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El Abogado Digital es un Líder que Construye Puentes entre la Tecnología y el Derecho

Entrevista con Janet Huerta Estefan

 

La Maestra Janet Huerta es Mercadóloga de profesión, pero ha dedicado la mayor parte de su trayectoria profesional al desarrollo de contenidos y educación especializada para abogados.

Actualmente es Directora Ejecutiva del Grupo Editorial Foro Jurídico y Directora de la Universidad Ius Semper, institución educativa que tiene como objetivo desarrollar programas de actualización que difundan el conocimiento y prácticas actualizadas del Derecho en México. Es conferencista sobre temas digitales. A continuación presentamos su entrevista.

 

¿Cómo ha cambiado la tecnología a la práctica de los abogados?

Claro que la ha cambiado y de una manera tan rápida que no logramos darnos cuenta de la dimensión de este cambio. Si entendemos que el Derecho, en cualquiera de sus ramas, no hace más que establecer los sistemas normativos de las interacciones sociales, obviamente siempre al Derecho le va a afectar el cómo y a través de qué medio interactúa la sociedad, ya sea para hacer negocios o relacionarse y comunicarse entre sí.

Todos sabemos que las nuevas tecnologías han cambiado el quehacer humano, los modelos de negocios, la forma en la que nos educamos, compramos y nos transportamos. Entender todos estos cambios es entender cómo y porqué cambia la práctica del abogado.

El abogado es un profesional que ayuda a los humanos a solucionar sus conflictos, y cada vez más los conflictos que surgen cuentan con una vertiente tecnológica, ya sea porque se envió información a través de un medio electrónico (correo, mensaje, etcétera), se pagó con un medio electrónico o se interactuó mediante una red social. Por ello, el abogado tiene que saber qué es lo que está pasando en esta interacción y cómo la herramienta tecnológica incidió en este conflicto.

Para los abogados postulantes, el 60% de los casos que se llevan a cabo en los tribunales son civiles, familiares y mercantiles, esto quiere decir, que son conflictos que se dan entre socios, empresas y familiares; resolver estas controversias ante un juez implica usar pruebas digitales, demostrar un mensaje a través de WhatsApp, comprobar firmas o consentimiento de una acción a través del uso de una cuenta o usuario digital.

 

El Derecho y las normas tradicionalmente son locales y la tendencia de la globalización a veces hace que los sistemas normativos ya no sean eficientes para solucionar las controversias que se suscitan. El abogado debe de salir de la mentalidad local y limitativa porque pensar en un mundo digital es pensar global.

 

Por otra parte, es importante entender cómo la Inteligencia Artificial (IA) ha llegado a revolucionar el mundo. Debemos aprender cómo usar la IA no sólo para estructurar el sistema normativo sino para poder incorporarla en la práctica del Derecho y poder eficientar los procesos. Un gran porcentaje de despachos de abogados en países avanzados ya usan softwares con IA para analizar contratos y elaborar estrategias legales tomando en consideración leyes, sentencias similares, antecedentes del despacho, entre otros. Asimismo, algunos poderes judiciales también usan ya algoritmos para predicción de conductas delictivas, para procesos de gestión judicial e incluso para propuestas de elaboración de sentencias.

 

¿En qué campos consideras que la tecnología ha cambiado más a la profesión?

 En primer lugar, ha impactado al abogado de empresas ya que son éstas las que están a la vanguardia de los cambios, son corporativos que pertenecen a organizaciones internacionales y las que ya están haciendo negocios de una manera diferente, utilizando la tecnología, tanto local como internacionalmente. Estas empresas ya registran algoritmos como parte de su secreto industrial, los comercializan, solucionan conflictos entre usuarios con sus propios mecanismos de autorregulación, analizan los datos y metadatos de sus clientes como estrategia de negocios, usan criptomonedas como forma de pago, entre otros.

Siempre han existido cambios tecnológicos, sin embargo, cada vez es mayor la velocidad de los cambios. Considero que el internet es una de las herramientas que más ha contribuido a esta transformación, pero aún más lo ha sido la llegada de los dispositivos móviles y del cómputo en la nube, incorporando así la posiblidad de la portabilidad de la información y el aumento exponencial en la capacidad de almacenamiento. Si nos ponemos a analizar, tenemos relativamente poco tiempo usándolos, sin embargo, algunos ya no podríamos imaginar nuestra vida sin estas tecnologías.

Esta situación nos abre un umbral de nuevas posibilidades para que surga el conflicto, ya que hoy te pueden hackear en cuestión de segundos una cuenta de banco y vaciarla, robarte tu identidad y hacer pagos con tu tarjeta o acceder a información confidencial.

Surge además un conflicto de jurisdicción ya que una transacción se puede hacer a una empresa estadounidense, que tiene la información en servidores en Irlanda cuya oficina operativa está en Alemania. En tal caso la pregunta sería, ¿a quién le reclamo, y si demando qué legislación aplica? El Derecho y las normas tradicionalmente son locales y la tendencia de la globalización a veces hace que los sistemas normativos ya no sean eficientes para solucionar las controversias que se suscitan. El abogado debe de salir de la mentalidad local y limitativa porque pensar en un mundo digital es pensar global.

 

¿Ante los cambios que describes consideras que los abogados deben sólo conocer las nuevas tecnologías y leyes o consideras que tienen que cambiar su forma de pensar, de educarse y su forma de actuar?

Yo estoy de acuerdo con aquellos que dicen “regula la conducta y no el medio”. Existe un debate sobre si las leyes se deben de modificar o si podemos adaptar los conceptos del Derecho actual a conductas que se llevan a cabo en internet.

Creo que en algunos casos y materias sí es necesario hacer ligeras adecuaciones a las leyes, sin embargo, en su mayoría no se requiere modificar, sino sólo entender y diferenciar entre la conducta y el medio usado, para ver cómo las figuras del derecho aplican en cada caso. Todos sabemos que si alguien irrumpe con un acceso no autorizado en tu domicilio y se lleva muebles, está incurriendo en una conducta delictiva. Lo mismo pasa en el mundo digital. Tu casa/domicilio es tu computadora o tu dominio y si alguien irrumpe a través de la tecnología de manera no autorizada y se lleva o te retiene tu información a cambio de un pago, está incurriendo en exactamente la misma conducta.

 

En la actualidad, un abogado que quiera adaptarse a la nueva realidad que estamos viviendo, debe de entender cuáles son los conceptos y cómo se está modificando la conducta humana. De esta forma podrá transformarse en lo que yo llamo un Abogado Digital, aquel profesionista del Derecho que entiende que hoy un algoritmo puede dirigir más la conducta de las personas que una ley.

 

El desconocimiento de la tecnología lleva a la sobrerregulación. No entender qué está pasando o tener miedo a qué puede pasar si los desarrollos tecnológicos se nos “salen de las manos” nos lleva a querer controlarlos. Sin embargo, esas medidas no siempre son las mejores ni mucho menos eficientes.

La sociedad digital y exponencial se necesita regular con la propia tecnología, es por eso que las mayores plataformas del mundo invierten mucho en desarrollar sus propios mecanismos de autorregulación o solución de controversias. Tal es el caso de Audible Magic que protege los derechos de autor en los videos de YouTube, Rights Manager en Facebook, o los mecanismos que han incorporado estas dos redes, así como Google y Mozilla para contrastar datos e información errónea con el objetivo de combatir las fake news. Con la inmensa cantidad de información que se publica, se comparte en internet y las millones de operaciones y transacciones que se llevan a cabo por segundo es imposible pretender solucionarlas con las leyes o en los tribunales. Por ejemplo, el año pasado se solucionaron más conflictos en la herramienta de autorregulación de eBay que en todas las cortes de Estados Unidos.

El internet y las tecnologías de la información sólo son un medio y las conductas siempre vienen de una persona. Atrás de una computadora, de un algoritmo, o de un delito cibernético siempre habrá una conciencia humana, y considero que ahí es en donde nos tenemos que enfocar, en la apertura al cambio, la adaptabilidad y sobre todo en la ética de los profesionales del Derecho.

 

En la actualidad, un abogado que quiera adaptarse a la nueva realidad que estamos viviendo, debe de entender cuáles son los conceptos y cómo se está modificando la conducta humana. De esta forma podrá transformarse en lo que yo llamo un Abogado Digital, aquel profesionista del Derecho que entiende que hoy un algoritmo puede dirigir más la conducta de las personas que una ley.

 

¿Los avances y la velocidad con la que se mueven los humanos y la tecnología han creado una gran brecha digital en el mundo de los abogados, cómo ves el futuro de la práctica profesional de los abogados?

 Primero me gustaría hablar del presente, la brecha digital es un asunto generacional, las nuevas generaciones ya traemos nato el entendimiento y uso de la tecnología, contra la generación anterior que son los que actualmente están en las posiciones de liderazgo de las empresas, del gobierno o de los despachos, y quienes en ocasiones no alcanzan a dimensionar la importancia de aplicar la nueva tecnología.

Para esos líderes, yo les recomendaría que aunque los sistemas y creencias que tengan les hayan servido toda la vida, se abran a los beneficios de eficiencia y transparencia que genera la tecnología y que confíen en los nuevos talentos que poseen una mentalidad fresca para proponer nuevas formas de crecer las empresas y solucionar conflictos a través del uso de la tecnología.

Respecto al futuro, considero que en aproximadamente unos 5 o 10 años, una vez que los millenials ocupen las posiciones de liderazgo, será cuando estemos dentro de la verdadera transformación de las empresas o instituciones.

A los abogados, yo les diría que va a cambiar la práctica del Derecho, el abogado del futuro no va a ser mejor porque conozca las leyes porque esas ya cualquiera las tiene disponibles en un clic. El abogado exitoso será quien sepa solucionar conflictos, lo que implica no sólo tener conocimientos de Derecho y digitales, como hemos visto, sino habilidades de negociación y hasta psicológicas para comprender la conducta humana.

Como ya mencioné, los problemas que se suscitan en el mundo digital deben tener soluciones digitales, por lo que deben de ser los abogados los que estén detrás del desarrollo de la tecnología necesaria para mediar entre las partes. El abogado exitoso va a ser aquel que sepa gestionar los sistemas de tecnología aplicados al Derecho.

Pongo un ejemplo, en Estados Unidos el 40% de los despachos de abogados y de los departamentos jurídicos de las empresas ya están usando sistemas de inteligencia artificial para análisis de contratos. Y está comprobado que este tipo de sistemas artificiales son mucho más eficientes y pueden presentar una estrategia interna en una hora, una actividad que tardarían hasta 10 horas en realizarla 10 abogados.

Es importante decir que la IA no sustituye al abogado, porque en algunos ámbitos se ha dicho que esto puede causar que desaparezca la profesión, y no es así. Aunque es conocido el caso del robot que le ganó al campeón mundial de ajedrez, los expertos concluyen que a pesar de que un sistema de IA pueda aprender a jugar ajedrez en menos de cuatro horas, cosa que a una persona le llevaría años o décadas, la mejor estrategia de ajedrez hoy en día no es la del robot, sino aquellas que han construido en conjunto el robot con la mente humana.

Esta es la misma posición que debemos de adoptar en el mundo jurídico. No alejarnos por miedo a lo desconocido sino participar con una visión entusiasta hacia la posibilidad. El desarrollo de los softwares y tecnología que mejorará la práctica de esta profesión requiere de abogados que diseñen los procesos jurídicos y analicen los datos necesarios.

En resumen, debemos dejar las labores repetitivas jurídicas que no generan valor a las máquinas y robots y esto permitirá al abogado ser más estratégico en su quehacer y en su pensar. El mejor abogado será aquel que sepa cómo implementar las herramientas tecnológicas para mejorar los procesos legales y jurídicos en donde sea necesario.

 

¿Qué es un abogado digital?

 Un abogado digital es un líder que genera transformación en cualquier sector o actividad que tenga que ver con el mundo jurídico o la aplicación del mismo. Es aquel que construye puentes entre el paradigma legal y la realidad tecnológica, así como entre personas. La digitalización nos está cambiando a todos y aún nos enfrentamos a mucha desinformación y resistencia, por lo que considero que este liderazgo necesita no sólo adquirir conocimientos sino desarrollar inteligencia emocional, autoconciencia, y adaptabilidad que son habilidades y competencias que no tienen que ver con el derecho.

Nos estamos enfrentando a un rompimiento general con las viejas estructuras empujadas en gran parte por la tendencia a la descentralización. Los mecanismos de autorregulación, el blockchain y la tecnología en general abren más la información y los datos, trayendo consigo transparencia, dándonos poder como usuarios, consumidores y ciudadanos y dejando atrás la necesidad de contar con autoridades o medios centrales para vigilar o “guiar” nuestro camino como sociedad. Claramente este cambio trae mucha incomodidad. El abogado digital será quien lidere estos cambios y hará la transición hacia contar con un verdadero gobierno abierto, construirá los procesos de justicia y parlamento abierto. Será quien garantice la seguridad de la información en las empresas e instituciones que usen medios digitales y electrónicos. La tecnología nos permite tener una verdadera rendición de cuentas y medición de resultados.

 Asimismo, el abogado digital es el profesional del Derecho que tiene y/o desarrolla una inteligencia digital. Es aquel abogado que además de tener una inteligencia analítica para poder analizar o interpretar las leyes individuales, debe tener una inteligencia sistémica, que entienda cómo se interconectan y cuál es la interdependencia de todos los elementos y sus partes. Porque al final de cuentas internet nos permite conectarnos y entender a la persona como un organismo, al sistema judicial como un organismo, a la empresa como un organismo. La inteligencia digital entiende la interconexión de la información y la multifactorialidad de las controversias, presentando así soluciones colaborativas.

 

¿Qué es una solución colaborativa?

 Estamos sumergidos en una era y una economía colaborativa. Este fue un paradigma que se transformó con la transición de la era industrial a la era del conocimiento o de la información. En la primera, el paradigma de producción estaba basado en la escasez, mientras más capacidad de producción yo usaba en una máquina, menos capacidad me quedaba, por lo que si un lado de la balanza ganaba, el otro perdía. Sin embargo, en la era del conocimiento es al revés, pasamos a un paradigma de abundancia ya que ahora mientras yo comparto más conocimiento, lo que pasa es que se produce aún más. Esto nos lleva a un ganar-ganar y para mí esta es la mentalidad que a muchos todavía les está costando cambiar.

Yo vería la creación de soluciones colaborativas en dos vertientes. Primero en la generación de sinergias entre abogados. En “cambiar el chip” y dejar de ver al abogado de al lado como una contraparte o como rival, por el contrario, es un colaborador que junto contigo persigue un mismo objetivo, solucionar un conflicto de tal forma que ambas partes puedan salir satisfechas con el resultado. De hecho es reciente pero ya existe en México la práctica del abogado colaborativo que es una etiqueta que se le da a los abogados que se comprometen a llegar a acuerdos evitando el litigio.

Por otro lado, llegar a soluciones colaborativas en el ámbito jurídico implica también salirnos de la caja del Derecho y colaborar con otras disciplinas. Los abogados de antes eran como llaneros solitarios y pensaban: “sólo trato con abogados y sólo sé de Derecho”, su mundo era sólo de casos y leyes. Justo en la inteligencia sistémica entra el nuevo paradigma de la multidisciplinariedad. Si junto a las finanzas y la tecnología surgen las empresas Fintech, o de tecnología financiera. Si junto a un abogado con un informático nace Max, el primer robot que da asesoría legal gratuita. Si junto a un abogado con un politólogo y un biólogo nace el Observatorio de la Corrupción y la Impunidad que hoy analiza los avances de la corrupción con el mismo enfoque que un médico analiza el esparcimiento del cáncer.

 

¿Qué recomendarías a los abogados para convertirse en abogados digitales?

México necesita más abogados digitales, las empresas e instituciones necesitan que ellos abanderen esta transformación. Te cuento un ejemplo de los retos que enfrenta el país en este aspecto: una empresa muy grande en México adquirió un sistema de Inteligencia Artificial llamado Ross para hacer estrategias de litigio en su área jurídica, sin embargo, decidieron abortar el proyecto bajo el argumento de que no funcionó. Entender la IA nos llevaría a ver que ese sistema fue desarrollado en Estados Unidos, por abogados norteamericanos y que probablemente sus algoritmos hayan sido alimentados con datos de casos de ese país, por lo que no necesariamente está adaptado al sistema legal mexicano.

Mi pregunta entonces sería ¿si empresas grandes como ésta no asumen el liderazgo para desarrollar los sistemas que puedan aplicar para México, o no cuentan con los profesionales aptos para poder hacerlo, entonces quién lo hará?

Se necesitan líderes para crear un sistema de inteligencia artificial para despachos de abogados mexicanos, donde se empiecen a meter casos de nuestro país, que se programe con las leyes mexicanas y entonces toda esta información pueda, el día de mañana, ser compartida con otros despachos.

Yo invitaría, en primer lugar, a todos los abogados a que abanderen el cambio, a que la gente que tiene posibilidades, que son líderes en cualquier sector que tenga que ver con temas jurídicos, se eduque, investiguen y vean de qué forma pueden tomar los beneficios de la tecnología y aplicarlos en sus propias áreas.

En segundo lugar, creo que debemos de trabajar en el desarrollo de competencias y habilidades personales que nada tienen que ver con el Derecho, como la inteligencia emocional, el liderazgo, la negociación, la gestión del cambio, sobre todo porque adaptarse a la tecnología es un factor de capacidad humana.

Y finalmente hay que dedicar tiempo a estudiar los detalles de cómo funciona la digitalización, sus alcances y las nuevas aplicaciones tecnológicas, unos para manejarlas y desarrollarlas y otros para ser usuarios de sus beneficios.

 

“Un abogado digital es un líder que genera transformación en cualquier sector o actividad que tenga que ver con el mundo jurídico o la aplicación del mismo. Es aquel que construye puentes entre el paradigma legal y la realidad tecnológica, así como entre personas. La digitalización nos está cambiando a todos y aún nos enfrentamos a mucha desinformación y resistencia, por lo que considero que este liderazgo necesita no sólo adquirir conocimientos sino desarrollar inteligencia emocional, autoconciencia, y adaptabilidad que son habilidades y competencias que no tienen que ver con el Derecho.”

 

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