusar a alguien de haberse acostado con mi esposa, acudía con las autoridades y al acusado le metían la cabeza en el río por tres minutos. Si el acusado salía vivo, se consideraba que el dios Río había juzgado que era inocente y al acusador lo despellejaban por haberlo calumniado, si se ahogaba era culpable y el dios Río lo había castigado. Lo que en realidad se estaba juzgando era la capacidad pulmonar de las personas, no si eran inocentes o culpables.
Hoy la inocencia de una persona se mide por la habilidad del fiscal y del defensor, por la capacidad que tiene un abogado de hacer valer los recursos en los tiempos correctos y por las amistades que tiene. Si tú eres un abogado diestro en los procesos y con buenos amigos jueces y magistrados, el cliente sale, por el contrario, si no lo eres, el cliente se queda. Si hace 4,000 años se juzgaba la culpabilidad o inocencia por la capacidad pulmonar, hoy se juzga por la destreza del abogado. No hemos avanzado demasiado, sin embargo, gracias a los avances biológicos que hemos tenido en los últimos años, el derecho va a ser completamente reestructurado, se creará un derecho nuevo, más de carácter preventivo que de carácter punitivo.
FJ: ¿QUÉ SUSTANCIAS DETERMINAN NUESTRA CONDUCTA?
GL: Existen varias, por ejemplo, la oxitocina es una sustancia que determina nuestro cariño, nuestro apego. En mi libro menciono un experimento que llevó a cabo la Universidad de Emory con dos ratones, uno de montaña, sin oxitocina, y otro de campo con mucha oxitocina. El ratón de campo es una especie monógama, el de montaña es polígama. El experimento consistía en tener a ambos ratones en terrarios separados, separan a ambos machos de la hembra y las crías, y los devuelven después de tres días. En el caso del ratón de campo, sus compañeros corren hacia el macho y frotan sus hocicos, la narrativa sería papá dónde estabas, por qué te fuiste. En el caso del ratón de montaña, la ratona y sus crías siguieron comiendo cuando regresó el macho. Sin duda esta conducta se debe a la oxitocina. Actualmente, se puede medir el nivel de oxitocina en las personas, pero con pruebas complejas, en el futuro las personas decidirán cuanta oxitocina pueden tener dentro de sus cuerpos. Así como hoy se piden exámenes prenupciales, en el futuro se pedirá saber cuánta oxitocina tiene la pareja. En este experimento se inyectó oxitocina a los ratones de montaña y se volvieron monógamos.
Nuestro apego está determinado por una sustancia, nosotros no decidimos quién nos gusta, no elegimos a las personas con las que queremos estar, sino las sustancias de nuestro cuerpo. Por eso mismo una de las críticas a mi libro dice que niega la libertad, algo que no ocurre, sin embargo, cierra mucho su expectativa y su espectro, es decir, somos mucho menos libres de lo que creemos que somos. Si una mujer decide no tener hijos es porque no tiene oxitocina suficiente; cuando una persona decide privarse de la vida, es porque no tiene la suficiente serotonina.
En alguna ocasión yo estaba tomando café con algún amigo, pasó un borracho y nos mentó la madre. Mi amigo se levantó, tomó al sujeto y lo aventó al piso, yo intenté calmar a mi amigo y él me respondió que yo debería hacer lo mismo por la agresión de la que habíamos sido objeto. Mi corteza prefrontal funcionaba mejor que la de mi amigo, es decir, mi freno tenía mayor capacidad para hacer tal cosa; por otra parte, la amígdala se puede calcificar y cuando esto sucede no medimos el riesgo y somos valientes, creo que los grandes militares de la historia como Ciro, Alejandro Magno, Julio César, etc., tenían completamente calcificada la amígdala, como otros personajes relevantes contemporáneos como Bolsonaro, Duterte, Trump. Si tengo una amígdala calcificada y no tengo una corteza prefrontal bien calibrada cuando alguien me insulta reacciono violentamente.
FJ: ¿INFLUYE EL MEDIO AMBIENTE EN LA CONDUCTA DE LAS PERSONAS?
GL: En mi libro dedico un capítulo entero a la epigénetica donde explicó que el medio ambiente influye siempre y cuando altere tu química, por ejemplo, el cortisol, la hormona del estrés. Si de repente ocurre un temblor o hay un incendio, nuestro cuerpo genera cortisol, lo que nos ayudará a que nuestros sentidos se agudicen. Imaginemos que una persona pasa por experiencias diarias que le hacen generar cortisol, este contexto impulsa la destrucción de la oxitocina y la vasopresina, lo que produce una persona sin afecto ni apegos, violenta y agresiva. Cuando alguien genera cortisol constantemente, el medio ambiente altera la conducta.
FJ: ¿A LOS JUECES SE LES TENDRÁ QUE DAR UNA CAPACITACIÓN MÉDICA APARTE DE LA JURÍDICA?
GL: La transición a este tipo de justicia tiene que comenzar enseñando a los abogados algunos elementos. En Chile ya existe una legislación que protege cinco neuroderechos porque Elon Musk ya demostró que si nos introducen ciertos cables en la cabeza podemos lograr controlar la luz, el refrigerador, el agua, y otros servicios de nuestro hogar. Hay muchos riesgos de tener un chip en el cerebro, por eso mismo Chile decidió legislar sobre cinco neuroderechos, es un país pionero, que protegen nuestra intimidad, nuestras neuronas y hormonas.
FJ: ¿CÓMO SE EXPLICARÍA A UNA VÍCTIMA DE VIOLACIÓN U OTRO DELITO GRAVE CUANDO EL IMPUTADO NO ES SANCIONADO DESDE ESTA PERSPECTIVA, SINO QUE SE LE SOMETE A TRATAMIENTO MÉDICO?
GL: También es un tema que considero en mi libro y tomo como referente las palabras de Luigi Ferrajoli: “La prisión no solo es para castigar al delincuente, es para protegerlo de la ira de la gente que fue afectada por lo que hizo”. Supongamos que alguien asesina a una mujer, el farmacólogo argumenta que la asesinó porque tenía un desequilibrio de sustancias, decide inyectarle oxitocina, disminuir sus niveles de cortisol y noradrenalina y a inyectarle vasopresina, y al siguiente día el responsable sale libre como un hombre diferente, amable y gentil. Mientras que algún familiar de la víctima decide tomar venganza. Lidiar con las víctimas será un problema para el cual todavía no hay solución, algunas entenderán que el tratamiento es suficiente, mientras que otras no lo harán porque tienen mucho cortisol.
Actualmente, el derecho tampoco tiene la capacidad de resolver este problema, no termina con las venganzas, satura las cárceles de inocentes y culpables. Considero que es mucho más viable una posición científica con todo lo que implica que apostar por un derecho tan anquilosado como el que tenemos, sobre todo en materia penal. Los biólogos, médicos, neurocientíficos, nos darán la pauta sobre lo que se tiene que hacer, lo que se tiene que cambiar.
FJ: LA PROPUESTA DE CAMBIAR LAS CONDUCTAS SOCIALES CON BASE EN ESTE TIPO DE TRATAMIENTOS PODRÍA CONSIDERARSE IDEALISTA PARA QUIENES TENEMOS EXPERIENCIA EN EL TEMA PENAL.
GL: El derecho tradicional tampoco lo ha logrado, es más idealista considerar que quien comete un delito va a prisión, el inocente no pisa la cárcel, esto es una postura más idealista. No se castiga a todos los que cometen delitos, también sabemos que no todas las personas que están en la cárcel son culpables, este modelo ha sido un fracaso estrepitoso. Nuestra Constitución dice que el fin del sistema penal es reinsertar a las personas, ¿se está logrando este objetivo?
FJ: ES EVIDENTE QUE EL MODELO DE JUSTICIA NO HA REDUCIDO LOS DELITOS VIOLENTOS. SU PLANTEAMIENTO ES NOVEDOSO Y POLÉMICO. ¿QUÉ TIENE PENSADO PARA SEGUIR CON SU PROPUESTA?
GL: ¿Por qué la gente engorda? Porque no tiene peptina, una hormona que regula el apetito y la saciedad. La melanina es una sustancia visible en las personas que la tienen, quienes tienen mucha son muy morenos, quienes tienen poca son albinos, es una cuestión genética. Con el tiempo se pierde la melanina y aparecen las canas, se pierde el colágeno y la piel se hace flácida. Lo contrario ocurre con la oxitocina, la serotonina y la dopamina, es difícil conocer los niveles de estos elementos, pero en el futuro lo sabremos y entraremos en otros terrenos.
FJ: HAY QUIENES PIENSAN QUE QUIENES COMETEN CRÍMENES VIOLENTOS DEBEN SER SOMETIDOS A UN TRATAMIENTO BIOQUÍMICO.
GL: Si una persona asesina a un familiar mío, yo querría tomar venganza de manera violenta. El tema es que asesinó a otra persona porque tenía un problema biológico y eso no se puede negar a pesar de mi enojo excesivo, pero nadie en su sano juicio actúa de esa manera. En este caso repito la pregunta que ya había planteado anteriormente, ¿si en el futuro despenalizaran el homicidio, yo tomaría la decisión de hacer lo mismo con el asesino de mi familiar? Evidentemente no tomaría esa decisión. Las personas no asesinamos porque queremos evitar cumplir una pena en la cárcel, sin embargo, si un día la vida de una persona o la de sus seres queridos está en peligro por la agresión de otra persona, no se lo piensa y puede incluso asesinar al agresor, lo que se considera una reacción biológica de supervivencia. Un asesino serial tiene un desperfecto, como una persona que se orina en público puede tener un problema en el esfínter, ¿esta última debe ser castigada por no poder controlar una parte de su cuerpo?, por supuesto que no, lo mismo ocurre con quien no controla su corteza prefrontal. En este momento si me entero que cerca de donde vivo hay un asesino serial, sin duda seré el primero en pedir que lo capturen, mañana, con el desarrollo de estas propuestas, será distinto.
FJ: ¿CUÁL ES EL GRADO DE COMPLEJIDAD PARA LLEVAR A CABO ESTE TIPO DE TRATAMIENTOS?
GL: Actualmente es muy complicado. En las Olimpiadas de Tokio, una corredora sudafricana, Caster Semenya, obtuvo triunfos importantes en su categoría, según los exámenes realizados, la atleta tenía altos niveles de testosterona en su cuerpo, las demás competidoras decidieron competir con ella, pero con la condición de que se sometiera a tratamiento para bajar sus niveles de testosterona. La Federación de atletismo hizo caso a la propuesta y condicionó a Semenya a bajar 5 nanomoles de testosterona para poder competir. En desacuerdo, la corredora llevó su asunto a la Corte penal de Suiza, sede de la Organización Internacional de Atletismo, la Corte decidió regresar el caso a la Federación. Este caso demuestra que los casos son cada vez más biológicos, por ejemplo, en Estados Unidos ya existen cortes de drogas para tratar casos de adicción, es decir, ya se acerca más a un tema de salud, este tipo de perspectiva se va imponiendo paulatinamente.
“En Estados Unidos ya existen cortes de drogas para tratar casos de adicción, es decir, ya se acerca más a un tema de salud, este tipo de perspectiva se va imponiendo paulatinamente.”
¿Por qué en algunos países hay menos homicidios que en otros? Porque el medio ambiente es propicio para que no se altere el organismo de las personas. En un lugar donde hay mayor equidad en la población social, económica, etc., las sustancias están equilibradas; en un lugar como nuestro país donde las diferencias son muy marcadas, la gente está frustrada, furiosa, lo que genera cortisol y agresividad en las personas.

Gerardo Laveaga es Abogado por la Escuela Libre de Derecho, Maestro en Derecho por la UIA y Doctor en Derecho por la UNAM. Ha ocupado cargos importantes como la Dirección General de Comunicación Social de la SCJN y Director del INACIPE. Ha colaborado en los periódicos El Financiero, Novedades y Reforma. Ha sido reconocido con el Premio Nacional de la Juventud 1985, el Premio a la Excelencia Maestro Jesús Reyes Heroles 1995 y el Premio Nacional de Periodismo José Pagés Llergo 2006, entre otras distinciones. Fue distinguido con la Orden Nacional del Mérito, otorgada por el gobierno de Francia en 2012.