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El Abogado Digital Rompe Paradigmas y Aplica Criterios Multidisciplinarios en el Quehacer Profesional

Ana Bello es Licenciada y Doctora en Derecho Público por la Universidad Veracruzana, y Maestra en Relaciones Internacionales por el Colegio de Veracruz. Cuenta con experiencia en el servicio público federal, estatal y municipal, en materia de transparencia, acceso a la información y protección de datos personales.

Ha colaborado en proyectos académicos vinculados con las Tecnologías de Información y Comunicación, entre los que destacan: Ejercicios Locales de Gobierno Abierto, Capítulo ORFIS (como integrante del equipo del Colver) y Observatorio Electoral 2.0, proyecto del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. Asimismo, forma parte del Programa Interdisciplinario de Rendición de Cuentas (PIRC), creado por el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), y de la Red Académica de Gobierno Abierto (RAGA).

Actualmente ocupa el cargo de Directora de la Unidad de Transparencia del Ayuntamiento de Poza Rica de Hidalgo, Veracruz.

¿Desde su óptica, cómo la tecnología ha modificado la práctica de los abogados?

Antes de hablar de cómo la tecnología ha cambiado el ejercicio de la profesión, deberíamos analizar cómo las tecnologías de la información y comunicación (TIC) han marcado un antes y un después en la sociedad.

El uso de plataformas digitales agiliza los procesos administrativos y jurisdiccionales, e incluso son más seguros que los que realizamos en papel impreso.

Diversos sociólogos y politólogos dedican numerosos estudios sobre la forma en que las personas se comunican, esta acción ha sido la base sobre la cual se estructura la sociedad y con ello el Estado. Al ser el Derecho un producto social, no existe posibilidad de rigidez, nosotros como profesionales de la ciencia jurídica debemos romper paradigmas clásicos y evolucionar a la par de los nuevos requerimientos sociales.

Por lo cual, sin duda el abogado actual no debe ser indiferente al avance de las TIC, debiendo conocer las nuevas formas de interactuar con el sector privado y el público.

Es decir, debemos estar conscientes que todos los días se realizan transacciones electrónicas, la interacción entre las personas es cada vez más on line, incluso el gobierno ha encontrado en las TIC un foro ideal de comunicación inmediata y eficaz en la población, creando nuevas herramientas democráticas de participación, a lo que deberá agregarse la implementación de servicios públicos a través de apps y sitios web.

Por tanto, el gran reto que tenemos los abogados es no quedarnos atrás en cuanto a tecnología, al contrario, debemos correr a la par, no me atrevo a decir que rebasarla, pues las TIC si bien ofrecen grandes beneficios y oportunidades, también implican riesgos, los cuales conocemos de forma empírica.

“Las técnicas de aprendizaje se deben modernizar, con escenarios digitales que permitan la educación a distancia o que provean de espacios de práctica virtual que coadyuven a la formación académica.”

En ese sentido considero que lo que ha cambiado en la práctica de la abogacía es, en primer lugar, el gran cúmulo de información que ofrece la apertura digital; en segundo lugar, los nuevos conflictos jurídicos que surgen por el uso de la tecnología que desdibuja límites de espacio y tiempo, finalmente creo que hemos entendido que el uso de plataformas digitales agiliza los procesos administrativos y jurisdiccionales, e incluso son más seguros que los que realizamos en papel impreso.

¿En qué va a cambiar la práctica profesional de los abogados en el futuro cercano?

En primer lugar, considero prudente señalar los cambios que deben darse desde la manera de enseñar Derecho, las universidades deberán actualizar los programas de estudio de la carrera, incluyendo materias que solo se ven en nivel de posgrado, como son: ciberdelitos, protección de datos personales, comercio electrónico, gobierno electrónico, democracia digital, por mencionar algunos.

Aunado a lo anterior, las técnicas de aprendizaje se deben modernizar, con escenarios digitales que permitan la educación a distancia o que provean de espacios de práctica virtual que coadyuven a la formación académica.

Ahora bien, el futuro de la práctica profesional de los abogados deberá tomar en cuenta la gran apertura digital que existe, siendo necesario estar a la vanguardia de los nuevos enfoques y criterios internacionales, para poder analizar los conflictos de naturaleza legal que puedan presentarse con la aparición de nuevas tecnologías, analizando el origen de los mismos y ofreciendo opciones para mitigarlos.

Como ya mencioné, los abogados debemos adecuarnos a la realidad social, por tanto, cada vez cobrará más fuerza la implementación de trámites digitales en materia administrativa y jurisdiccional, lo que eventualmente implicará una adecuación al marco normativo en materia procesal.

Es preciso señalar que el gran reto sin duda será la implementación de inteligencia artificial, la cual lejos de considerarla competencia representará una herramienta de apoyo a la labor del abogado, al permitir el procesamiento de una gran cantidad de datos en poco tiempo, haciendo más eficiente y eficaz el análisis documental.

¿Para usted qué significa el concepto de abogado digital?

Es el abogado que se mantiene actualizado, es decir aquel que rompe paradigmas clásicos y propone soluciones a los conflictos de naturaleza jurídica, política y social que se producen con motivo de las TIC, teniendo la necesidad de aplicar criterios multidisciplinarios en el quehacer profesional.

En consecuencia, es un profesional de la ciencia jurídica, que entiende del sector privado las nuevas formas de comunicación y transacciones entre particulares, así como sus riesgos; y del sector público los alcances del suministro de servicios digitales y el fomento de la participación social, que coadyuva a la construcción de una nueva democracia en línea.

Los abogados debemos adecuarnos a la realidad social, cada vez cobrará más fuerza la implementación de trámites digitales en materia administrativa y jurisdiccional, lo que eventualmente implicará una adecuación al marco normativo en materia procesal.

Por tanto, es un profesional del Derecho consciente de las nuevas necesidades de la sociedad, cada vez más inmersa en un mundo digital,

¿Qué tienen que hacer los abogados actuales para convertirse en abogados digitales?

Es una pregunta difícil pues en plena era digital aún existen abogados que se niegan a reconocer que muchos paradigmas estudiados ya han sido superados, por otra parte, se aferran a la idea de entregar documentación en las diversas oficialías de parte, cuando existen procedimientos digitales más agiles y prácticos.

Por tanto, creo que la primera barrera a superar es el miedo a la tecnología, ya que no es ajena a nuestra profesión al contrario es una herramienta útil para el desarrollo de la misma, la segunda es la aceptación de nuevas realidades sociales y por ende jurídicas que nos obliga a mantenernos actualizados; insisto los abogados trabajan con la sociedad por lo que debemos conocer sus necesidades.

Es por ello que la capacitación debe ser una actividad permanente precisamente en las TIC, además de un gran bagaje de información al alcance de todos, encontramos herramientas de aprendizaje que son empleadas para cursos en línea y la posibilidad de generar redes de conocimiento compartiendo experiencias del ámbito jurídico.

Invitaría a los colegas a continuar capacitándose y compartiendo sus conocimientos en este apasionante tema de las tecnologías de la información y su incidencia en el Derecho.

 

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